NARRA CAMILE
-"se vende local, en un buen sitio de la ciudad"- leí lentamente.
-pero, no es muy específico - refunfuño mi castaña amiga
- ni siquiera me prestaste atención cuando leía.
Lucy esbozó una delicada sonrisa y luego se sonrojó un poco.
-Lucy...
-¿qué? ¡Ah! Si... Si- se notó lo poco atenta que estaba.
Me pare de mi cama y me acerque a ella lentamente. Coloque mi rostro muy cerca del suyo y luego grite. No fue un grito de niña, fue más bien uno de aquellos "Boo" que dices cuando quieres asustar a alguien.
Lucy botó el celular y callo al suelo del susto que se llevo.
-¡Madre Santa! ¿Me quieres matar de un susto? - chilló desde el suelo.
-no me estabas prestando atención.
-¡Claro que si!- se quejó estirando sus manos para que la ayudara a poner de pie.
-¡¿A sí ?! - la levanté de un solo tirón- entonces dime, ¿que estaba diciendo?
Mi amiga volteó los ojos y luego se peinó un poco.
-pues... Eso de... Del local.
-¿qué cosa?- la mire retóricamente
-Que es... Muy amplió.
Cogí su chaqueta de mi cama y de la lancé demasiado rápido, tanto que no la pudo atrapar.
-No era de eso- cogí las llaves del auto- la pequeña Lucy está tan encanta con su empresario, que no me esta prestando atención.
-Camile, no seas exagerada. Solo me equivoque en esta pregunta, por que me cogiste fuera de base- dijo entrando al baño para aplicarse un poco de humectante en los labios.
-sabes que no es cierto.
Desde qué Luciana, había iniciado su plan "intentarlo I" había estado en las nubes.
-bueno, si... Pero Patrick, estaba comentándome sobre un libro que acababa de regalarle su primo. ¿Adivina como se llama?- obviamente no pude contestar- "¿cómo no dejar lo deberes, cuando se está enamorado?" - pronuncio con una extraña voz- Es muy gracioso, porque solo llevamos tres semanas saliendo. Es imposible hablar de amor- me miro asustada ¿Verdad?.
¿Qué haría yo con mi loca amiga?
-hablaremos de eso mientras vamos a buscar un buen sitio para nuestra tienda.
Dedicaríamos nuestro día completo a buscar el sitio perfecto para nuestra tienda. Necesitábamos un lugar, económico (estábamos teniendo muchos gastos últimamente), amplio (pero sin exagerar) y bien ubicado. Aunque el resto de detalles aún no estaban resueltos.
No sabíamos como se llamaría.
No sabíamos con exactitud que venderíamos y de donde lo sacaríamos.
No sabíamos de donde sacaríamos más dinero para mantener a flote nuestro proyecto.
Ya estaba empezando a creer que no lo podríamos realizar. Y es que para ser realistas, hasta el momento solo habíamos tenido buena suerte, porque nuestro proyecto de venir a Italia fue demasiado improvisado. Aún me sigo asombrando de que no hubiéramos tenido ningún problema y que todo fuera "tan color rosa".
-tenemos que tener los pies sobre la tierra, Luciana- pronuncie seriamente.
-se que no podemos excedernos, pero también podemos esforzarnos.