Capitulo 3

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Al sur de Evergrene, en el campamento de los Thiores, los guerreros observaban a los esclavos que habían raptado en su ultimo ataque

Apenas habían conseguido llevarse a unos cuantos hombres, dos mujeres y dos niñas.  Las mujeres eran muy útiles, se encargaban de cocinar y atender a los guerreros correctamente, normalmente, cada guerrero tenia derecho a cuantas esclavas quisiera.  Una vez una esclava le perteneciera, podía hacer lo que deseara con ella, siendo esta la forma en que los guerreros engendraban hijos.

-¡Alieth! ¡Donde diablos esta mi hijo! – Los gritos de Zircle, jefe de los guerreros Thiore  sonaban por todo el campamento

- Mi querido hermanito, parece que se perdió anoche, tras el ataque a la aldea de Ferestes – decía  Ereter con cierta satisfacción – ya os dije querido padre que cualquier día pasaría 

-Pareces satisfecho con la idea de que me hubiera podido pasar algo, querido hermano- contesto Alieth con cierto desden, saliendo de detrás de una de las tiendas del campamento

- Bueno no hubiera sido de extrañar mi querido Alieth, que hubieras resultado herido, ambos sabemos que estabas algo distraído en el campo de batalla

-Sin embargo no fue a mi, a quien disparo una simple pueblerina, a la que ni siquiera fuiste capaz de capturar, ¿no es así mi adorado hermano?- Alieth sonreía ante la idea de que una simple mujer hubiera podido con su hermano, ciertamente esa mujer merecía respeto

-¡Cierra tu maldita boca! ¡Me tomo por descuido!- Ereter parecía enfurecido ante las palabras de su hermano

-¡Ya basta! ¡Estoy arto de que busquéis cualquier oportunidad para pelear!-Zircle odiaba que sus hijos se comportaran como críos, pero tambien era consciente de que ambos hermanos se detestaban, cosa que no parecía tener remedio

Ereter se retiro a la enfermería para que le curaran la herida de bala que esa maldita mujer le había hecho en el lado derecho del costado .

Alieth marcho a su tienda a lavarse un poco, estaba manchado de tierra y sangre, necesitaba un buen baño. .

-Ah hermanito, ¿Cómo as podido dejarte herir por una mujer? Jajaja- pensaba en voz alta mientras se sumergía en la tina de agua tibia que una de las esclavas había preparado.

Mmm...el agua estaba deliciosa. Cerrando los ojos se centro relajarse y entonces la vio en su mente, aquella muchacha, aquella dulce mujer que no sintió miedo ante el, que incluso le curo la herida.  No podía olvidar sus ojos azules como el agua, su cabello dorado, sus labios rosados que invitaban a ser besados. Como olvidar su figura, no había podido quitarle los ojos de encima mientras ella le curaba la herida, su traje blanco se pegaba a su piel mojada, resaltando sus largas piernas, su estrecha cintura. Dios no podía parar de pensar en ella.

-Será mejor que me de prisa-racionaba saliendo de la tina- no creo que a mi padre le caiga en gracia que llegue tarde a la reunión

Ya en la tienda, con el resto de guerreros citados por su padre, incluyendo su hermano, Alieth se preguntaba que seria aquello que debían aclarar en la reunión.

- Señores, señores – alzaba la voz Zircle para acallar los gritos de todos los guerreros – Soy consciente de que la aldea de Ferestes es una de las que mas se nos resiste, pero eso debe cambiar, no es mas que una simple aldea, y no podemos permitir que piensen que pueden revelarse en nuestra contra

- Claro que si padre- Ereter parecía feliz con las palabras que salían de la boca de su padre –Esos pueblerinos deben recibir su merecido.  Y esa maldita zorra que se atrevió a dispararme me las pagara muy caro

-Pareces muy enfadado con una simple mujer, no hermano, yo que tu tendría cuidado no fuera a ser que volviera a disparate- Alieth se burlaba de su hermano, pero sentía lastima por aquella muchacha, si su hermano la capturaba, lo pasaría realmente mal y a el no le hacia gracia que torturaran a una mujer

-Ya basta-Zircle interrumpía el comienzo de una nueva discusión entre sus hijos – La aldea de Ferestes será atacada esta noche, y esta vez espero que les hagáis entender que somos nosotros quienes mandan

Todos los guerreros salieron de la tienda, salvo Alieth que fue llamado por su padre antes de disponerse a salir

-Hijo mió, no es de mi agrado que discutas tanto con tu hermano- Zircle parecía triste, ante sus  propias palabras – Soy consciente de sois muy distintos y pensáis diferente pero sois mis únicos hijos y yo estoy viejo y cansado, nada me gustaría mas que juntos llevarais adelante a los Thiores, como yo hice hasta el día de hoy

-Padre, aun te quedan muchos años por delante, no  hables como si tu tiempo hubiera acabado – Alieth abrazaba a su padre- y ya sabes que mi hermano y yo no nos llevamos bien, no podemos obligar a que las cosas sean  de otra manera, pero te prometo que are todo lo que pueda por calmar las aguas

 Alieth mientras se dirigía hacia su tienda no paraba de pensar, aquella muchacha dijo que su aldea había sido atacada esa noche, así que ella debía ser de la aldea de Ferestes, eso lo complicaba todo, sentía que estaba con deuda con ella.  Pero no era solo eso, no podía mentirse, de solo pensar que pudieran matarla, o que alguno de sus guerreros le pusieran las manos encima se enfurecía, debía buscarla esta noche y evitar que algo le pasara.

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