Por mucho tiempo
esperando aquello;
los tibios besos de un viajero
que decidiera quedarse.
Muchas lunas alumbrando
la fría e inhóspita tierra,
cubierta de cristal,
de cristal cada vez más grueso
con el pasar de los días.
De cristal que ardía
en un fuego de marfil.
Fuego que todo consumía
con su inmenso manto.
Esperando...
Anhelando...
Palpitando, silencio dormido.
Observando los caminos
que algunos transitaban,
más ninguno detenía su andar, no más que suspiros,
no más que lamentos.
Dejando a su paso
el simple desconsuelo
de la noche perpetua.
De las sombras escondidas
en muecas torcidas.
De orquídeas marchitas,
o tal vez congeladas
en cápsulas lunares.
Que nadie podía abrir
por falta o exceso.
Esperando...
Anhelando...
Palpitando sus pétalos.
De su monocromático paisaje alguien se fijó,
se prendió aunque hacerlo significara cristalizar su cuerpo, exponer su alma a lo incierto
que aquella tierra era.
Insistió...
Construyó...
Encontró el inicio.
En una cueva de algodón frío.
Tan frío en su interior
como la escarcha de montañas.
Ella le esperaba sin saberlo.
Un tibio roce a la distancia...
Un cálido abrazo desde lejos...
El final del invierno.
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Hace mucho que no publico algo por falta de tiempo más que nada.
Pero quiero dejarles esta pequeña historia.
Espero que les guste.
Muchas gracias por seguir leyendo 💕.
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Un Momento de Quietud
Poesía"Cuando todo esta en paz o en calamidad absoluta, cuando los últimos sonidos de una sonora avalancha se dispersan o comienzan de nuevo en una danza sin fin..." (Fragmento, Un momento de quietud") Si algo llega a su final de forma inesperada, ¿no es...
