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JiMin caminó por el verde césped que había frente al gran castillo, sus manos tocaron unas rosas espinosas pero con mucho cuidado para no cortarse. Su rostro se encontraba pacífico, sus ojos estaban cerrados y su cabello revolcado. Sus ropas se movieron al son del viento y tarareó una canción en todo su caminar.

Estaba en paz y en tranquilidad, estaba en casa.

Ho Seok observaba cada movimiento desde su habitación. Obviamente no iría a dormir pero le dolía que su pequeño no le recordara en absoluto. Algo debieron haberle hecho. Recordó a su padre y a su hermano, recordó a sus amigos y Ho Seok estaba feliz pero, ¿por qué no a él?

Con dudas salió de su habitación por la ventana, típica de piedras, con sigilo. Caminó lentamente hasta el pelinegro con sus manos en sus bolsillos. Su cabello lucia hermoso aunque estuviese despeinado. Con una sonrisa de acercó finalmente hasta JiMin quien aún no abría sus ojos.

—¿No es un hermoso día? —preguntó el pelinegro sonriendo, sin embargo, sus ojos se mantenían cerrados.

—Ah si... es muy hermoso. —respondió con dudas. —Nunca lo había visto más perfecto. —añadió sin ya referirse al día.

—¡Pero, yo me lavé el cabello con mi champú! —gritó Taehyung desde adentro del castillo.

—¡Usaste el mío! —gritó Jungkook de vuelta. —No me puedes mentir. ¡Tu cabello está mitad azul y mitad rubio!

—¿Significa que te pintas el cabello azul? ¡Eres un ángel de mentira! — toda su boca creó una O. Jungkook no entendía lo que este decía. — ¡YOONGI, TU ÁNGEL ES UN FARSANTE QUE USA TINTE BARATO!

—Estas diciendo que yo me pinto el cabello entonces ¿no? —dijo YoonGi con una ceja alzada mientras masticaba una galleta de avena.

—Yo estem...

—¡Taehyung ven aquí y deja de correr con ese champú! —corrieron desapareciendo por completo de la sala y cocina.

—Cuan feliz me hacen... —expresó JiMin con sus ojos ya abiertos y una sonrisa gigante. — ¿No te sientes feliz de también tenerlos?

—Si, yo también me siento agradecido. Mucho más ahora que estás aquí.

—Me siento mal por no recordarte. Bueno recuerdo cuando te caíste pero nada más.

—Buenas, ¿tú no estabas durmiendo? — preguntó SeokJin con una ceja alzada. —No importa, a lo que venía. ¿Me quieres acompañar al pueblo, Jiminnie? Ah, y ¿me pueden quitar a Taehyung de la pierna?

—¡Jinnie, mi amor, búscame un tinte quita manchas azules! ¡Y un repelente contra ángeles falsos!

—¡Que no soy falso, Taehyung! —gritó Jungkook desde lejos.

—Eso es lo que dicen todos, no me llenarás la cabeza de mentiras porque luego me harás volverme un loco.

—Ven aquí Tae. —Ho Seok tomó a Taehyung en sus brazos y lo llevó adentro del castillo.

—Tus ojos son tan bonitos... —sonrió para tocarle la nariz y luego reír. — ¡JIN, AYÚDAME, ESTE LUNÁTICO ME MATARÁ!

—Exagerado. —carcajeó Ho Seok.

—Bueno, vámonos.

SeokJin trotó hasta la salida donde se encontraba el portón gigante de color blanco y gris. Al empujarlo siguió su camino sin detenerse.

—Desde que me fui, ¿Taehyung siempre ha sido así?

—Desde que nació.

A lo lejos se veían a muchas personas riendo y con muchas bolsas en sus manos. Era muy campestre y humilde. A SeokJin le encantaba visitar el pueblo cada dos o cuatro meses. Le encantaba salir de tanto estrés, ser prácticamente el jefe de los dioses no era un trabajo fácil —al menos no mentalmente.

Mental Illness || HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora