El pequeño Jimin

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Uno por uno, cada miembro fue entrando y firmando aquel contrato que les cambiaría la vida, entonces fue el turno de Jimin. A pesar de que ese despiadado hombre le había asegurado a Jin que la firma del contrato y el sacrificio de su persona protegía a los demás, él tenía otros planes y su segunda presa no era nadie más que el pequeño Jiminie.

-Buenos días señor- comentó el pelirosa entrando eufóricamente a aquella oficina, el mayor no pudo evitar lamerse los labios y tocarse un poco, definitivamente no se había equivocado al elegir a este hermoso chico como su segunda víctima.

- Buen día Park Jimin- el tono serio con el que habló el mayor definitivamente provocó cierta tensión en el pequeño, sin embargo, con la típica energía que lo caracteriza, siguió por la oficina y se sentó frente al escritorio.

-De los chicos eres el que tiene mejor cuerpo, figura delgada y delicada, facciones finas, definitivamente delicioso... antes de firmar el contrato necesito confirmar esa información, ponte de pie y gira un poco, también levántate la camisa- dicha petición dejo con cierto desconcierto al menor, nunca en la vida le habían pedido esas cosas, era de cierta forma...humillante.

-N-no lo voy a hacer, mi cuerpo es privado- respondió el lindo chico de forma segura.

-Bien...veo que tengo un mocoso que no entiende cómo funcionan las cosas en esta industria, ¡mira niño! Yo soy tu jefe ahora y si no obedeces puedo asegurarte que rompo el contrato y BTS se va por el caño, sabes muy bien lo duro que han trabajado tus mayores por este grupo y ¡¿tú lo vas a desechar solo por un capricho?! Que patético...ahora mismo llamo a tu empresa- el mayor levantó el teléfono dispuesto a cumplir sus amenazas, pero una suave voz lo interrumpió.

-E-espere por favor...v-voy a cumplir...esto lo hago por mis hyungs, Tae y Kookie- bajó la cabeza el de mejillas abultadas y prosiguió sacado su camisa blanca del pantalón, luego empezó a girar lentamente dejando que el mayor observara cada ángulo de su cuerpo hasta que este le dijo que era suficiente y le extendió el contrato a firmar.

-Definitivamente no me equivoqué contigo, eres muy bonito, serás de gran utilidad mi niño, nos vemos pronto- soltó el hombre cuando vio la firma en el papel, una sonrisa siniestra se asomó por su rostro.

Jimin no detalló aquella sonrisa, sin embargo, estaba preocupado...la palabra "utilidad" había quedado grabada en su mente y pensaba intensamente sobre a qué se refería el mayor. Al salir, decidió volver a su rostro habitual y llamó a Tae para que entrara.

Sueños robadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora