Aventura en Navidad

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"­¿Estás ocupado? Necesito una mano, es importante."

Crowley leyó el mensaje de Ken y lo respondió de inmediato.

­"¿Donde estas?"

"En el Polo Norte"

"Iré en cuanto pueda"

El demonio sintió una oleada de temor y preocupación y dedujo que el chico se encontraba en serios problemas.

Como estaba en medio de un ritual satánico y no sabía cuanto tiempo podía quedarle ni cuanta fuerza requeriría de él, se llevó las almas de todos los presentes, humanos (buenos y malos, vivos y muertos) y animales, dejando en aquella cabaña en el bosque un círculo de cadáveres.

Entonces desapareció teletrasportándose hacia el Polo Norte.

En lugar de aparecer al lado de ken, decidió adaptar su frecuencia a la más baja que hubiera en el lugar como un camuflaje energético para no delatar su presencia ante posibles enemigos.

El lugar estaba infestado de trolls, armados con arcos y flechas.

En ese momento Ken, que había estado abrazado fuertemente al primer reno del trineo de Santa Claus, a pocos metros de él y su esposa, se incorporó y alzó la mano para incrementar el campo de energía que los estaba protegiendo de los proyectiles, que no eran físicos sinó pura energía negativa.

Entonces Crowley se asustó al notar en la ropa del chico una enorme mancha de sangre hasta que comprendió que en realidad provenía de la herida del animal.

Enseguida se dió cuenta de que los arcos de las criaturas, tenían una debilidad, una esmeralda que oficiaba de fuente de energía. El demonio las hizo explotar a todas juntas y los entes quedaron desarmados. Entonces el más grande y aterrador de todos ellos, que era evidentemente el lider, procuró arrojar una enorme piedra que impactaría de lleno en Ken y en Rodolfo pero para cuando la había levantado en el aire los ojos de Ken y Crowley habían brillado juntos y una explosión de luz los expulsó del área.

El campo de energía también desapareció. El demonio corrió hacia el alidorado y aferrándolo por los hombros le preguntó:

­-¿Te encuentras bien?

­-¡No te preocupes por mí, salva a Rodolfo!

­-Tranquilo...déjame verlo...

Crowley se dió cuenta de que el reno agonizaba y su corazón podía detenerse de un segundo al otro, apoyó una mano sobre su frente y otra sobre la herida y hubo de concentrarse para recuperar su cuerpo de forma acelerada.

­-Ahí lo tienes, mira, tu reno ya encendió las luces­- dijo refiriéndose a la nariz colorada, pero al voltear encontró a Ken inconciente, exhausto por todo el despliegue de energía psíquica­-.

Crowley lo tomó entre sus brazos y lo atrajo hacia él. Entonces, Santa Claus reconociendo la oscuridad reaccionó:

­-El chico se queda con nosotros­-.

­-Salvé a su reno porque él me lo pidió, no me voy a ir a ninguna parte sin él.

­-Disculpe los modos de mi marido, usted sabrá comprender su preocupación, ¿quiere entrarlo a la casa?, deben estarse congelando.

­-Gracias señora ­-respondió y lo recargó en su hombro para poder llevárselo. El señor Claus miró a su mujer interrogativamente y recibió una mirada de seguridad por parte de ella.

Perdido en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora