Mi vecino de enfrente.

❀13

"Comienzan las vacaciones".

La última clase había llegado a su fin y con ello las vacaciones comenzaban, lo cual para los estudiantes eran gratificante. Al sonar la campana finalizando las clases todos los alumnos de la clase se levantaron y comenzaron a hablar sobre sus planes. Las conversaciones eran animadas, algunos comentaban los países que visitarían, las fiestas que darían y los lugares para ir. Yuuri en cambió se tomaba todo el tiempo del mundo para guardar sus cosas y estar dispuesto a irse de aquel lugar.

No era que le desagradara, nada más que, sabía perfectamente que él no pertenecía a ese grupo de personas.

—Oye Viktor —dijo una mujer de cabello rubio sentándose en el regazo de su compañero —¿dónde pasarás las vacaciones? Mi familia no va a estar en casa por dos semanas, si quieres puedes ir y divertirnos un poco.

Al tiempo que lo decía le dio un beso al ruso en la mejilla, lo cual él rio divertido sin inmutarse o siquiera avergonzarse.

—Me encantaría, pero tengo otros planes para vacaciones —dijo mirando de reojo a Yuuri detrás de él —me dedicaré a cuidar a un lindo hámster.

Todos rieron en diversión sin entender la referencia.

—Pero que lindo, nunca me imaginé que fueras amante de los animales —la chica se acercó más a Viktor y rodeó su cuello en un abrazo.

—Me gustan mucho, aunque este pequeño es un poco malo, es muy orgulloso.

—¿Y cómo se llama? —preguntó otra chica a su lado divertida y enternecida sobre lo que acababa de decir Viktor.

—No lo sé, prefiero no ponerle nombre, primero me tengo que ganar su confianza.

Todos a su alrededor rieron, las chicas se enternecieron pensando que de verdad el ruso hablaba de un animal tierno como lo era un hámster, más nunca pensaron que la referencia había sido a Yuuri.

Cuando todos rieron, el japonés tomó su mochila y salió del salón de clases, donde estaba dispuesto a retirarse.

Viktor notó ese gesto y su sonrisa se extinguió.

—Lo siento mucho —dijo tomando a su compañera de la mano indicándole que se levantara —me tengo que ir, nos vemos dentro de un mes.

Todos hicieron un puchero por que el ruso tomaba su mochila y se la colgaba al hombro al tiempo que salía siguiendo a Yuuri.

La tarde era agradable, a pesar de que las lluvias poco a poco comenzaban a cesar, habían disminuido en gran medida, lo cual para el japonés era favorable ya que podía utilizar su bicicleta color pistache.

Por eso, cuando Viktor llegó al lugar donde aseguraba su bicicleta el japonés, Yuuri ya había salido por la entrada principal dejando al ruso atrás.

Por un segundo Viktor consideró en ir a su auto, encenderlo y seguir a Yuuri hasta alcanzarlo, pero una vez que llegara a él, ¿qué le diría?, ¿cómo iba a enfrentar a Yuuri? Por eso desistió en su plan resignado al verlo dentro de un mes.

Con cansancio subió a su auto dejando su mochila en el asiento copiloto, metió las llaves y arrancó haciendo un estrepitoso sonido.

Estaba a punto de ponerse en marcha cuando su celular sonó haciendo que el ruso se sobresaltara, pensando que era su madrastra contestó sin siquiera fijarse en el número.

—¿Ahora qué? —preguntó molesto.

—¿Cómo que, ahora qué?, a mí no me hablas así jovencito —una voz muy conocida sonó casi lastimando su oído, a lo que cual tuvo que separarse el aparato para no quedar sordo.