Una hermosa jovencita de cabellos negros, rasgos muy finos y piel blanca cual porcelana que vestía un sencillo vestido color rosa, se encontraba mirando por el umbral de la puerta a un apuesto jovencito de cabello alborotado que estaba dándole de hachazos a unos trozos de madera.
¡Gokú¡ en este tiempo has crecido mucho, yo me siento muy pequeñita junto a ti, casi me llevas una cabeza de estatura además tu cuerpo esta tan distinto como el mío, mi cuerpo también cambio en estos más de dos años, si más de dos años es mas ya van a hacer tres años que Gokú y yo aprendimos a contar el tiempo, gracias a un calendario que me dio la señora Sho para ver mis periodos, ella fue muy paciente explicándome todo con respecto a mis periodos y a los días que forman un mes, ella también me enseño a ver cuántos meses tiene un año, ella me dijo que era increíble que mis padres, no me mandaran a la escuela, yo no le respondí nada solo entristecí y pues ella prefirió no indagar más, creo que fue lo mejor porque no hubiera sabido que decirle. En estos más de dos años también aprendí a leer mejor y le enseñe a Gokú a hacerlo también, nosotros teníamos noción del abecedario y sabíamos leer algunas palabras y escribir algunas pero con el tiempo ya se nos estaba olvidando pero gracias a la señora Uranai lo volví a recordar, ella cada vez que voy al pueblo me enseña una de sus deliciosas recetas para preparar pastelitos y yo cada vez que puedo se los preparo a Gokú. Gokú, me encanta verlo feliz, su sonrisa, es muy linda y sus ojitos brillan mucho cuando sonríe y ello a mí me encanta, me hace sentir feliz también, pensaba la pelinegra mientras miraba al apuesto jovencito de cabello alborotado.
¡Milk¡ dijo Gokú al sentirse observado haciendo que la jovencita pelinegra sonriera.
Veo que ya terminas de cortar la leña, respondió Milk con voz temblorosa sin comprender bien su actitud.
Si, ya termino Milk, dijo Gokú.
¿Puedo recoger algo de ella?, pregunto Milk con una dulce sonrisa en su rostro.
Claro, respondió Gokú mientras miraba con detenimiento el rostro de su bella amiga.
¿Te ayudo a llevarlas?, dijo Gokú con esa dulce sonrisa que le fascinaba a la pelinegra.
Si, dijo Milk.
Gokú tomo unas cuantas de las leñas que había cortado en sus brazos y empezó a caminar con ellas al tiempo que la pelinegra tomaba unas cuantas leñas más para seguir a su amigo.
Hoy preparare pastel de manzana, dijo Milk.
En serio Milk, respondió Gokú feliz.
Si, en serio, hare pastel de manzana.
Tengo todos los ingredientes que necesito además será mi manera de agradecerte que hayas cortado tanta leña para la cocina, dijo Milk sonriendo.
Gokú miro a su amiga y sintió un extraño cosquilleo dentro en su interior pero lo ignoro y continúo su camino hasta la cabaña.
Horas después:
La pelinegra sacaba del horno el pastel de manzana que había preparado y lo colocaba sobre una mesa para que se enfríe al tiempo que su mirada se posó en el rostro de su apuesto amigo de cabello alborotado que se encontraba sentado mirando una de las revistas que ella le había traído del pueblo en una de sus visitas a este.
Milk, ¿ya estará el pastel?, dijo Gokú girando su rostro hacia el lugar donde estaba la pelinegra pero al hacerlo su vista se posó en los ojos de la jovencita haciendo que esta sintiera sus mejillas arder y su corazón empezara a latirle a prisa.
La pelinegra solo bajo la mirada mientras sacaba unos cubiertos y platos de una caja de cartón.
¿Te sientes mal Milk?, dijo Gokú preocupado al ver la actitud de la jovencita.
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"Cautivos de amor"
RomansaGokú y Milk perdieron a sus padres en un accidente siendo ellos los únicos sobrevivientes de este, ambos viven desde niños solos en un bello bosque desarrollando ambos sentimientos mutuos conforme van creciendo.