Estaba relajándome en la bañera y pensando en todo lo que había cambiado la situación en tan solo un día. Los Thiores se unieron a nosotros, lo sabia, y el príncipe Westbord había mandado un aviso de que nos apoyaría en la batalla y pedía asilo en mi palacio para el y en el campamento para su guardia, a la espera del día de guerra.
-Me molesto mucho que Zircle, tratara de hacerme cambiar de opinión respecto a mi participación en la lucha –le comente a Claere mientras ella me traía unas sales para el baño
-Niña piensa que el sabe que llevas a su nieto en tu vientre, solo se preocupa por ambos –me sonrió –nosotros mismos nos opusimos a tu decisión cuando supimos de tu embarazo.
-Es mi decisión, soy fuerte Claere ¿crees que haría algo que pudiera perjudicar a mi hijo? Se muy bien lo que hago
-Ya, pero no puedes pretender que aquellos que te queremos no nos preocupemos por ti y por tu estado –Salí de la bañera me lié. en una toalla y me senté frente al tocador, ella comenzó a cepillarme el pelo –Sabes, el padre del príncipe Westbord siempre fue amigo de tu padre y odio a los Thiores pensando que ellos los habian matado.
-Lo se, mi padre, quiero decir Orestes me lo contó –me costaba tanto no decirle papa
Cuando estuve lista, cite al príncipe en la sala de té, pensé que seria una forma informar y relajada de presentarnos, junto a un té y unas pastas y pareció que a el tambien le gustó la idea.
Claere insistió en que debía impresionar al príncipe y ella misma eligió mi ropa.
Un vestido violeta y negro, con corpiño en palabra de honor que sinceramente resaltaba mi figura y mis pechos, debía aprovechar ahora, dentro de poco estaría demasiado gorda para este tipo de ropa. Unos guantes de encaje violeta y un recogido que dejaba toda mi melena caer por el lado derecho de mi cuello. Unos pendientes finos negros y violetas me daban un toque elegante.
Cuando entre en la sala del té, el príncipe ya me estaba esperando en ella, se incorporo y se giro hacia mi, cuando se quedo paralizado, debí impresionarle mucho. Recupero el aliento y me hizo una reverencia que yo respondí con otra
Después tomo mi mano y me acompaño a mi asiento.
-Es un verdadero honor ser recibidlo en su palacio majestad –aun parecía impresionado
-Y para mi es un placer recibirle, príncipe –le sonreí y le indique con la mano a una de mis damas que sirviera el té -¿un poco de té?
-Gracias, princesa –espero a que nos sirvieran y continuo –pero por favor llamadme Westbord.
-Y vos a mi Ciara –realmente parecía un hombre honrado
-Ciara, vuestro capitán de la guardia me informo de la situación y de los planes para la batalla y estoy de acuerdo en todo –pareció meditar un poco antes de proseguir –Pero hay algo que preocupa a los reinos vecinos y no hablo solo del mió princesa.
-¿Y que es? Estoy segura que tengo solución para ello –sonreí ya suponía cual era el problema y sin haberlo propuesto tenia la solución.
-Vos princesa, no estáis casada, no quiero decir que una mujer no pueda reinar, sois reina por derecho, pero –tomo un sorbo de té –la preocupación de los reinos es, un heredero. La seguridad de un reino es, la existencia de un heredero al trono.
-Lo se. Y mi reino esta seguro –pareció impresionado con mi respuesta –Se que una de las soluciones que me plantearíais seria contraer matrimonio y engendrar un heredero. Y por supuesto vos seriáis un candidato.
-Ciara no pretendía ofenderos. Yo solo pensaba en. . .
-No os preocupéis, no me ofendéis. Se de buena fe que sois un buen hombre y un gran rey y creedme que si tuviera que escoger un marido por obligación, vos seriáis la mejor elección –le mire a los ojos –pero esa no es la situación. En ocho meses mas o menos, mi pueblo tendrá su heredero. Así que no veo la necesidad de que contraiga matrimonio.
-Lamento oír eso, Ciara, realmente me hubiera encantado compartir mi vida con vos –me miro a los ojos –pero tendré que conformarme con ser vuestro amigo. Si vos me lo permitís claro.
-Por supuesto, seréis un gran amigo.
-Y vos seréis una gran reina, de eso estoy seguro –me sentía cómoda con ese hombre
-Bien ¿Qué os parece si damos un paseo? De esa forma, podremos compartir ideas para la batalla –necesitaba un poco de aire
-Me parece una gran idea – Se levanto y me ofreció su brazo -¿me permitís?
Paseamos por los jardines del palacio, mientras hablábamos, cuando oímos jaleo en el campo de entrenamiento, salimos y vimos como uno de los guardias de Westbord y un guerrero Thiore peleaban. Zircle y Alieth trataban de controlar la situación pero no lo conseguían.
-¡Ya basta! –al oír mi grito todos callaron y me observaron, la pela ceso- ¿Qué
Diablos creen que están haciendo? Estamos aquí para luchar unidos, no entre nosotros y si no son capaces es que me equivoque con ustedes.
Ambos agacharon la cabeza ante mi mirada, les intimidaba
-Zircle, confió en que controle a sus guerreros –Zircle asintió con la cabeza y Alieth me miro fijamente –Westbord, tus soldados están aquí para apoyarme, espero que eso no lo olviden.
-No, Ciara, no te preocupes, tal situación no se repetirá –me tendió su mano para continuar con nuestro paseo, la verdad es que no tenia ganas de seguir paseando, pero al ver la cara de Alieth sonreí y tome su mano.
Nos marchamos ante la atenta mirada de todos.