Dean es atacado

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Sentados a la mesa, desayunando juntos en casa, luego de haber salido del hospital, el mayor de los Winchester se preparaba para enmendar el peor error que había cometido. Su expresión, triste y sombría, hizo que el menor sintiera una fuerte preocupación, acabando por preguntar:

-¿Día difícil?-.

-Sí... -dijo sin ocultar su tristeza y con lágrimas contenidas que empezaban a vidriar su mirada-... seguramente el primero de muchos... -agregó ya a un paso de desmoronarse-.

-¿Pasó algo malo en el hospital? -intentó averiguar Sam, que para poder apoyarlo tenía que saber que era lo que le pasaba-.

-No, no es algo del trabajo, es...

-¿Qué?... -hizo un poco de contacto físico para reconfortarlo-.

-Parece que sólo he sabido cometer errores en la vida...

-No más que yo, puedes estar seguro de eso... - con tono cargado de amor procuró consolarlo-.

-No, es así, siempre has sido el mejor de los dos, tal vez porque tuviste otras influencias...

-¡Qué locura!, "el mejor de los dos" eso no existe... -remarcó con ternura-.

-Toma tus cosas... -a esas alturas una lágrima cayó- regresa a California, aún no es demasiado tarde para que puedas recibirte... ellos tienen razón, te manipulé, y nunca hubieras ido a parar a una prisión con Lucifer si yo no hubiera ido ese día a buscarte, Jessica aún estaría viva....

-¿Crees que fue tu responsabilidad? -negó Sam- Azazel no iba a permitir que me quedara estudiando, los dos fuimos manipulados por ángeles y demonios para que Lucifer y Michael pudieran enfrentarse dentro de nuestros cuerpos humanos, no íbamos a poder intervenir en esa decisión, es lo que nos tocó, pero no les dimos el gusto de ver esa pelea encarnada en nosotros... tampoco le daremos el gusto a esa cosa de que te conviertas en el nuevo Caín y yo Abel, estoy harto de que intenten convertir nuestra vida en un maldito pasaje de la bíblia, no voy a permitirselos -se al cabo de un silencio breve agregó- como tampoco voy a permitir que sigas cargando ese peso, Dean, mandé solicitudes a cada universidad del estado, fui a Stanford porque fue la única en la que me aceptaron, hubiera ido a donde fuera con tal de alejarme de papá, estaba cansado de que me diera órdenes como si fuera mi maldito jefe y me ponía enfermo que pusiera armas en tus manos como si fueras a enlistarte en el ejército, pero si él no lo hubiera echo... si no nos hubiera entrenado cómo lo hizo no habríamos sobrevivido... lo entendí muy tarde, pero lo entendí.

-Jamás podré tener otro compañero pero quiero que estés a salvo, necesito saber que así va a ser... -le dijo con ojos cristalizados el mayor-.

-¿Y cómo podrías saberlo con certeza si estuviéramos alejados?... si quieres que esté bien vas a tener que seguir cuidando mi espalda... pero vas a tener que dejar que siga cuidando la tuya porque serán ellos o seremos nosotros, y sólo somos fuertes como equipo... lo siento pero no vas a ser tan fácil que te libres de mí, al parecer no tienes esa suerte...

-Estás loco enano -soltó Dean cuando el más alto lo aferró-

-Y pensabas que yo era la pobre víctima de tus manipulaciones... ¿Ya te diste cuenta de que en realidad es a la inversa? tienes razón, jamás he tenido los patitos en fila y aún con todos los desmadres que hago y que hice, siempre te las arreglas para seguir queriéndome y apostando por mí, no sé cómo le haces, yo mismo me hubiera abandonado hace tiempo.

-Es que eres un libro abierto para mí, lo que no dices con palabras lo gritas en cada arránque, es probable que haberte cuidado de bebé halla despertado ese sexto sentido que sólo las madres tenemos.

Perdido en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora