El gran secreto de Esteban que Hebe siempre quiso saber, fue revelado y ella no sabe qué hacer.
Luego de intentar con muchas fuerzas alejar todo lo que había intoxicado y reinado en su vida, ese pasado amenaza con destruir todo su esfuerzo.
Pero, au...
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Hebe
Si pensé que el final del primer semestre había sido duro, no tenía ni idea lo que el último semestre me tenía preparado.
Debido a que todo se nos venía encima (graduación, PSU, postulaciones a universidades), había que cerrar el año escolar antes para los de último año.
Y eso significaba trabajos, investigaciones, presentaciones y pruebas lo más pronto posible.
A todo eso le agregaba la preparación que teníamos con Cris para la feria de ciencias.
Lo único en lo cual podía pensar era en como disfrutaría mis vacaciones.
-No puedo creer que ya nos hayan dado una presentación para mañana -dijo Maca, atando su cabello en una coleta-. Lo único positivo de esto es que para diciembre estaremos desocupados.
Asentí, siguiéndola hacia el patio.
—Lo único malo de eso es que estaremos esperando los resultados de las pruebas. —Me senté en una banca, aferrándome a mi chaleco—. Siento que ni navidad podré disfrutar.
Maca hizo un movimiento con su mano, desechando mis palabras.
—Nos irá espectacular, no hay de qué preocuparse.
Lo dijo con tanta convicción que intenté aferrarme a sus palabras, pero no pude.
En su posición era fácil. Sabía lo que iba a estudiar y por ende cuanto puntaje necesitaba.
Yo seguía teniendo mis opciones cerca, sin saber por cual inclinarme.
No quería que mi puntaje decidiera por mí, así que me la iba a jugar por las pruebas, sabiendo que muchas veces eso no era suficiente.
Los nervios podían defraudarme, podía sufrir algún percance.
No sabía con exactitud como esos dos días irían, por lo tanto me moría de nervios.
Pero no era momento de pensar en eso. Tenía un par de semanas más para aclarar todas mis ideas.
O eso esperaba.
—Aunque le dije a Alejandro que no pensaba ni darle un chocolate barato para su cumpleaños, mentía —dijo Maca, tomando un sorbo de su café—. Pienso tirar la casa por la ventana... Bueno, cuando encuentre un lugar adecuado para la fiesta.
—¿Cuántas personas piensas invitar?
Frunció su entrecejo, buscando su celular.
—Unas setenta u ochenta —dijo, mirando la pantalla—. Aunque no lo creas, hay muchas personas que le tienen mucho aprecio.
Me reí ante la mueca que hizo.
—Esas son hartas personas. Debes de buscar un lugar bastante espacioso y a eso añádele todas las cosas para comer, beber, música...