Capítulo 37. (2/10)

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Tn: ¿Realmente no tienes ninguna idea? Seguramente, siendo alguien tan inteligente, ¿deberías tener una indicación? No puedo creer que seas tan obtuso.

Christopher: Realmente estás enfadada. Creí que habíamos solucionado todo en tu oficina —murmura, perplejo.

Tn: Christopher, sólo recapitulé tus petulantes demandas, eso es todo.

Las puertas del elevador se abren y salgo hecha una furia. Mauricio está de pie en el pasillo, retrocede un paso y cierra la boca mientras me cruzo con él.

Tn: Hola Mauricio. —murmuro.

Mauricio: Sra Vélez —murmura. Dejo caer el maletín en el pasillo, me voy al gran cuarto. La Sra. Jones está en la cocina.

Sra J: Buenas tardes, Sra Vélez.

Tn: Hola, Sra. Jones —murmuro una vez más. Voy directamente a la heladera y saco una botella de vino blanco Christopher me sigue a la cocina y me mira como un halcón mientras tomo una copa del estante. Se quita la chaqueta y la deja casualmente en el respaldo de la silla.

Tn: ¿Quieres tomar algo? —pregunto muy dulcemente.

Christopher: No, gracias —responde sin quitarme los ojos de encima, y sé que está desorientado, no sabe qué hacer conmigo es cómico en un nivel y trágico en otro. Bueno, ¡que se joda! Tengo problemas en encontrar mi lado compasivo después del encuentro de esta tarde. Lentamente, se quita la corbata y desabotona el primer botón de su camisa. Me sirvo una gran copa de vino blanco, y Christopher se pasa una mano por el cabello. Cuando me doy la vuelta, la Sra. Jones ha desaparecido. ¡Mierda! Ella es mi escudo humano. Bebo un trago de vino.

Christopher: Ya para con esto —susurra Christopher da los dos pasos que nos separan y queda frente a mí. Suavemente coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y acaricia mi lóbulo con sus dedos, enviando escalofríos por mi cuerpo. ¿Es esto lo que extrañé todo el día? ¿Su toque? Sacudo la cabeza, haciendo que suelte mí oreja y lo miro. —Háblame —murmura.

Tn: ¿Cuál es el punto? Tú no me escuchas.

Christopher: Sí lo hago, eres una de las pocas personas a las que escucho. — Bebo otro trago de vino. —¿Esto es sobre tu nombre?

Tn: Sí y no, es la forma en que lidias con el hecho de que no esté de acuerdo contigo. —Lo miro,esperando que se enfade. Frunce el ceño.

Christopher: Tn tú sabes que tengo... problemas. Me es difícil dejarlo pasar cuando estás involucrada. Sabes eso.

Tn: Pero no soy una niña y no soy un activo.

Christopher: Lo sé. —Suspira.

Tn: Entonces deja de tratarme como si lo fuera —susurro, rogándole. Pasa sus dedos por mi mejilla y delinea mi labio inferior con su pulgar.

Christopher: No te enojes, amor eres tan valiosa para mí. Como un activo invaluable, como un niño —susurra, con una expresión reverente en el rostro. Sus palabras me distraen. Como un niño. Invaluable como un niño... ¡Un niño es invaluable para él!

Tn: No soy ninguna de esas cosas, Christopher soy tu esposa y si te sentiste dolido porque no quise tomar tu apellido, deberías haberlo dicho.

Christopher: ¿Dolido? —Frunce aún más el ceño, y sé que está explorando la posibilidad. De repente se tensa, aún con el ceño fruncido, y mira su reloj—. El arquitecto llegará en menos de una hora deberíamos comer.

Oh no. Gimo involuntariamente, no me ha respondido y ahora tengo que lidiar con Gia Matteo. Mi día de mierda sigue empeorando. Miro a Christopher.

Tn: Esta discusión aún no se ha acabado —murmuro.

Christopher: ¿Qué más hay que discutir?

Tn: Podrías vender la compañía. — Christopher bufa.

Christopher: ¿Venderla?

Tn: Sí.

Christopher: ¿Y crees que encontraría un comprador con el mercado actual?

Tn: ¿Cuánto te costó?

Christopher: Fue relativamente barata. —Suena precavido.

Tn: ¿Y si va a la quiebra? — Sonríe.

Christopher: Sobreviviremos pero no dejaré que quiebre, Tn. No mientras tú estés allí.

Tn: ¿Y si me voy?

Christopher: ¿Y qué harás?

Tn: No lo sé. Otra cosa.

Christopher: Tú ya has dicho que es el empleo de tus sueños y perdóname si me equivoco, pero prometí ante Dios, y una congregación de nuestros seres más cercanos y queridos, apoyar tus sueños y esperanzas, y mantenerte a salvo a mi lado.

Tn: Citarme tus votos de bodas es hacer trampa.

Christopher: Jamás prometí jugar limpio en lo que a ti concierne. Además —añade—, tú has usado tus votos como un arma en mi contra antes. — Hago una mueca. Es verdad. — Tn, si sigues enfadada conmigo, desquítate más tarde en la cama. —Su voz es de repente baja y llena de deseo sensual, sus ojos ardientes.

¿Qué? ¿Cama? ¿Cómo? Sonríe indulgentemente al ver mi expresión. ¿Acaso espera que lo amarre?

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora