Todos estábamos sentados a la mesa y las sirvientas servían el desayuno. Tanto la cara de Orestes como la de mi padre habian cambiado, se veían aliviados de que Ciara se encontrara recuperada.
-Buenos días señores –Ciara entraba por la puerta principal de la sala, caminaba de forma firme, debía encontrarse mucho mejor
-Buenos días Ciara –Westbord se levanto de inmediato y retiro la silla donde la princesa se sentaría y ella le sonrió y se sentó
-¿Cómo te encuentras Ciara? –Orestes pregunto con cariño
-Bien Orestes, me encuentro mucho mejor –Ciara sonreía –Disculpad el retraso pero el doctor vino a visitarme.
-¿Y podemos saber que es lo que os a dicho? –Louis hablaba con cariño
-Que estoy recuperada pero aun un poco débil. No debo esforzarme mas de la cuenta pero si me alimento bien puedo volver a la normalidad.
Comenzamos a desayunar con tranquilidad, no conversábamos simplemente disfrutábamos de aquellos manjares que nos habian preparado.
-Disculpad majestad –uno de los guardias apareció en la puerta del salón y Ciara le indico que hablara –Un mensajero trae una carta, pero dice que solo os la entregara a vos y que esperara la respuesta.
-Pues hazle pasar entonces –El guardia se retiro y fue a buscar al mensajero Era extraño, una carta que solo le entregaría a ella
-Majestad –el mensajero hizo una reverencia en la entrada y se acerco a Ciara entregándole la carta y retirándose unos pasos. Ciara abrió el sobre y parecía concentrada leyendo la carta, pero su expresión era extraña, pensativa.
Entonces doblo la carta y pareció meditar unos segundos, tras los cuales se levanto.
-Disculpen señores un asunto me reclama –se giro hacia el mensajero-vos seguidme.
El hombre no respondió simplemente asintió y camino tras ella al despacho.
-¿Qué asunto reclamara la atención de la princesa para que se levante en pleno desayuno?- Westbord pregunto a Orestes
-No lo se, hasta ahora todos los asuntos del reino los he llevado yo. No se que es lo que esta pasando.
Cuanto me molestaba no poder estar con ciara en el despacho, yo era el padre de su hijo, el hombre que la amaba y quería saber todo sobre ella.
No tardaron mucho en salir del despacho, ella regreso a su asiento y el mensajero salio con bastante prisa de palacio.
-Orestes, haz que preparen todo para recibir al príncipe Freedge Tronos mañana en la mañana –Ciara parecía seria
-¿El príncipe Fredge Tronos? ¿El hijo del rey Tronos? –No pude evitar preguntar -¿es que quiere pediros que liberéis a su padre?
-No, no es eso –bebió un poco de jugo –Es un asunto privado
¿Privado? ¿Qué asunto privado podía tener ella con ese hombre? Terminamos de desayunar y vi a Ciara salir a pasear al jardín así que decidí acompañarla.
-¿Te importa que te acompañe? –pareció sorprendida ante mi pregunta
-No –me sonrió –pero no me preguntes sobre la visita del príncipe mañana porque no te puedo responder.
-De acuerdo –me causo risa que la forma en que ella lo dijo –Entonces ¿puedo preguntaros si habéis pensado algún nombre para nuestro hijo?
-Eliezer –cuando dijo el nombre no supe como reaccionar, le llamaría como mi hermano, como aquel hijo que mi padre perdió, como mi hermano -¿y si es niña?
-Es niño, lo se –Ciara sonreía, me alegraba tanto verla sonreír junto a mi de nuevo, no pude evitar pararla y girarla hacia mi. La mire directamente a los ojos y la abrace, necesitaba hacerlo, me moría por tocar su piel.
-Disculpad –Orestes nos interrumpió –Ciara deberíais acompañarme estamos preparando todo para el recibimiento del príncipe. Pero no sabemos para que exactamente.
-Os acompañare –Orestes pareció reír ante mi insistencia en no separarme de Ciara.
Después de prepararlo todo, almorzamos todos juntos y el príncipe Westbord anuncio que se marcharía en dos días, ciertamente llevaba demasiado tiempo fuera de su reino, Ciara pareció triste ante su partida pero le dijo que siempre seria bienvenido a sus tierras.
La tarde paso rápidamente, Ciara estuvo en el despacho con Westbord arreglando todo lo necesario para que regresara a su pueblo y el apoyo que habíamos recibido de ellos fuera reconocido.
A la hora de cenar, Ciara no ceno con nosotros, dijo que tenia que descansar, la cena se me hizo triste sin ella.