Capítulo 5: "Cambios de la adolescencia: Confía en mí"

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Ya había pasado dos años desde que Gokú y Milk encontraron el camino al pueblo, dos años en los cuales el jovencito de cabello alborotado había construido una pequeña balsa en la cual el traslada a la pelinegra al otro lado de la laguna cada vez que ella iba a vender sus frutos al pueblo y digo vender porque Milk debido a sus constantes visitas al pueblo había aprendido, que si vendía las frutas que llevaba podía obtener dinero para comprar las cosas que hagan falta para su casa y así lo hizo, eso siempre que podía le llevaba fruta a la mujer que le regalo los zapatos a ella y a Gokú, ella a cambio le pagaba con algún otro alimento que la pelinegra lo recibía con alegría, Milk también había aprendido a preparar algunos platillos observando cocinar a unas mujeres del restaurante donde ella llevaba también sus frutas.

A parte de ello el par de pelinegros cada día crecían mas aunque ellos desconocían la edad que tenían, ellos ya habían entrado a la adolescencia y con ellos los cambios propios de la edad empezaban hacerse notorios en ellos sobre todo en la pequeña y bella Milk que ya no era tan pequeña, ella había empezado a experimentar ciertos cambios en su cuerpo y en su organismo en sí que un principio le causo temor pero luego comprendió al notar que ello le pasaba cada mes que ello era algo normal en ella.

Gokú por su parte había crecido de estatura y se había vuelto aún más atractivo que de niño pero había algo en el que no cambiaba incluso siendo ya un adolescente y eso era su inocencia y nobleza.

Habitación de Milk:

Una pequeña pelinegra trataba de colocarse un vestido que había comprado hace algún tiempo en el pueblo.

No comprendo, ¿Por qué no me queda?, pensaba la pequeña niña mientras se quitaba el vestido que no había podido colocárselo pues su pequeño busto evito que este bajara sobre su piel con la comodidad que antes lo hacía.

Creo que son por estos, cada día crecen más, así ya no me quedara mi ropita, dijo Milk con nostalgia mientras bajaba su vista hacia su pecho.

El pensamiento de la pequeña niña fue interrumpido por el llamado de su pequeño amigo.

Milk, ¿Aun no vamos a comer?, decía Gokú.

Si, ya voy a servir, ahora salgo Gokú, respondió la pequeña niña pelinegra mientras tomaba otro de sus vestidos que era más flojo que el otro para ponérselo.

Tendré que ponerme nuevamente este, pensó la pelinegra.

Luego de haberse vestido la jovencita pelinegra salió presurosa de su habitación.

Ahora sirvo, dijo Milk.

Sabes Milk, estuve pensando que la próxima vez que vayas al pueblo traigas algunas semillas de verduras para sembrarlas, así tendremos no solo frutas aquí, sino verduras, y hasta podemos sembrar papas, decía Gokú.

Si hare eso, respondió Milk mientras servía la comida.

¿Te pasa algo Milk?, dijo Gokú.

¡Eh¡ no, no, respondió la pelinegra mientras caminaba con una plato hacia la pequeña mesa.

Te noto extraña, dijo Gokú mirándola con detenimiento de pies a cabeza.

No hagas, eso Gokú, dijo Milk con molestia mientras sentía sus mejillas arderle al tiempo que dejaba el plato sobre la mesa para luego volver hacia la pequeña cocina.

¿Pero que hice?, yo no hice nada malo, solo miraba si había algo en ti que quieras que yo note, siempre que te pones algo nuevo, ¿me preguntas si no veo algo nuevo en ti, no?, además cada vez que te pones algo nuevo te pones así de misteriosa, dijo Gokú con calma.

"Cautivos de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora