No hay escapatoria

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El tiempo se acelera cuando debemos enfrentar lo inevitable.

En un abrir y cerrar de ojos era lunes por la mañana, el mismo lunes en el cual el grupo debía ir a la empresa recién fundada a cumplir con los horarios establecidos y a saludar a su jefe o debería decir, al monstruo que los acechaba.

Seokjin abrió los ojos despacio viendo las blancas cortinas de su habitación iluminadas por la luz del sol, parpadeó un poco tratando de acostumbrarse al cambio de noche a día y se estiró un poco para desperezarse. Mientras pensaba muy preocupado acerca de este día, sintió un brazo apretando su cadera y no pudo evitar sentir un poco de pánico ante el toque, sin embargo, todo lo malo que se imaginó, se desvaneció al escuchar los leves ronquidos de la persona a su lado, sonrió un poco y se volteó para apreciar a su acompañante. Era su hermoso Nam, acarició la piel morena del menor y pudo sentir el amor llenándolo de valentía, Nam le había dado la oportunidad de encontrar amor en su desolada vida y en sus peores momentos de crisis, iba a luchar contra sus miedos y los iba a vencer.

O al menos eso pensó, pero saben algo, en esta historia no hay escapatoria.

Después de los suaves toques, el menor abrió sus ojos y se quedó embobado mirando la mejor escena del mundo, Seokjin un poco despeinado y sonrojado, su piel tersa iluminada por la luz del sol y una bella sonrisa que extrañaba ver.

-Hola amor, ¿Qué haces mirándome desde tan temprano?- se rió un poco el moreno.

-N~nam y~yo sólo miraba lo hermoso que eres, t~tu me tienes tan enamorado...

-Y tú también me tienes enamorado Jinnie, tu belleza no tiene comparación y me refiero a tu belleza interior, eres como un ángel, un ser tan puro y lleno de luz, me alegra que estemos juntos, que pudiéramos aclarar nuestros sentimientos de tantos años.

Seokjin escuchaba atentamente lo que el otro decía, sin poder creerlo, él en lo absoluto se sentía un ser puro, pues su vida se había visto por completo ensuciada, su cuerpo utilizado de la peor forma, su corazón y alma rotos por la crueldad, más sin embargo, por un instante, un pequeñísimo instante, él quería creer en las palabras de Nam, así que se acurrucó en su pecho e intentó olvidar todo.


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Pero bueno, como la vida es un constante flujo de repeticiones y sobretodo, no es justa, el grupo se encontraba frente a la puerta de la empresa, los chicos más afectados cerraron los ojos un momento para generar una milésima de la tranquilidad que quisieran recuperar en su vida, sin embargo, las heridas generadas todavía no han sido tratadas y la principal causa sigue ahí, esperando para atacar.

El edificio era lujoso, muy alto a decir verdad, contaba con todo lo necesario para crear artistas increíbles, todos los equipos de última tecnología, el personal necesario, el dinero que se requiere, pero todo esto no sirve de nada si en el fondo no hay humanidad, eso está más que claro.

El grupo subió en el ascensor hasta el piso veinte dónde se encontraba la oficina de Michael y después de pasar la recepción, Nam tocó levemente la gran puerta de madera para finalmente encontrar al musculoso hombre rubio, con traje elegante y lentes oscuros, hablando por teléfono mientras miraba por la ventana.

-Si, si ya te dije que es tu labor encontrar buena mercancía para seguir con nuestros excelentes negocios y el crecimiento de la empresa, asegúrate que sean lindos, que se vean inocentes y frágiles. Espera tengo que cortar, ya están aquí mis chicos. Adiós.

Sueños robadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora