Ligero Fanfic basado en el juego "Teaching Feeling", de Ray Kbys.
En esta novela (por que al final lo es) trato de desarrollar un poco mas la historia misma del juego (las peripecias de una esclava al llegar con su nuevo amo), junto una trama parale...
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**Sylvie**
Dos o tres capullos detrás de la ventana de la habitación, en teoría es imposible debido a la temporada en la que nos encontramos pero sé que las vi, aunque no puedo comprobar si son reales o no sin abrir y es algo que no hare hasta dentro de varios días más. Ángel está bastante mal y lo último que quiero es que pesque un resfriado.
Un baño de esponja antes de empezar a cambiar sus vendajes, las inyecciones diarias establecidas por el jefe del hospital y taparlo bien. En algún momento esto se transformó en una rutina...extrañamente no me molesta, quizá porque es "él".
...
Cada día lo veo dormir, reposando en paz, respirando con la máscara de oxigeno;...extraño ver sus ojos y su sonrisa.
Solo han pasado unas semanas pero siento como si fueran años de espera.
...
Gran parte del personal jamás me ha visto, en parte se debe a que permanezco siempre en cuidado de Ángel, solo un par de minutos fuera para ir al baño o por algo a la cafetería.
Revisando su ritmo cardiaco y cambiando la bolsa de suero, a veces platico con él mientras tomo su mano, no sé si él me escucha pero me gusta pensar que si.
--Últimamente entre el personal se ha corrido un rumor, dicen que una persona vestida de negro ha estado rondando las instalaciones, creen que se trata de una mujer que busca a algún paciente, otros dicen que es un espíritu vagabundo que no sabe que ha muerto, otros más comentan que es la muerte quien pretende llevarse a alguien próximamente, quizá está relacionado...últimamente he escuchado una voz que me dice "no lo toques"; quizá alucino por el cansancio, sea lo que sea espero no se trate de aquella mujer, esa...esa...
--Ten cuidado de tu lenguaje pequeña Sylvie, en especial si te refieres a madame Aurelia.
Voltee de inmediato. Nephy estaba sentada al lado de la puerta mirándonos con mucha atención. El cómo entro sin que la escuchara permanece como un misterio.
--Las groserías no son propias de una dama, eso me lo enseñaron muy bien; además...dudo que le guste escucharte hablar así de cualquier persona—dijo ella, señalándolo.
--¿Cuánto tiempo llevas aquí?—pregunte.
--Poco en realdad, aunque el suficiente para contemplar el dolor de tu pecho. ¿Lo extrañas mucho, verdad?
--¿Se nota tanto?
--Si.
...
--En serio no te cae bien madame Aurelia pero si para nada, ¿verdad?—pregunto ella.
--No—conteste.
--Mnn...quizá sea porque no la conoces realmente: es estrafalaria, a veces presumida, coqueta o seductora sea cual sea la diferencia; pero tiene buen corazón.
