Capítulo 76. maráton. (1/20)

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Él me mira fijamente. Revolotean la duda y posiblemente el dolor en su rostro, y fugazmente se parece a un hombre ahogándose. —Malo, creo. —Sus palabras son apenas audibles. ¡Mierda!

Tn: Pensé que te había gustado.

Christopher: Me gustó. En ese momento.

Tn: ¿Ahora no? — Él me mira, con los ojos muy abiertos, luego, lentamente, niega con la cabeza.
Oh Dios... —Oh, Christopher. —Me siento abrumada por los sentimientos que me inundan. Mi niño perdido. Me lanzo hacia él y beso su rostro, su garganta, su pecho. Él gime, me empuja contra él, y me besa apasionadamente. Y muy despacio, con ternura y a su ritmo, me hace el amor una vez más.

....

Ethan: Tn.  ¡Te superaste a ti misma! — Ethan aplaude cuando me dirijo a la cocina por el desayuno. Está sentado con Pao y Kathe en la barra del desayuno, mientras que la Sra. Bentley cocina unos panqueques. Christopher no está por ningún lado.

Sra B: Buenos días, Sra Vélez. —La Sra. Bentley sonríe—. ¿Qué te gustaría para el desayuno?

Tn: Buenos días. Lo que  estés haciendo para mi esta bien, gracias. ¿Dónde está Christopher?

Kathe: Afuera. — señala con la cabeza hacia el patio trasero. Me acerco a la ventana que da hacia el patio y las montañas más allá. Se trata de un claro día de verano azul pálido y mi hermoso marido está alrededor de veinte metros de distancia en una discusión profunda con algún sujeto.

Paola: Ese con quien está hablando, es el Sr. Bentley —grita desde la barra del desayuno. Me vuelvo a mirarla, distraída por su tono malhumorado. Ella mira maliciosamente a Ethan. Oh, querido. Me pregunto una vez más lo que está pasando entre ellos. Frunciendo el ceño, dirijo mi atención de vuelta a mi esposo y el Sr. Bentley. Mientras los dos hombres deambulan por el césped hacia la casa perdidos en su conversación, Christopher casualmente se inclina para recoger lo que parece ser una caña de bambú que debe de haber sido derribada. Deteniéndose, Christopher distraídamente sostiene la caña en alto con el brazo extendido como si lo considerara con cuidado y la lanza por el aire, sólo una vez. Oh.. El Sr. Bentley parece no ver nada extraño en su comportamiento. Ellos continúan su discusión, más cerca de la casa esta vez, después se detienen una vez más y levantando la mirada, Chris me ve junto a la ventana. De repente me siento como si lo estuviera espiando. Se detiene. Le doy un saludo avergonzado y luego giro y camino de regreso a la barra del desayuno.

Kathe: ¿Qué estabas haciendo? —pregunta.

Tn: Sólo viendo a Christopher.

Kathe: Te pegó duro el amor. —Ella resopla.

Tn: ¿Y a ti no, oh-futura-cuñada? —respondo, con una sonrisa. Me sorprendo cuando Kathe salta y me abraza.

Kathe: ¡Hermana! —exclama, y es difícil no ser arrastrado por su alegría.

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Christopher: Hola, dormilona. — me despierta—. Estamos a punto de aterrizar. Ponte el cinturón de seguridad.

Busco a tientas, medio dormida, mi cinturón de seguridad, pero Christopher lo sujeta por mí. Me besa en la frente antes de volver a su asiento. Inclino mi cabeza en su hombro de nuevo y cierro los ojos.
Una caminata increíblemente larga y un almuerzo campestre en la cima de una montaña espectacular me han agotado. El resto de nuestro grupo permanece tranquilo, demasiado... incluso Paola. Ella se ve abatida, así como ha estado todo el día. Me pregunto cómo está yendo su campaña con Ethan. Ni siquiera sé dónde durmieron anoche. Mis ojos atrapan a los de ella y le doy una pequeña sonrisa de "estás bien". Ella me da una breve sonrisa triste de vuelta y vuelve a su libro. Miro hacia arriba a Christopher a través de mis pestañas. Él está trabajando en un contrato o algo así, leyendo a través de él y anotando en los márgenes. Sin embargo, parece relajado. Elliot está roncando suavemente junto a Kathe. Todavía tengo que acorralar a Elliot y preguntarle sobre Gia, pero ha sido imposible arrinconarlo lejos de Kathe. Christopher no está lo suficiente interesado como para preguntar, lo cual es irritante, pero no lo he presionado. Hemos estado disfrutando demasiado el uno del otro. Elliot apoya su mano posesivamente sobre la rodilla de Kathe. Ella se ve radiante, y pensar que sólo ayer por la tarde estaba tan insegura de él. ¿Cómo es que Christopher le dice? Lelliot. ¿Tal vez es un apodo de la familia? Era dulce, mejor que prostituto. De repente, Elliot abre los ojos y mira directamente hacia mí. Me sonrojo, siendo sorprendida mirando. Él sonríe.

Elliot: Me encanta tu rubor, Tn —bromea, estirándose. Kathe me da su sonrisa satisfecha.

El Oficial Beighley anuncia nuestro aterrizaje en el Sea Tac y Christopher agarra mi mano.

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Christopher: ¿Cómo estuvo su fin de semana, Sra Vélez? —pregunta Chris una vez que estamos en el Audi de regreso al departamento. Mauricio y Ryan van al frente.

Tn: Bien, gracias. —Sonrío, sintiéndome tímida de repente.

Christopher: Podemos ir en cualquier momento. Llevar a quien desees.

Tn: Deberíamos llevar a Ray. Le gustaría la pesca.

Christopher: Esa es una buena idea.

Tn:  ¿Cómo estuvo para ti? —pregunto.

Christopher: Bien —dice después de un momento, creo que sorprendido por mi pregunta—. Realmente bien.

Tn: Estabas relajado. —Él se encoge de hombros.

Christopher: Por que sabía que estabas segura. —Frunzo el ceño.

Tn: Christopher estoy segura la mayor parte del tiempo. Te lo he dicho antes, colapsarás a los cuarenta si sigues con este nivel de ansiedad. Y quiero envejecer contigo. —Extiendo la mano y tomo la suya. Él me mira como si no pudiera comprender lo que estoy diciendo. Tomando mi mano suavemente, besa mis nudillos y cambia de tema.

Christopher: ¿Cómo está tu mano?

Tn: Mejor, gracias. — Sonríe.

Christopher: Muy bien, Sra Vélez. ¿Lista para enfrentarte a Gia una vez más? —Oh, maldición. Había olvidado que íbamos a verla esta noche para revisar los planos finales. Pongo los ojos en blanco.

Tn: Podría querer mantenerte lejos, mantenerte seguro. —Sonrío con satisfacción.

Christopher: ¿Protegiéndome? —Chris se ríe de mí.

Tn: Como siempre, Sr Vélez. De todos las predadoras sexuales —susurro.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora