20. Tortura

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Al llegar de nuevo a la casa de seguridad la señora Felisa abrazo a su esposo que tenía solo unos rasguños pero ya se había sanado.

Ver esa escena llena de amor y preocupación por parte de la señora Felisa me hizo recordar un momento similar con Erik.

Solo que esa vez la herida era yo y Erik el que se preocupó por mi, sacudí mi cabeza intentando quietarme esos recuerdos.

¿Alguna vez lograre amar de nuevo? Pero que digo claro que no, no me voy a permitir amar de nuevo, no dejaré que mi corazón se rompa de nuevo.

Felisa- Aisha querida, Grecia quiere hablar contigo- me saco de mis pensamientos la señora Felisa.

Aisha- si ya voy y no saldré de ahí hasta que ella haya sufrido lo suficiente- los padres de Erik asintieron felices y después se despidieron de nosotros.

La señora Felisa me entregó un papel con una dirección pero antes de poder pregúntale algo ella salió Jenna se acercó y miro el papel después lo leyó y me dijo.

Jenna- es la dirección del lugar donde está sepultado el cuerpo de Erik- asentí y sonreí de lado.

Después fui a los calabozos al entrar en la celda de Grecia me imaginé el cuerpo de Erik en el suelo de su casa todo destrozado y ensangrentado y a esta puta llorándole hipócritamente.

Grecia- yo lo quería, no lo amaba pero lo quería un poco, él siempre trato de llegar a mi corazón pero yo no se lo permití por que sabía que jamás cambiaría mi forma de ser ni por él ni por nadie, sé que debí rechazarlo pero al imaginarme a alguien más a su lado me enfurecía por eso tú haces bien en querer rechazar a tu futuro compañero eterno- hablo sacándome de mis pensamientos.

Aisha- tu lo querías un poco y yo... yo lo amaba yo quería ser la que lo hiciera feliz, la que estuviera siempre para él, la que lo cuidara de todo y todos, con la que algún día tuviera una familia unida yo quería tener a sus hijos creciendo en mi vientre, sé que no me gustan los niños pero con él hubiera formado la familia desperfecta y al mismo tiempo perfecta yo lo quería todo con él pero llegaste tú y arruinaste ¡todo!- clave una estaca de madera en su vientre -y si voy a rechazar a mi compañero eterno por que al único que amo, que ame y amaré siempre será Erik, él era MÍO sin importar que la diosa luna lo hubiera destinado para ti él era mío y de nadie más ni siquiera cuando te encontró te perteneció por que él era mío- clave una estaca en la palma de su mano ella chillo -él era mío y yo era suya sin importar nada-

Lloré no me importaba que ella me viera llorar pues pronto será un cadaver.

Grecia- sabia que tu lo amabas y en serio perdón- lloró ella - no debí meterlo en mis problemas-

Aisha- debiste jamás haber aparecido en su vida-

Tome un palillo y la bañé en verbena la enterré en sus labios para mantenerla callada ella se removía pero todo fue en vano pues cuando puse el palillo en sus labios ya no hablo.

Pero si chillo yo tampoco quería seguir hablando, los recuerdos de Erik riendo, besándome, abrazándome, protegiéndome y celándome me hacían torturarla de la peor manera.

Inyecte verbena en sus labios como si fuera colageno, le ponía verbena en las heridas impidiendo que se sanaran, le puse un collar con astillas y una corona de astillas bañada en verbena.

Le puse pequeñas astillas entre las uñas y los dedos, le dispare dardos de madera bañados en verbena al final no puedo más y con un movimiento de labios rompió el palillo que puse en sus labios.

Pero cada vez que movía los labios le dolía por los pinchazos que se daba con el palillo partido a la mitad en sus labios llenos de verbena yo me reía y me emocionaba con cada grito que daba.

Los Hermanos Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora