Reparar a alguien roto

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Había pasado una semana desde que los chicos regresaron a Corea y no podían sentirse más felices, su país natal era sin duda encantador, pero sobre todo, era su hogar, el lugar más cálido de todo el universo.

Las prácticas para el comeback seguían con intensidad, pues tenía que ser sencillamente perfecto ahora que tenían promoción alrededor del mundo. Pero a pesar de que todo debía andar bien ya que estaban teniendo éxito, Jin y Jimin se comportaban de forma cada vez más extraña, hecho que les preocupaba de sobremanera  a los chicos, no les gustaba pasar mucho tiempo en grupo, ni que los tocaran, tampoco estaban comiendo bien pues ambos habían perdido un peso considerable, ni que decir del sueño, las notables ojeras delataban que ese mundo era lejano para ambos los ya mencionados.

La situación era extenuante y estresante para todos en el grupo, especialmente para Nam, pues al ser el líder se sentía constantemente culpable de que los integrantes del grupo no estuvieran bien, y aunque él más que nadie sabía que los días antes del regreso eran así, de hecho aún hoy después de varios años, tenía el recuerdo de las ampollas en sus pies tras practicar sin descanso su canción debut, no iba a permitir que alguien del grupo colapsara, y por lo tanto, el chico de lindos hoyuelos pidió un día de descanso para todos los chicos, de esta forma se podrían recuperar. Y por suerte les fue concedido.

Esa tarde de descanso, varios de los integrantes salieron a dar un paseo y a hacer sus cosas, Nam probablemente se fue a comprar algún libro, Tae y hobi a visitar a la hermana del segundo y Jimin y Yoongi salieron a comer un helado acompañado de una conversación urgente según el mayor.

En la casa quedaron únicamente Jin y Kookie, ambos rechazaron inmediatamente la propuesta de salir, pues el menor tiene tantas tareas que piensa que va a morir haciéndolas (o al menos eso les dijo a los chicos de forma dramática) y Jin, quería estar en la protección de su cuarto, lejos de personas que le pudieran hacer daño, así es, el lindo castaño parecía estar desarrollando fobia social.

-Jin hyung, ¿Puedo pasar?- habló suavemente el pequeño pelinegro tocando la puerta del cuarto de su hyung mayor, el cual estaba cubierto por sus cobijas intentando escapar un rato de la realidad, sin embargo, a penas escuchó al pequeño se sentó en la cama y le dijo que podía entrar a su cuarto.

-Es que tengo una tarea muy difícil de álgebra, hyung ¿Me puedes ayudar? Por fiiii- habló el chiquillo entrando con pasos cortos y subiéndose torpemente a la cama del mayor, mientras sostenía sus libros y cuadernos para mostrárselos a su salvador.

-Jungkookie tu sabes que no soy bueno en matemáticas, por qué no le preguntas a Nam cuando vuelva- comentó el mayor mirando al chico de forma dudosa e incómoda.

-Jin hyung… ¿Tu ya no me quieres? ¿Ya no nos quieres? Has estado alejado de nosotros todos estos días y pareciera que nos estás evitando, hyung, si hicimos algo mal por favor dime, no quiero que sigas así de distante, por favor no- hablaba el pequeño con la voz entrecortada y los ojitos acuosos.

-¿Cómo puedes decir eso Kookie? Yo los amo como nada en el mundo, ustedes son mis hermanitos, mi familia, o acaso ya olvidaste todas las veces que hemos dormido juntos porque extrañabas a tu mami o las veces que te compré comida y te llevé al colegio…- miraba enternecido al puchero que le brindaba su pequeño.

-Pero hyunnng…

-Nada de eso Kookie, tú siempre serás mi conejito, ahora veamos cómo resolver ese problema- terminó el mayor abrazando a su pequeño y dándole ligeras caricias en sus mejillas.

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-No huyas Seokjin o esto será muy doloroso.

-P-por f-favor, enserio no quiero, me duele mucho, ¡me duele mucho!.

-Eso debiste pensarlo antes de ser tan malditamente provocador ¡AHORA ABRE LAS PIERNAS MALDITA SEA! ¡Y DEJA DE LLORAR!

NAM! ¡NAM! ¡POR FAVOR VEN A AYUDARME! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ya no puedo más….

El lindo castañito se despertó exaltado ahogándose en sus lágrimas y recuerdos, no lo soportaba más, llevaba soñando con su agresor desde que este empezó a abusar de él, y no era posible sacarlo de su mente ni siquiera en sus sueños. Era muy tarde, estaba roto....

Sin pensarlo mucho y como acto reflejo, salió despavorido al baño del pasillo y devolvió lo poco que había consumido ese día, hasta que una voz adormilada lo trajo de vuelta a realidad.

-¿Jin hyung? ¡Rayos qué te ha pasado!- el moreno se acercó velozmente a su mayor y sin pensarlo empezó a acariciar su espalda mientras el otro lloraba desconsoladamente sobre el inodoro.

-¿Nam?

-Si Jinnie, permíteme ayudarte, te encuentras muy mal...

-Nam me duele mucho, me duele…

-Ya… tranquilo, shhh, tienes mucha fiebre cariño, déjame ayudarte- el moreno preparó todas sus fuerzas, sin embargo estas no fueron del todo necesarias para lograr su objetivo de cargar al castaño -Dios estás tan delgado…

Caminó un poco con el mayor en brazos y lo dejó delicadamente sobre el sofá de la sala, para ir a buscar un trapo húmedo y preparar agua aromática  para su lindo castañito.

-P-por favor no te vayas…

-Jinnie, solo voy a prepararte algo para que te sientas mejor y ya vuelvo, jamás te abandonaría…- y con esa hermosa sonrisa de hoyuelos fue suficiente para que el mayor se sonrojara y le permitiera al menor buscar las cosas necesarias para cuidarlo.

Fue así como el resto de la noche, el menor se la pasó cuidando a su lindo hyung, le puso cuantos paños húmedos fueran necesarios para bajar la fiebre, mientras colocaba los mechones castaños rebeldes detrás de sus orejas, le acariciaba el rostro suavemente y le decía palabras bonitas.

Solo hacen falta un par de caricias para reparar a alguien roto...

Sueños robadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora