11 ✐ The ungrateful welcome

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Narra Grace.    (Capítulo: Desagradable bienvenida) 

Ese día había recibido cinco mensajes de Jared. Todos apuntaban a lo mismo: "Hoy vienes conmigo a la universidad". Le mande inmediatas negativas reiteradas veces, pero era insistente. Me preguntó si estaba enojada, pero era muy temprano para andar con respuestas comprometedoras. Y por supuesto que no lo estaba. Una parte de mí se divertía viendo la actitud que Jared tenía enterrada por sobre mí, y la otra se sentía incómoda por viajar con alguien que indirectamente directa le había declarado una especie de "estoy enamorado de desde que te vi". 

Eran las siete de la mañana clavados, y era totalmente comprensible que quisiera dejar mis problemas para enfrentarlos cuando mi cuerpo y mi cabeza se conecten del todo. Tenía la sensación de náuseas y por alguna extraña razón, todavía me sentía en un sueño. 

Mamá se había levantado alrededor de las cinco. Sabía que no se sentía para nada a gusto sobre lo de volver a la uni. Yo tampoco me sentía segura, incluso me parecía un disparate. No podía creer que en una semana pudieran tapar las cosas y con una sonrisa decir: "Bienvenida nuevamente a la Universidad de Pensilvania". Pensaba escupir todo lo que pensaba. Pero sabía que sería inutil también. 

—¿Me amas?— le pregunté a mamá mientras revolvía mi chocolate caliente. 

Ella me miró y sonrió. 

—Claro que sí, bebé— contestó y los panes saltaron de la tostadora. Di un respingo en mi silla. Probablemente aquello había sido lo único que me había sobresaltado en la hora que llevaba despierta. 

—¿Podrías pedirme un taxi, ma? 

Arrugó la nariz. Aquella expresión no era buena. 

—Un viaje desde Lancaster hasta Filadelfia* en taxi es caro, Grace— mi mamá divagó mientras respondía, en sus pensamientos. Pensamientos perjudiciales para Grace Truscott. 

—Pero es el único transporte que puede llevarme. Ningún bus me lleva tan cerca— me quejé. 

Aplaudió sus manos y una cara de sorpresa le apareció. Aquella era otra de sus expresiones que me dejaban las peores de las alternativas. Siendo Christina Becher, mi madre, sabía lo que iba a decir. La conocía como la palma de mi mano, y se que no lo hacía con mala intención. 

—Podrías ir con Jared. A él le va a encantar que vayas. Estoy muy segura de ello, cielo. Despues de todo, tú has sido la del altercado...—levantó su hombro con vaga importancia sobre el asunto. 

—Pero no...—suspiré— Me ha enviado textos. Textos para que vaya con él.

El rostro de mi mamá era una perla. Sus dientes brillaban como perlas. No había visto una sonrisa tan ensachada desde que le habíamos conseguido un pasaporte a Londres para el concierto de Paul McCartney.

—¡Enhorabuena! 

—No iré con él. Te dejaré doscientos dólares y fin del asunto.

Dark Clues (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora