Capitulo 29

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No podía controlar la rabia que sentía, había visto a ciara tomada del brazo de ese idiota y se tuteaban.  Se hablaban como si se conocieran de toda la vida y ella le sonreía ¿Qué es lo que estaba pasando? Apenas quedaban tres días para que la batalla comenzara y ella se dedicaba a pasear por el palacio agarrada del brazo de ese príncipe prepotente.

-Hijo ¡Hijo! –mi padre me golpeo en el hombro para que volviera a la realidad, estaba sumergido en mis pensamientos –llegaremos tarde a la reunión Vamos

Ah encima teníamos una reunión en el palacio y seguramente ella llegaría con el del brazo. Estaba tan hermosa, como deseaba besarla, abrazarla, enterrarla entre mis brazos.

-Buenas tardes señores – mi padre saludo al entrar, estaba claro que llegamos tardes, todos estaban allí, menos Ciara

-Bien comencemos –Orestes dio comienzo a la reunión

-¿No deberíamos esperar a la princesa? –pregunte directamente a Orestes, me pareció extraño que ella no estuviera allí

-Ciara, no se encuentra bien, envió a su capitán en su lugar –fue Westbord el que me contesto ¿Cómo sabia ese entupido como se encontraba ella?

Orestes continuo, y durante una hora y media debatimos las posiciones de cada uno de nosotros con nuestras tropas en el campo de batalla y la mejor hora para iniciarla.  Yo no podía concentrarme, estaba rabioso, Ciara ni siquiera me hacia caso.  Yo la amaba y no podía dejar de pensar en ella .

Una vez acabada la reunión, fui a entrenar con mi padre, cuando ese presuntuoso de Westbord apareció.

-Disculpen señores, ¿les importa que entrene con ustedes?

-No claro, adelante –mi padre contesto, yo le ignore, pero después decidí aprovechar ese momento para salir de dudas

-Disculpe príncipe ¿Cómo es que decidió luchar con la princesa? –descubriría que se tramaba ese idiota

-Bueno, mi padre siempre apoyo a sus padres y a su reino y ahora me toca a mi ayudarla.

-Y no pensó que quizás con un matrimonio entre ustedes el reino podía estar mas seguro –mi padre me miro con sorpresa, pero enseguida comprendió que era lo que yo pretendía

-Pues la verdad es que si. Y se lo propuse -¿Cómo? Ese maldito desgraciado, casi no pude controlarme, mi padre me agarro del hombro –Como le dije a la princesa la estabilidad de un reino depende de un heredero. Y casándonos y teniendo  un hijo podríamos traer estabilidad a ambos reinos.

-Y por supuesto acepto –lo di por echo por eso se paseaba con el por el brazo

-No –me sorprendí con su respuesta – La princesa rechazo mi propuesta, una verdadera pena, esa mujer es fantástica, me habría encantado ser su esposo. Pero la estabilidad del reino ya esta segura, ella esta en cinta, según me dijo en unos ocho meses su hijo nacerá.

Me quede sin habla y el príncipe se marcho hacia su tienda.

-¡Tu lo sabias! –me gire hacia mi padre, que me observaba con precaución, no me lo dijo ¿Por qué? -¡Esta embarazada! ¡Mi hijo! ¡No me lo dijiste!

Enfurecido me dirigí hacia el palacio, esta vez Ciara me oiría, el era el padre de ese niño y no iba a permitir que le apartara de el.

-¡Hijo espera! ¡Hijo! –oí a mi padre gritarme pero le ignore y proseguí mi camino

Entre en el palacio, y subí al segundo piso, Ciara estaba en su habitación, unos guardias trataron de impedirme el paso pero les golpee y seguí adelante.

La guardia venia hacia mi, cuando Claere les ordeno que pararan y me asintió para que siguiera adelante.

Entre en la habitación enfurecido.

-¡Ciara!¡Ciara! –ella se sobresalto, estaba sentada en un sillón, vestida con un camisón de seda blanco que se deslizaba por su piel, me pareció una diosa, pero estaba demasiado enfadado –¡Me ocultaste que estas embarazada!

-Si y ¿Qué? Es mi vida y eso no te incumbe –Parecía indignada

-¡Es mi hijo! ¡No me vas a alejar de el! –jamás lo permitiría

-¡No! ¡No te equivoques Alieth! –me miro a los ojos con altivez –Mi hijo, sabrá quien es y  que sangre corre por sus venas, jamás le ocultare nada. Pero tu no tienes ningún derecho sobre el ni sobre mi y jamás lo tendrás.

-¡No lo permitiré! –Claro que tenia derecho, la amaba, la quería

-¿Cómo? Que dirás, que me convertiste en tu esclava y por eso espero un hijo tuyo, eso te llevaría a la horca –se dirigió a la puerta y la abrió indicándome que me marchara –Tu me sacaste de tu vida. Todo lo que los Thiores hicieron hasta el día de mi reunión con tu padre fue olvidado. Absolutamente todo. Ahora soy yo quien te quiere fuera de mi vida.

Jamás pensé que ella pudiera estar tan resentida por que yo la devolví con su padre. Pero quizás tenia razón, me fui del campamento dejando que un guerrero la sacara de allí, yo la eche, le hice daño y la perdí. Me marche de la habitación dando un portazo.

-¡Hijo! ¡Hijo mió! –mi padre corría hacia mi, preocupado –No podía decirte nada, fue en el consejo de guerra cuando me entere

-No me apartare de ella padre –le mire a los ojos –es la mujer de mi vida y va a darme un hijo y aunque no me deje estar a su lado no me ire.  No la dejare, no otra vez.

Mi padre me abrazo y me acompaño a mi tienda para que tomáramos un buen baso de vino

EvergreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora