Capitulo veinticinco.

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Narra Mara.

Louis: ¡Por favor un médico, acaba de romper aguas! –Gritaba Lou cuando entramos por la puerta del hospital. El calor invadía todo mi cuerpo. Notaba unas punzadas ahí, en la parte más baja. No podía creer que después de tanto tiempo esperándolo vaya a dar a luz.

Los chicos venían detrás, acompañados por las chicas y Diana. Notaba como mi cuerpo se iba desplomando a medida que daba un paso más.

-No puedo más, no puedo más. –Decía sin poder abrir apenas la boca.

Unos médicos me tumbaron en una camilla y recorrían el pasillo con ella. Tenía la mano de Lou agarrando la mía, se  veía lo asustado que estaba.

-No me dejes sola, por favor.

-Tranquila Mara, no me moveré.

-Disculpe pero no puede pasar. –Dijo el médico entrando por la puerta del quirófano. –Al ser un parto múltiple no le está permitido entrar.

Note como la mano de Lou se escurría de mi mano hasta que al fin se fue. Y ahí estaba yo, sola con más médicos de los que había visto en mi vida.

-Ya sabes que ahora te toca empujar muy fuerte. –Me dijo una enfermera mientras notaba como poco a poco me desvanecía.

“¡Empuja, empuja!” oía como me gritaban pero yo no podía dar más de mí, no podía empujar más. Notaba como mis ojos se cerraban a medida que mi cuerpo iba perdiendo fuerza.

-No puedo más, lo-lo siento…

-¡Joder, hay que salvar a la madre! –Oí como se desvanecían esas palabras conmigo.

Mis ojos no se abrían por mucha fuerza que hiciera. Durante todo el día, o noche, no sé, como hablaba gente alrededor mío. Era como si mi boca y mis ojos estuviesen pegados. No podía hablar, ni ver, solo oír. Notaba un ligero dolor debajo del ombligo. Quería estremecerme pero no tenía fuerzas.

-¿Cómo está? –Reconocí esa voz, era Harry

-Dice el medico que hay que esperar a que despierte, como siempre. –Su voz, esa voz. Lou estaba aquí, conmigo.

Estoy aquí Louis, estoy despierta. Necesitaba moverme para que se dieran cuenta que estaba bien pero todo esfuerzo fue en vano.

-Tienes que descansar, llevas dos meses sin dormir Louis. No puedes seguir así. Mara está en buenas manos. -¿Dos meses? No puedo llevar dos meses dormida. ¿Qué me había pasado?

Las voces se iban alejando de mí. No por favor, no me dejéis sola. Oscuridad, otra vez. Notaba como me desvanecía otra vez, no…

Narra María.

-Diana, Diana despierta cariño. –Abría los ojos despacio como si quisiera contemplar cada rayo de luz.

-María, ¿vamos a ir a ver a Mara?

-Si, en cuanto vista a Diana.

Diana crecía con mucha rapidez, ya tenía seis meses y estaba enorme. Ya había echado su primera sonrisa, ya no lloraba tanto por las noches y comía bastante bien, supongo que en eso saldría al padre.

En estos dos ultimos meses nuestras vidas habían cambiado bastante. La maternidad me había hecho madurar más rápido de lo que pensaba. Ahora era una mujer con una niña que sacar a delante, aunque en realidad, sin Niall no hubiera podido. Tenía el apoyo de los chicos y de las chicas, bueno, en estos momentos no de todas…

Mara llevaba dos meses en el hospital, al parecer el parto se complicó y llevaba dos meses sin despertar. Sus hijos, Marco y Noa, estaban perfectamente. Habían nacido sanos y preciosos y vivían en casa con Lou.

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