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Habían pasado unos días y Ho Seok iba poco a poco ganando la confianza de su ángel. Su pobre JiMin había sufrido demasiado. Los únicos abrazos que había recibido eran por parte de su padre y su hermano pero nadie más. Sus falsos padres no lo querían ni mirar y era hijo único en Busan así que era imposible tener con quien hablar si ni siquiera se podía tener amigos.

YoonGi lanzaba ropa al rostro de Ho Seok mientras buscaba una pieza en específico. Un suéter para el frío.

—YoonGi, me has lanzado más de diez suéteres y no quieres ninguno. Decídete de una vez, no tenemos todo el día.

—¿Te dije que me apuraras? Estoy buscando el que Jungkook una vez me regaló. —seguía buscando y Ho Seok comenzó a tararear una canción. —Maldito suéter del demonio, ¿dónde te mentiste?

—¿Ahora hablas con ropa? —Taehyung apareció sin camisa, su cabello pintado de diferentes colores, tenía una nariz de plástico color roja en su nariz junto con un gorro de cumpleaños en su cabeza y otro de navidad en su mano. — Eres extraño.

—Lárgate Tae, nadie te necesita.~

—Como digas gruñón.

—YoonGi, por favor.

—¡Lo encontré! —al sacarlo de su escondite se lo puso y Ho Seok comenzó a reír de forma burlona y sarcástica. —Si, lo sé. Dice "el amor es una mentira" pero era por el día de las bromas en abril, no fue mi culpa.

—Se te ve bien puesto, si fueses una niña de seis años con un peluche de unicornios.

—Hasta ellas creen en el amor. ¿No vez que juegan con barbies?

—¿Y por qué comenzamos a hablar de esto?

—Les dije que eran extraños. —añadió Taehyung vestido de Santa Claus mientras comía galletas de avena y tomaba café. —Tendré que alejarme de ustedes, se me podría pegar lo raro.

—Oye YoonGi, ¿no has sabido nada de mamá?

—No, pero estoy seguro de que está bien. No te preocupes, Hobi. No fue tu culpa que nos separaran de ella.

SeokJin observaba desde su habitación, la más alta del castillo, estaba orgulloso de lo que se habían convertido sus hijos y aquellos que adoptó. Sus dos hijos eran unos ángeles hermosos que serían cuidados con un cuidado especial porque conoce a los hermanos, YoonGi y Ho Seok, ellos no eran malas personas.

—Taehyung, ¿qué haces cariño? —el mencionado lanzó la pieza de rompecabezas que puso en su nariz y caminó hasta su dios luego de quitarse las botas que cargaba, cada una de un color diferente.

—Buscaba el cargador para mi alfombra.

—¿Cargador para alfombra? Taehyung, no tenemos una alfombra recargable.

—¡Ugh, fue en mi sueño! Sabía que algo no iba bien. —hizo una pausa y observó a su dios quien sonreía débilmente. —¿Qué te sucede, amor?

—Han crecido tanto...Tú has cambiado tanto. Todo es tan nuevo para mi. Siento que en un futuro no podré controlar todo esto. ¿Qué lograré si ni siquiera puedo hacer que uno de mis hijos sea feliz?

—Eso es trabajo de sus dioses. El trabajo que no puedas hacer tú lo harán ellos. Y si tú decayeres yo estaré ahí para levantarte, no creas que soy débil por ser un ángel. Yo te apoyaré y con mis estupideces te sentirás mejor.

—¿Cómo es que siempre tienes algo bueno para decirme?

—Porque conozco tu corazón y sé qué necesitas escuchar. No me llaman tu ángel por nada. —una sonrisa transformada en un beso y terminada en un abrazo fue la razón para que ambos terminaran acostándose del cansancio que cargaban.

—Te amo.

—Yo te amo más. —las luces fueron apagadas pero Jin aún sentía molestia, como si una luz siguiera encendida.

—¿Tae?

—¿Mhm?

—¿Por qué tu cabello está fosforescente?

—Iba a utilizar clorox para aclararme el cabello pero me ibas a matar y no quería quedarme calvo. Así que utilicé una de las tizas que tenías guardadas en tu gaveta.

—Eso no es para el cabello.

—Oh créeme que me di cuenta. Estaré verde por una semana.

La mañana había llegado, JiMin se molestó con la luz que provenía de la ventana así que abrió los ojos estos tenían un color mostaza y su piel se sentía fría. Jungkook por el otro lado se encontraba en el suelo roncando y abrazado de la alfombra color negra que estaba allí puesta.

—Creo que ahora las alfombras tienen muchas funciones. —rió levantándose de la cama para abrir la puerta. —¿Estás bien? —Ho Seok se encontraba con su cabeza recostada de frente a la puerta por lo que cuando JiMin la abrió éste ya antes mencionado cayó al suelo de cara.

—Estoy perfecto, mañana iré al médico. Creo que me rompí la mandíbula. —bromeó

—¿Por qué no vas hoy?

—Porque necesito pasar todo el día con alguien muy importante. —estiró su mano pidiendo que por favor lo acompañara.

—Bien. —aceptó

—¿Puedo...? —YoonGi pasaba por al lado de la habitación comiendo una manzana hasta que vio a Jungkook en el suelo acostado.

—Es todo tuyo. —con una sonrisa YoonGi salió corriendo hasta lanzarse encima de su ángel.

—¡JUNGKOOK, APÚRATE QUE ME ESTÁN ASESINANDO! —gritó dramáticamente para apartarse.

—¡¿QUIEN DEMONIOS SE ATREVE A METERSE CON MI YOONGI?! —con la alfombra en manos y sus ojos muy abiertos apuntó hasta la puerta viendo a Ho Seok con su hombro encima de JiMin y a YoonGi riéndose de su reacción. —Muy gracioso YoonGi, en serio, muy gracioso.

—Pensé que te quedarías durmiendo pero veo que no.

Ho Seok cerró la puerta detrás de él y caminó con las manos entrelazadas junto con JiMin. Necesitaba decirle y mostrarle lo que era amor y no se daría por vencido.

—¿JiMin?

—¿Qué sucede?

—Te amo. —los ojos mostazas del ángel cambiaron a una forma media lunar, sus labios se estiraron hacia arriba y se escuchó una tierna risa salir de él. — ¿Entiendes lo que es amor?

—¿La definición o el propósito?

—Ambos si así deseas.

—El propósito, según lo que me has dicho, es sentirte bien contigo mismo y con los demás, cuando das abrazos sinceros y besas con pasión, cuando te preocupas por alguien y cuando sufres junto con alguien. Amor es confiar. Y tú eres la definición. —terminó con la misma sonrisa y su cuerpo temblaba, quería sentir un abrazo de Ho Seok pero no sabía cómo pedírselo.

—¿Me puedes perdonar? Yo nunca deseé perjudicar tu vida. ¿Me puedes perdonar por tanta mierda que te hice vivir? Todos esos momentos infelices de tu vida... permíteme amarte como quiero. ¿Puedo? —con los brazos abiertos éste esperó al ángel rebelde.

—Creo que te perdoné desde la vez que impediste que me fuera. —corrió hasta sus brazos y ahí se sació de ese olor delicioso que ese dios dejaba salir.

Mental Illness || HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora