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SeokJin agarró la última pieza que necesitaba para irse junto a los demás. Los ángeles estaban enojados al saber que no podrían ir a ayudar. Era su deber estar al lado de sus dioses, sin embargo, estaba prohibido. JiMin hizo un mohín cuando se sentó en una silla, a Taehyung se le aguaron los ojos y pedía que lo dejaran ir, Jungkook agarró el brazo de YoonGi pidiéndole que no lo dejara y Jackson se mantuvo frente a NamJoon observándolo fijamente por minutos, no se cansaba de disfrutar verlo.

Cuando los dioses dijeron adiós hasta poner en marcha su andar los ángeles se comían las uñas y corrían desesperados por todo el castillo. No podían soportar la idea de saber que algo podría pasarles a sus dioses.

—No podemos quedarnos aquí, es muy peligroso para ellos. —habló JiMin moviendo sus piernas en un intento de salir corriendo.

—No podemos Jimmie, papá lo dijo. Debemos quedarnos aquí. —apoyó Jackson.

—Es que no lo entiendes... mi sol está ahí afuera en peligro. ¡Necesito ayudar!

—JiMin, no se puede. —terminó Taehyung causando que JiMin finalmente llorara. Sus lágrimas rebeldes salían sin parar, su corazón latía más rápido de lo normal pidiendo que por favor Ho Seok estuviera bien.

Mientras tanto Ho Seok sintió una punzada en el corazón como si estuviera conectado a alguien y este alguien le estuviera llamando; su otra mitad.

—Chicos me siento extraño. Siento que algo malo pasará. —dijo Ho Seok tocándose el pecho.

—Confía que todo estará bien. —sonrió YoonGi dándole una palmada en la espalda.

Cuando llegaron a Busan todo estaba tan diferente a como lo era hace casi 100 años. Para Ho Seok este lugar ya era normal porque lo visitaba cada año. Sin embargo, para los demás era como una película de terror y horror uniendo todos sus miedos y fobias. Busan se había convertido en eso, una ciudad sin amor y sin cuidado, nadie sonreía ni mostraba felicidad alguna. Se sentía un frío espeluznante y podías escuchar los insultos que todos brindaban a los demás.

—¿En serio vienes todos los años aquí? ¿Incluso después de que tienes la entrada prohibida? —preguntó Jin con preocupación.

—Si, ha mejorado desde la primera vez que vine. Y si es por amor no tengo por qué obedecer a las reglas. —sonrió para seguir caminando dejando a los demás frenados mirándose sus rostros confundidos.

—Ni yo que soy más frío que este lugar vendría todos los años. —se quejó NamJoon.

Con cuidado de no tropezar con nada ni nadie, llegaron a una esquina muy amplia donde ya no había personas. Observaron por todos lados buscando al causante de todo esto, al causante que arruinó la vida de JiMin, pero no se encontraba. Una sombra misteriosa se hacía cada vez más grande mientras aparecían más detrás de ella. Los ojos de Jin se querían salir de lugar mientras NamJoon entrecerró los suyos esperando a ver quiénes eran.

—¡BOO! —asustó Taehyung a Jin quien casi le golpeó el rostro pero por suerte se contuvo.

—¡¿Qué hacen ustedes aquí?! ¡Les dijimos que se quedarán en el maldito castillo!

—Jinnie, queríamos ayudar y aquí estamos.

—Taehyung, esto es muy peligroso.

—Lo sé pero queríamos ayudar, somos ángeles, somos fuertes.

—Vaya vaya pero ¿qué tenemos aquí? —el presidente Lee apareció con una sonrisa asquerosa llena de felicidad falsa, esa típica sonrisa hipócrita.

—Tú. ¡Te metiste con mi JiMin! —Ho Seok se acercó pero Jin lo detuvo con la mano.

—JiMin fue nuestro experimento. Finalmente logramos encontrar una forma de liberarlos y ustedes lo dañaron todo. ¡Ese chico podría llegar a ser normal! Lo teníamos todo controlado; había olvidado quién eras, había olvidado quienes eran todos ustedes. Su alma finalmente podría estar en paz pero mira donde volvió a decaer. Ahora su vida volvió a ser maldita.

Mental Illness || HopeMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora