1 ✏ Police Department.

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Capítulo 1. Narra Grace.

-Se encontraron huellas dactilares tuyas en el cobertor de la cama, ¿por que?- inquirió el detective, una vez apoyó sus manos en la mesa que nos separaba.

-Pensé que ustedes se encargaban de ello- cruzé mis brazos sobre mi pecho.

-No estamos en CSI, bonita- podía oler su fastidio a metros de distancia.

-¿Como quiere que reaccione si sus preguntas son patéticas?- suspiré-. Vale, he dejado mis huellas en el cobertor, pero eso no prueba nada-.

-Entonces... ¿por que actúas tan alterada?

-Se nota que es primerizo- rodé mis ojos - caminé hasta el bosque y quedé dormida. Había bebido mucho. Desperté en la cama de un frat masculino, lo había notado por el poster de Los Lakers, luego, comencé a sentir un olor espantoso y cuando me dí cuenta, había un cadaver debajo mío, eso es todo.

-Ahora dime tus pruebas- sonrió maliciosamente. Mis teorías se bifurcaban: o no me creía nada, o bromeaba para sacarme de mis casillas por alguna razón que volvía a envolverme en la primer teoría. Todo era muy confuso y quería descansar.

Así que acudí a mi grosería y escupí dentro del vaso de plástico que antes estaba lleno de café.

-Aquí tiene material genético. Solo por si las moscas- bufé y me paré. Agarré mi cartera y el oficial Dickman exhaló vehemente.

Antes de abrir la puerta, el oficial dijo:

-No creas que esto ha acabado, Truscott. Por alguna razón hay algo que no me cuadra, así que recuerda, por mas prolija que seas, la naturaleza o destino, quizás, siempre se encarga de dejar una migaja de prueba- entornó sus ojos- así que si debes decirme algo, es ahora-.

Torcí mi labio, como una sonrisa ladeada. Pero esta no mostraba mas que diversión.

-No se atreva a desfiarme, oficial. Tendré una actitud muy ruda, pero estaré riéndome de usted cuando todo esto acabe y se de cuenta que no solo Alyssa fue la víctima, si no que todo este tiempo yo también lo fuí, y no del asesino, si no de usted- arrimé la correa y el cuerpo de la cartera mas hacia mí- con permiso.

Abrí la puerta y salí pasos afuera de la comisaría. Estaba tan enfadada que podía no solo escupir el vaso, si no que también a la cara del oficial Dickman. Dickman... ese nombre me quedaría por años grabado en mi cabeza. O al menos lo haría por esa semana, porque la ambición de ganar siempre fue mas grande que cualquier otra cosa para mí.

Zenaida, a quien apodo Dana, Jenkins, mi mejor amiga, estaba afuera esperándome con el coche. Debíamos volver a la uni antes de que sean las seis. El asesinato de Alyssa vino con sorpresa como el Kinder*. Dos féminas mas fueron atacadas con el mismo patrón: rubias, de ojos celestes y anatomías exhuberantes. Esto obligó a la institución para determinar un toque de queda.

-¡Joder! Has estado ¿cuanto? ¿dos horas? ¡por favor!- se quejó la pelirubia a la vez que me pasaba un vaso de café Starbucks.

-Son reglas, Dana- suspiré y lo cogí.-¿Vamos?

Entré a su Volkswagen plateado. Me pasé el cinto de seguridad por el torso y una vez nos pusimos en marcha, la boca parlante de Zenaida comenzó a sonar.

Estaba preocupada. Especialmente por ella. Podía ser una rubia normalucha, pero ella había entrado al UPenn con sus cabellos dorados naturales, y sus ojos brillantes como los de un felino en medio de la noche. Si hay un asesino, tiene que ser alguien que conozca bien las instalaciones y los horarios, por lo tanto tenía que conocer a Dana al cien por ciento.

Dark Clues (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora