Capítulo 54.

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Tn: Buenos días Mauricio—murmuro, tratando de medir su estado de ánimo y ver si me ofrecerá algunos estímulos visuales sobre lo que ha estado sucediendo.

Mauricio: Buenos días, Sra Velez —responde, y escucho la simpatía en esas cuatro palabras. Sonrío con compasión en respuesta hacia él, sabiendo que tuvo que soportar a un enfadado, y frustrado Christopher volviendo a Seattle antes de lo previsto.

Tn: ¿Cómo estuvo el vuelo? —Me atrevo a preguntar.

Mauricio: Largo, Sra Velez—Su brevedad habla a cantidades—. ¿Puedo preguntar cómo está? —añade, su tono ablandándose.

Tn: Estoy bien.

Mauricio: Él asiente con la cabeza. —Si me disculpan. —Se dirige hacia el estudio de Christopher. Hmm. Taylor es permitido, pero yo no.

Sra J: Aquí tienes. —La Sra. Jones ubica el desayuno frente a mí. Mi apetito ha desaparecido, pero como de todos modos, no queriendo ofenderla.
Para el momento en que he terminado con lo que puedo de mi desayuno, Christopher todavía no ha salido de su estudio. ¿Me está evitando?

Tn: Gracias, Sra. Jones —murmuro, deslizándome del taburete de la barra y dirigiéndome hacia el cuarto de baño a lavarme los dientes. Necesito saber acerca de Jack y sobre el aumento de la seguridad para los Velez, todos los detalles que se ha estado evitando decirme, pero no a Kathe. Obviamente Elliot habla con ella. Echo un vistazo a mi reloj. Son las ocho cincuenta, estoy atrasada para ir al trabajo. Termino de lavarme los dientes, me aplico un poco de brillo labial, agarro la chaqueta negra ligera, y regreso a la gran sala. Me siento aliviada al ver Christopher allí, comiendo su desayuno.

Christopher: ¿Te vas? —dice cuando me ve.

Tn: ¿A trabajar? Sí, por supuesto —Con valor, me acerco a él y descanso mis manos en el borde de la barra de desayuno. Él me mira inexpresivamente.
—Christopher, hemos estado de vuelta apenas una semana. Tengo que ir a trabajar.

Christopher: Pero... —Se detiene, y pasa la mano por su cabello. La Sra. Jones sale silenciosamente de la habitación. Discreta, Gail, discreta.

Tn: Sé que tenemos mucho de qué hablar. Tal vez si te has calmado, podamos hacerlo esta noche. —Su boca se abre con consternación.

Christopher: ¿Calmado? —Su voz es extrañamente suave.

Tn: Sabes lo que quiero decir.

Christopher: No, Tn, no sé lo que quieres decir.

Tn: No quiero una pelea. Venía a preguntarte si puedo llevarme mi coche.

Christopher: No. No puedes —dice bruscamente.

Tn: Está bien —Consiento de inmediato. —Parpadea. Era obvio que estaba esperando una pelea.

Christopher: Prescott te acompañará. —Su tono es un poco menos agresivo. Maldita sea, no Prescott. Quiero hacer pucheros y protestar, pero decido no hacerlo. Seguramente ahora que Jack ha sido capturado podamos recortar nuestra seguridad.
Recuerdo las "palabras de sabiduría" que mi mamá dijo el día antes de mi boda. Tn, cariño, realmente tienes que elegir tus batallas. Será lo mismo con tus hijos cuando los tengas. Bueno, por lo menos me está dejando ir a trabajar.

Tn: Está bien —murmuro. Y porque no quiero dejarlo así con tanto sin resolver y tanta tensión entre nosotros, doy un paso tentativo hacia él. Se pone rígido, con los ojos muy abiertos, y por un momento se ve tan vulnerable que tira de un lugar profundo y oscuro en mi corazón. Oh, Christopher, lo siento tanto. Lo beso castamente en un lado de su boca. Cierra los ojos, como si disfrutara de mi toque.

Tn: No me odies —le susurro.

Toma mi mano. —No te odio.

Tn: No me has besado —le susurro.

Me mira con recelo. —Lo sé —murmura.

Estoy desesperada por preguntarle por qué, pero no estoy segura de querer saber la respuesta. Se para abruptamente y toma mi rostro entre sus manos, en un instante sus labios están en los míos. Jadeo con sorpresa, inadvertidamente dándole acceso a mi boca. Toma toda la ventaja, invadiendo mi boca, reclamándome, y justo cuando estoy comenzando a responder me suelta, su respiración acelerada.

Christopher: Mauricio los llevará a ti y a Prescott a la oficina —dice, sus ojos ardiendo con necesidad—. ¡Mauricio! —llama. Me sonrojo intentando recuperar la compostura.

Mauricio: Señor. —está parado en el marco de la puerta.

Christopher: Dile a Prescott que la Sra Vélez irá a trabajar. ¿Puedes, por favor, llevarlos?

Mauricio: Por supuesto. —Girando sobre sus talones, Mauricio desaparece.

Christopher; Apreciaría que hoy pudieras mantenerte alejada de los problemas — murmura Christopher.

Tn: Veré lo que puedo hacer. —Le sonrío dulcemente. Una media sonrisa tira de los labios de Christopher , pero no cede a ella.

Christopher: Te veré luego entonces —dice fríamente.

Tn: Hasta luego —susurro.

Prescott y yo tomamos el ascensor de servicio para bajar al garaje subterráneo para evitar a la prensa de afuera. El arresto de Jack y el hecho de que fue encontrado en nuestro apartamento ahora son de conocimiento público.
Mientas me acomodo en el Audi, me pregunto si habrán más paparazzi esperando en la oficina como el día en que fue anunciado nuestro compromiso.
Conducimos un rato en silencio, hasta que recuerdo llamar a Ray primero y luego a mi madre para asegurarles que Christopher y yo estamos a salvo.
Afortunadamente, ambas llamadas son cortas, y cuelgo justo mientras llegamos a La oficina. Como me temía, hay una pequeña multitud de reporteros y fotógrafos esperando. Se voltean como si fueran uno, mirando expectantes el Audi.

Mauricio: ¿Está segura de que quiere hacer esto, Sra. Velez ? —pregunta Mauricio. Parte de mi sólo quiere irse a casa, pero eso significaría pasar el día con el señor Furia Ardiente.

Tn: Llévame hacia la entrada de entregas, por favor, Mauricio .

Mauricio: Sí, Sra.

Son la una en punto y tengo que arreglármelas para sumergirme a mi misma en el trabajo toda la mañana. Hay un golpe y Elizabeth asoma su cabeza por la puerta.

Elizabeth: ¿Me da un momento? —pregunta brillantemente.

Tn: Seguro —murmuro, sorprendida de su visita no programada. Entra y se sienta, lanzando su largo cabello negro sobre su hombro.

Elizabeth: Solo quería ver que estuvieras bien. Roach me pidió que te diera una visita —agrega rápidamente mientras su rostro se enrojece—. Me refiero con todo lo que pasó anoche. El arresto de Jack Hide está en todos los periódicos.

Tn: Estoy bien —respondo, intentando no pensar profundamente sobre cómo me siento. Jack quería lastimarme. Bueno, eso no es una noticia. Lo había intentado antes. Es por Christopher por quien estoy preocupada. Rápidamente reviso mi correo. Aun no hay nada de él. No sé si deba enviarle un e-mail, o si sólo estaría provocando más al Sr. Rabia Violenta.

Elizabeth: Bien —responde Elizabeth, y su sonrisa en realidad toca sus ojos por un cambio—. Si hay algo que pueda hacer... cualquier cosa que necesites, házmelo saber.

Tn: Lo haré.

Elizabeth se queda ahí. —Sé lo ocupada que estás, Tn. Voy a dejarte volver a ello.

Tn: Um... gracias.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora