2 ✎ Messages from grave

578 53 6
                                    

Capítulo 2. Narra Grace 

El encuentro me había sorprendido a altos niveles. Sin embargo, no veía a Jared como un sospechoso, si no como alguien que se había encontrado casualmente en el bosque conmigo. 

Eran cerca de las diez de la mañana, ya habían pasado siete días desde lo sucedido, y estaba vistiendo una falda de encaje y una camisa negra con transparencia. Estábamos todos los alumnos y las tres familias de las féminas, velando a las fallecidas. 

Anímicamente me sentía una mierda, quería correr y olvidar lo que había pasado. Sabía bien que era imposible, como sabía que no era mi culpa, pero lo que quería más bien revertir, era haberme embriagado.

Si no lo hubiese hecho, no sería una sospecha ni para la policía ni para mis compañeros.

—Tanto Alyssa como Danielle y Sarah, eran tres personas muy importantes para el UPenn. Chicas de excelentes notas, comportamiento impecable y de una gran amistad— leía un chico de último año— a pesar de que algunos las conocíamos más que otros, todos estamos unidos por ellas, y rezando que se encuentren bien del otro lado. Que descansen en paz— a continuación marcamos la señal de la cruz.

Me desgarraba el corazón ver el llanto y el rostro de las familias. Me sentía tan culpable de nada.

Mi teléfono vibró y lo saqué de mi cartera. Me alejé un poco del gentío, tratando de no llamar la atención.

El mensaje firmaba "Desconocido" y lo abrí, curiosa por saber de qué se trataba.

"¿Conmocionada? oh vale... te debes estar armando una escenita como coartada. O quizás me esté equivocando. Grace Truscott, pequeña, podré ser tan ingenioso como un juego y tan peligroso como un vicio. Ten cuidado, nena. No vaya a ser que la próxima seas tú. —AZ"

Cuando estuve a punto de mojar mis labios, hasta ese momento resecos, noté que mi boca estaba entreabierta, mis cejas ligeramente hacia abajo y mis manos temblando, como si una ola de frio estuviese atacando por dentro.

¿Qué significaba aquello? ¿Que tenía aquel desconocido contra mí? sabía que se trataba del asesino. Lo sabía con tanta certeza. Me sentía en el episodio Piloto de Pretty Little Liars.

De repente, volví a sentir esa mirada penetrante que me acechaba desde el asesinato de Alyssa. Jamás antes había percibido tanta maldad, ¿Quién rayos estaba tratando de cabrearme la vida? Con seguridad- repito- se trataba del asesino de Ali. ¿Pero por qué me había escogido a mí cuando Alyssa y yo no teníamos absolutamente nada en común? No hablábamos, no coincidíamos en las mismas clases, y por lo que yo sabía, ella se quería recibir en Abogacía; jamás nos cruzaríamos en un salón.

Ignorando el mensaje, cerré la aplicación y guardé mi teléfono en mi cartera. Inhalé. Exhalé. Mi pecho estaba agitado, como si mi corazón corriera a millas de kilómetros por hora. El susto me estaba bajando la presión, y podía escuchar los latidos justo como si tuviera el órgano al lado de mi oreja.

No era la primera vez que me pasaba.

Miré hacia adelante y Jared Relish como acto reflejo miró hacia mí. Estaba con un esmoquin negro y calzado del mismo color, brillante como una perla. Jamás lo había visto así… vale, recuerdo a penas duras algo de nuestra graduación en preparatoria. Jared y yo asistíamos a la misma, y habíamos tenido problemas que precisamente no quiero recordar.

Pero es como si la uni se lo hubiese tragado y devuelto en forma de libro. El quaterback estrella de la preparatoria Watkinson había vuelto con una energía diferente: estudiar. Jared había descubierto su amor por los libros, y lo notaba porque cuando estábamos en el colegio, decía que era para gente vaga y sin un ritmo de vida más que para la mediocridad. Decía. Y ahora leía. Como un mediocre – según él.

En ese momento lo único que me pasaba por la mente, eran las inmensas ganas de retirarme de entre toda esa gente. En cualquier momento me desmayaría. Jared, que había notado mis gestos raros, mi cara pálida y mi inestabilidad para seguir de pie, se acercó a un ritmo medio apresurado y puso sus manos de largos dedos sobre mis hombros. Lo miré a los ojos, confundida.

— ¿Te encuentras bien, Grace?

Cerré mi mano en un puño y con el costado, lo acerque a mi boca, y tosí sobre ella. Él se alejó.

— ¿Necesitas que te lleve al hospital, o a tu fraternidad? De veras te ves pálida— frunció su nariz y entreabrió sus labios.

Suspiré, cansada de no poder respirar como debía. Un par de adelante nuestro se dieron media vuelta pero se volvieron restando importancia.

— ¿Tienes algún caramelo? ¿Chicle con azúcar?— pregunté acariciando mi garganta que no paraba de producirme cosquillas.

Palmeó el bolsillo de sus pantalones de pana oscuros y metió la mano en su bolsillo. Sacó unos caramelos refrescantes y lo desenvolvió para mí.

—Toma —lo apoyó en la palma de mi mano y lo mandé dentro de mi boca— ¿No necesitas ningún remedio? Dime Grace, no se te ve bien.

—Ya has dicho eso— sonreí en el intento de minimizar la situación.

—Si temes de ir sola a tu fraternidad, te acompaño, no tengo problema— susurró mirándome de frente, con su mano aun sobre mi hombro, pero negué con la cabeza.

No quería su condescendencia.

El cura logró captar nuestra atención cuando comenzaron a bajar los ataúdes a los profundos y largos huecos que habían cavado en el césped del cementerio. Todo de pronto comenzo a parecer más oscuro. Las nubes tapando el cielo, y un ultimo rayo de luz iluminó a la par que se desvanecia.

Las familias se quedaron, y ví que mi grupo de amigas y varios alumnos comenzaron a dejar el cementerio. Todos estaban callados, eran una roca. Nadie emitio nada. Ni un gesto.

—¿Por qué se te ha ocurrido hacer esto por mí? Digo, ser amable... —Pregunté titubeante. — ¿tiene que ver con otra apuesta?

Jared había apostado dinero a que me enamoraría de él; pero yo había sido muy lista para enfundarme con él. Siempre me había gustado, aunque convivía con la política de que él no me merecía. Esto había sucedido hacía años.

— ¿La apuesta?— rio— ¿por qué rebuscas cosas del pasado? Veintidós años, somos gente grande para el verdad-consecuencia.


Frote mi mano sobre mi ropa, simulando tener algo para ignorar el incómodo momento de no tener que decir.

—Si, olvidalo— gire mis ojos y me abofetee mentalmente.

—Vale, realmente si necesitas algo, avísame. —sonrió a medias y paso a mi lado con las manos puestas en sus pantalones de pana.

En ese momento, había visto a Jared Relish como un avance de datos a mis problemas. Mas bien, necesitaba de su ayuda. Aunque en esos momentos era un total y completo desconocido como para dejar mis absurdos secretos, era lo mas inteligente que podría haber pasado por mi cabeza. 

N/A: Sé que he dicho que tardaría una semana, mas o menos. Pero estuve tan inspirada, (creo que fue el estudiar, estudiar y estudiar, lol) que he sido muy buena y escribí este bellísimo capítulo para ustedes. Atención. De ahora en más los capítulos serán mas largos. Supongo que de tres páginas o mas. Así que atentis a la historia, :) 

Dark Clues (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora