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—Sonríe. —ordenó Jungkook al intentar tomarle una foto a JiMin para su identificación. Todos en el laboratorio tenían una.

—Es una identificación. Se supone que no sonría. —cuestionó moviendo sus ojos hasta ponerlos en blancos y cerrarlos.

—Como digas. —la foto fue tomada sin aviso previo y el flash asustó a JiMin dejando exactamente esa misma reacción en la fotografía. —Saliste precioso. —dijo con sarcasmo.

—¡Desgraciado! ¿Por qué no me avisaste?

—No querías sonreír, necesitaba un punto a mi favor.

—Ni siquiera la usaré en un futuro. —bufó

—¿Cómo se levantó el chico más hermoso del mundo? — todos allí presentes, unas diez personas, respondieron bien para luego reírse por el momento incómodo.

—¿Te refieres a mi? — con una sonrisa caminó lentamente hasta YoonGi para plasmar un pequeño beso sin aplicar mucha fuerza. Amaba hacer vueltas en el cabello de su dios enredando sus dedos y luego reírse como niño pequeño, y malvado, al saber que hizo nudos en la melena azul. Aún estando dos minutos cerca se sintieron bien. Apreciaban la compañía del otro y los mimos.

—Que amor... —murmuró SeokJin con una sonrisa en su rostro. Taehyung caminó con lentitud hasta él pasando su mano por el brazo de Jin para detenerse en su cuello.

—¿Quieres uno tú también? —preguntó mientras observaba sus labios, como si estuviera pidiendo permiso.

—¿Por qué no? — se volteó para quedar frente a frente y unir sus labios con el ángel. Sus labios danzaban en una melodía creada por sus cabezas y sus manos se entrelazaron completamente. —¿Por qué sabes tan dulce?

—Quizás, solo quizás, me haya comido el cupcake que había en el refrigerador. —robó un último beso de su dios y se separó.

—Eso era mío. —bufó Jungkook ignorando a todos para volver a JiMin y su fotografía.

—¿Eso es amor? —preguntó el pelinegro con duda y su pequeño dedo índice apuntando a Taehyung junto a SeokJin.

—Se nos olvidó ese pequeño detalle. —comentó NamJoon. —¿No sienten algo rarito en el aire?

—Está cerca.—añadió SeokJin preocupándose por JiMin. Mientras tanto JiMin no podía oír nada, como si todo su sentido hubiese sido apagado.

—NamJoon ¿para qué lo dejaste sordo?

—¿En serio quieres que escuche su llegada? Al principio se volverá loco, ese hombre es una cacatúa.

— ¿Le dijiste a Ho Seok que su memoria se borró?

—Se lo mencioné pero me ignoró. No me creyó. Espero que se controle. — un olor extraño se hizo presente, uno que empalagaba y volvía loco a cualquiera de tan fuerte que era. — Llegó. ¿Qué hacemos con JiMin?

—Muy tarde.

Dónde está. Necesito verlo. ¿Dónde lo tienen? — una voz muy reconocida retumbó por todo el lugar.

—Está preocupado y desesperado. —mencionó YoonGi sentado con un plato hondo lleno de palomitas de maíz.

—¿Comiendo en un momento como este?

—Déjame, siempre hay un buen momento para comer.

¡Mi príncipe! — los ojos del chico de cabellos rojos se detuvieron en la obra de arte más hermosa y perfecta que alguna vez pudo haber visto. Su príncipe se encontraba frente a él, después de tantos años de espera ahora pudo estar cerca de él. Sonrió como si no hubiese mañana mostrando toda su alegría.

Los ojos mostazas de JiMin se detuvieron en él, aquel color miel había cambiado a un tono más fuerte. Sus pupilas estaban dilatadas y su boca abierta. Lo que estaba viendo era muy perfecto como para que fuese real. Era como una estatua de esas que una vez vió en la tienda de su tío. Era muy real como para ser cierto.

Ay mi príncipe hermoso, no quería que esto pasara. Te juro que ni siquiera sabía. —habló con tristeza en su voz sin embargo, se sentía feliz de poder tener a JiMin frente a él, era como si una eternidad hubiese pasado. Con mucha sutileza, y aún con sus ojos fijados en el pelinegro, tocó las orejas de éste regresándole la audición. —¿Me escuchas?— el menor asintió con dudas. No sabia qué hacía alguien tan hermoso frente a él y tampoco comprendía el por qué de tanta cercanía y esos apodos que pudo leer cuando miraba esos labios grandes que formaban un corazón al sonreír. —Jiminnie, mi amor, ¿cómo te sientes? —los ojos de JiMin parpadearon tres veces ante la falta de información que su cerebro tenía, ¿habrá escuchado bien? Los ojos de el chico frente a él se tornaron un azul más impactante. —¿Aún me recuerdas mi vida?

—Aléjate de mi. —las manos de Ho Seok fueron arrebatadas de su rostro después de aquella orden. Los ojos de JiMin regresaron a su color natural y su ceño fruncido no tardó en aparecer. —¿Quién eres? ¿Cómo sabes quién soy?

Pero soy yo, Hobi. ¿No recuerdas?

Ho Seok te dije que...—JiMin puso toda su atención en Namjoon.

— ¡Me importa una mierda! ¡¿Quién le borró la memoria?! ¿Quien se metió con lo que me pertenece?

—Deja de actuar como si sólo te perteneciera a ti. — SeokJin lanzó una advertencia ya molesto con la ignorancia de Ho Seok.

— Perdón. ¿Qué haremos?

— No hablemos de eso frente a él, nos está escuchando.

— Nos está mirando porque NamJoon lo volvió a dejar sordo. —señaló Taehyung.

— ¿Qué?

— Perdón...

JiMin perdió el conocimiento hasta caer al suelo rendido. El olor lo mareaba y de repente se sintió débil cuando su cerebro captó una imagen extraña.

— ¡JIMIN! — el corazón de Ho Seok se quería salir de lugar. Lo pusieron encima de una de las mesas y trajeron hielo para ponerlo en su cabeza. — Arde en fiebre...

— ¿Se te olvidó calmar tu olor?

— Mierda...

— No te preocupes ya mejorará. — SeokJin dió unas pequeñas palmadas en su espalda dejándole saber que todo estaría bien.

— Te dejaremos solo con él. No se te ocurra pasar la raya.

— Cállate Nam. Sabes que no soy así.

— El dios del amor no quiere sobre pasar la raya porque su príncipe está durmiendo. Ay sí y yo nací hace un siglo. —soltó NamJoon con sarcasmo en su tono.

— Hablando de eso, estás viejo....—carcajeó Taehyung para irse.

Mental Illness || HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora