mientras yo me encierro en el estudio de Christopher. Escabulléndome con pánico alrededor del escritorio, tiro del cajón para encontrar los talonarios. El arma de Leila se desliza en la vista. Siento una incongruente punzada de molestia de que Christopher no tenga esta arma en un lugar seguro. No sabe nada acerca de armas. Jesús, podría herirse.
Después de un momento de vacilación, cojo la pistola, me aseguro de que esté cargada y la meto en la cinturilla de mis pantalones negros. Quizás la necesite. Suspiro fuertemente. Solo he practicado sobre blancos. Nunca he disparado con una pistola a nadie; desearía que Ray me perdonara. Vuelvo mi atención a localizar el talonario de cheques correcto. Hay cinco, y solo uno está a nombre de C. Vélez y Sra. T. Vélez. Tengo alrededor de cincuenta y cuatro mil dólares en mi cuenta personal. No tengo idea de cuánto dinero hay en ésta. Pero Christopher deberá estar bien con cinco millones de dólares, seguramente. ¿Quizás hay dinero en la caja fuerte? Mierda. No tengo idea de cuál es la clave. ¿Acaso no mencionó que la clave estaba en su formulario en el gabinete? Pruebo el gabinete, pero está cerrado. Mierda. Tendré que apegarme al plan A.
Tomo una respiración profunda, de una forma más serena pero determinada, camino a nuestra habitación. La cama ha sido hecha, y por un momento, siento una punzada. Quizás debería haber dormido aquí la noche pasada. ¿Cuál era el punto de discutir con alguien que, por su propia admisión, es el diablo o era? Ni siquiera me habla ahora. No; no tengo tiempo para pensar en esto. IRápidamente, cambio mis pantalones, poniéndome unos jeans, una sudadera con capucha, un par de zapatillas y pongo la pistola en la cinturilla de mis jeans, a mi espalda. Saco una gran bolsa blanda de lona del armario. ¿Cabrán cinco millones aquí? El maletín de gimnasio de Christopher está descansando ahí, en el suelo. Lo abro esperando encontrarlo lleno de ropa sucia, pero no; su kit está limpio y fresco. La señora Jones, efectivamente, llega a todas partes. Vacío el contenido sobre el suelo y meto su maletín de gimnasio en mi bolsa. Ahí, eso tendrá que funcionar. Verifico que tengo mi licencia de conducir como identificación para el banco y verifico la hora.
Han pasado cerca de treinta y un minutos desde que Jack llamó. Ahora sólo tengo que salir del departamento sin que Sawyer me vea. Voy hacia el vestíbulo lenta y tranquilamente, consciente de la cámara de CCTV instalada en el ascensor. Creo que Sawyer aún está en la oficina de Mauricio. Cautelosamente, abro la puerta del vestíbulo, haciendo el más mínimo ruido posible. Cerrándola tranquilamente detrás de mí, estoy en el umbral de la misma, contra la puerta, fuera de la vista de la lente del CCTV. Pesco mi móvil de mi bolso y llamo a Sawyer.Sawyer: Sra. Vélez .
Tn: Sawyer, estoy en la habitación encima de las escaleras, ¿Me puedes echar una mano con algo? —Mantengo mi voz baja, sabiendo que está justo bajo el vestíbulo al otro lado de esta puerta.
Sawyer; Estaré ahí con usted, señora —dice, y oigo su confusión. Nunca antes lo había llamado para pedir ayuda. Mi corazón está en mi garganta, palpitando en un ritmo discordante, frenético. ¿Funcionará? Cuelgo y escucho como sus pasos cruzan el vestíbulo y suben las escaleras. Tomo otra profunda y tranquilizante respiración y brevemente contemplo la ironía de escapar de mi propio hogar como un criminal. Una vez que Sawyer ha alcanzado el rellano de la escalera, corro hacia el ascensor y presiono el botón de llamada. Las puertas se deslizan abriéndose con un demasiado sonoro ping que anuncia que el ascensor está listo. Me lanzo al interior y apuñalo frenéticamente el botón del garaje en el sótano. Después de una pausa agonizante, las puertas lentamente empiezan a deslizarse cerrándose, y mientras lo hacen oigo el grito de Sawyer.
Sawyer: ¡Sra. Vélez! —Justo cuando las puertas del ascensor se cierran, lo veo derrapar en el vestíbulo—. ¡Tn! —grita con incredulidad. Pero llega demasiado tarde, y desaparece de la vista.
El ascensor desciende sin problemas hasta el nivel del garaje. Tengo un par de minutos de ventaja sobre Sawyer y sé que tratará de detenerme. Miro con nostalgia mi R8 mientras me apresuro hacia el Saab, abro la puerta, tirando la bolsa de lona en el asiento del pasajero, y me deslizo en el asiento del conductor. Enciendo el Saab, y las llantas chirrían mientras acelero hacia la entrada y espero once segundos de agonía a que la barrera se levante. En el instante en que está libre avanzo, atrapando un vistazo de Sawyer en mi espejo retrovisor mientras se lanza fuera del ascensor de servicio en el garaje. Su expresión desconcertada y herida me persigue mientras giro fuera de la rampa en la Cuarta Avenida. Dejo salir mi aliento contenido durante mucho tiempo. Sé que Sawyer llamará a Christopher o a Mauricio, pero trataré con ello cuando tenga que hacerlo, no tengo tiempo de pensar en ello ahora. Me remuevo incómodamente en mi asiento, sabiendo en mi fuero interno que Sawyer perdería su trabajo. No pienses. Tengo que salvar a Paola. Tengo que llegar al banco y recoger cinco millones de dólares. Miro en el espejo retrovisor, nerviosamente anticipando la vista del SUV estallando del garaje. Pero mientras me alejo conduciendo, no hay señal de Sawyer.
El banco es elegante, moderno y sobrio. Hay murmullos, haciéndose eco en los pisos, y vidrios verde pálido grabados por todas partes. Camino a zancadas hacia el escritorio de información.
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Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)
FanfictionTn y Christopher deciden casarse,Christopher ah trabajado mucho y se ah convertido en un empresario millonario y muy codiciado por las mujeres debido a lo guapo que es. Nuevas personas llegan y personas que formaron parte del pasado también. ¿Lograr...