Teaching Feeling: El destino de mis sueños.

Capitulo 22:Sucesos inevitables.

(Nota de Autor: En estos momentos estoy escribiendo una secuencia de conflicto para otra historia y no se me ocurre como actualizar la de este. Lo lamento.)

**¿¿??**

--...Los años pasan y el tiempo jamás se detiene. En mi existencia he presenciado innumerables acontecimientos con estos ojos que observan acciones y lecciones de vida a cada paso—decía aquel hombre de traje, con arma en mano—contemplando aciertos y errores, para bien o para mal de los involucrados. He observado como grandes millonarios terminan en la ruina total, he presenciado como hombres abrumadoramente fuertes son derrotados de forma humillante, he sido testigo de la manera en que mentes privilegiadas sucumben ante la demencia;...contemplado como personas de alta sociedad, hombres y mujeres, al final y bajo ciertas circunstancias se comportan como vulgares prostitutas y todo...por una simple decisión.

Haciendo eco por todo el lugar, con pasos lentos se acerca al hombre frente a el: de bata blanca ensangrentada, múltiples golpes, agotado, herido...casi derrotado; respirando en armonía con los jadeos de una jovencita que no para de rogar por clemencia. Pese a todo aun trata de mantenerse consciente, de rodillas y levantándose con los brazos; el trajeado no duda y se acerca, hincándose enfrente y levantando el mentón de aquel despojo de ser humano usando únicamente su cañón.

--Me sorprende que llegaras hasta este punto, cierto...has aguantado más que cualquier otro aunque eso no significa precisamente que sea algo bueno.

Con esfuerzo el doctor enfoca su mirada, un ojo en su posible verdugo y el otro en la pequeña Sylvie, suplicando con todas sus fuerzas, mostrando miedo a través de todo su cuerpo y siendo sometida en el suelo por el último ayudante en pie.

--Solo me resta decirte—expreso el hombre trajeado—que todo lo que ha ocurrido hasta ahora...y lo que está por suceder, "todo" es...únicamente...por culpa de tus decisiones;

...Tú nos orillaste hasta este momento...doctor.

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**Aurelia**

Frio.

Obscuridad.

Soledad.

No puedo ver nada, aun en mi estado se que no me encuentro en el mismo lugar.

Por lo menos creo que he dejado de sangrar.

Hace mucho tiempo que no prestaba atención a mi respiración: Sutil, muchas veces ignorada, el movimiento constante del pecho al cual agradecemos el poder vivir, inhalando oxigeno y exhalando innecesario bióxido de carbono;

...Definitivamente pase mucho tiempo abrazada del doctor.

Un olor desagradable de gasolina entremezclado con hollín y perfume grotescamente barato llega a mi nariz. Mi cuerpo en general no responde a voluntad.

Minutos más tarde y con particular serenidad me colocan en el suelo, mis manos y muslos, toda mi piel palpa la suave tierra, el pasto fresco y algunas diminutas piedrecillas. El bosque, una sección en especial completamente vacía y alejada del ruido de la gente común. No se escucha nada del poblado...y probablemente tampoco ellos nos escuchen a nosotros.

...

Nunca en toda mi vida sentí un agotamiento tan intenso como ahora, un esfuerzo sobrehumano solo para abrir los ojos y contemplar mejor mi ubicación: Pequeño campo abierto rodeado de vegetación, una bien trabajada fogata de tamaño regular, protegiendo a su alrededor del inclemente frio; jirones de lo que alguna vez llame vestido cubriendo pequeñas zonas de mi ser, un hombre robusto de camisa azul claro a espaldas a mi...y a un par de pasos de el un par de jovencitas desmayadas. Sin necesidad de verles el rostro se perfectamente quienes son ellas, sus ropas intactas y el discreto levantar de su pecho me tranquilizan un poco, aún permanecen en este lado de la vida.