Complejo Lake City: 1° parte

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Invierno: 2 semanas después.

La nieve estaba en los suelos, el frio se hacia presente, ante esta situación, los adolescentes tuvieron que conseguir ropas más abrigadas, Ellie tenia un chaleco verde oscuro por encima de la ropa que llevaba antes, por su parte Julián tenia una chaqueta de cuero café encima, más una bufanda negra con blanco, estaban escasos de comida, así que ambos salieron a cazar en la nieve, la pelirroja arrojo una flecha encontrándose con un conejito que había recién salido de su madriguera.

Ellie guardo su arco en su mochila, junto al resto de flechas y se acerco a la presa, sujetó la parte trasera de la flecha que había atravesado al animal y la extrajo de su cuerpo.

Esto no durara mucho – comento Ellie al dejar el mamífero con Callus.

Justo en ese momento Julián le indico a Ellie algo mucho mejor que el conejo, un ciervo adulto.

Shh ah es nuestro día de suerte – susurro el pelicastaño.

Solo lo asustaras – dijo Ellie atando al caballo a un árbol – En marcha.

El dúo comenzó a trotar por la nieve, algo bastante duro de hacer, descendieron por una pequeña colina para buscar algún rastro de animal, lo vieron a distancia, dando elegantes saltos para alejarse de sus cazadores, siguieron recorriendo sin problemas una subida bastante inclinada. La nieve y el esfuerzo requerido no parecían ser un problema para el mamífero, a diferencia de ellos.

Mmm hubiera traído el arco de Joel – se recrimino a sí mismo el chico.

Oh rayos... - murmuro Ellie, frustrada, antes de que comenzaran a correr tras el ciervo.

Los jóvenes tenían más que claro que esa cacería iba a requerir toda la paciencia del mundo, sus marchas fueron más lentas cuando comenzaron a subir, siguiendo las huellas del ciervo en la nieve hasta alcanzar la cima de la colina, valiéndose de rocas y raíces para conseguir una mayor tracción.

Y aquí vamos de nuevo – comento el pelicastaño, mientras seguía a Ellie.

Siguiendo los huecos del manto helado, empezando a descender entre algunos árboles y, enfocando la vista varios metros más adelante, la pelirroja se agacho rápidamente. El venado había dejado su carrera y se encontraba registrando el suelo, removiendo la nieve con una de sus patas delanteras y olfateando entre la hierba.

Tendremos que acercarnos más – comento resignado Julián.

Ambos se mantuvieron agachados aprovechando las rocas y la hierva crecida para no ser vistos, hasta llegar a un sitio detrás de un arbusto, la pelirroja saco la flecha, la cargo, apunto y disparo.

Buen tiro – elogio el pelicastaño.

El ciervo se agitó y dio unos saltos iniciales antes de salir corriendo de allí, al notar el rastro de sangre en la nieve, empezaron a correr tras él.

Tras varios minutos corriendo, volvieron a ver al mamífero, se acercaron al animal sin que el los detectara y Ellie disparo otra flecha dándole de lleno.

Oh cielos... - murmuro Ellie agotada.

No podemos permitir que escape – agrego Julián siguiendo la sangre.

Trotaron detrás del herido animal, hasta llegar a un paso interrumpido pobremente con una cerca de madera a medio caer. Las huellas y la sangre dirigían más allá, sin otra opción, saltaron la cerca y continuaron.

Recuerdo que seguir la sangre no es bueno – comento el pelicastaño algo disgustado.

¿Qué es esto? – dijo Ellie, bajando sin dificultad y comenzaron a internarse en las ruinas – Oh, genial. Todo esta bien. Este lugar no es siniestro para nada.

Una historia del The Last of UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora