Hebe
—No puedo creer que me hayan disuadido a hacer esto —murmuré y me acomodé el vestido lo mejor que pude.
Era muy ajustado para mi gusto y sentía que las costuras se romperían con cualquier pequeño movimiento.
—Deberías mejorar tu capacidad para susurrar. Aún te escuchamos —dijo Maca al otro lado de la cortina—. Sal, queremos ver cómo luces.
Suspiré y me miré por última vez en el espejo. El color dorado se veía extraño en mi tez y había poca tela cubriendo mi piel. El diseño era raro o tal vez para eso había sido creado; mostrar toda la piel posible sin ser vulgar.
Aunque no conseguía lo último.
Salí del probador y me topé con Maca y Ale, los cuales estaban sentados en un sofá del lugar. Miraron cada parte del vestido y toqué mi frente con los dedos.
No estábamos logrando nada.
Era el día del baile al cual Esteban me había invitado y como siempre, los chicos querían que todo fuera perfecto. Era algo tierno de su parte, pero no cuando me arrastraban tienda por tienda en la gran ciudad y me hacían entrar en cada vestido posible.
El viaje de media hora en un bus atestado, caminar bajo un viento azotador y haber pasado por ya veinte tiendas me habían puesto cansada.
Y con muy poca paciencia.
Estaba segura que podría encontrar algún vestido antiguo en mi armario que serviría bien para la ocasión.
Los chicos no lo creían así.
Así que sacando una parte del dinero que me había ganado en el verano, los había seguido porque tal vez estaban en lo cierto.
Ahora que estaba acá, buscaría yo un vestido por mi cuenta.
—Ya, basta, no vamos en ninguna dirección —dije y ellos me dieron sonrisas de disculpas—. Yo elegiré el próximo vestido.
—Lo hiciste varias veces antes y tampoco conseguimos nada —dijo Ale y yo lo miré con cejas alzadas.
—Por lo menos me acercaba más a lo que quiero que ustedes.
Maca ahogó una risa y Ale se tocó el pecho, como sintiéndose herido. Luego dejó escapar una carcajada.
—Touché.
Intentando moverme de forma calmada para no romper el vestido y luego tener que reponerlo, me dirigí hacia la parte de las perchas.
Lo bueno del lugar es que estaba más vacío que las otras tiendas. En realidad, éramos los únicos junto con la dueña.
Comencé a ver cada vestido, tela, color, forma, sin encontrar algo que fuese de mi gusto. No necesitaba algo pomposo, como lo que me había pasado Maca, o algo provocativo, el cual era el enfoque de Ale.
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Sentirse Completo (#2 Sentirse Viva)
JugendliteraturEl gran secreto de Esteban que Hebe siempre quiso saber, fue revelado y ella no sabe qué hacer. Luego de intentar con muchas fuerzas alejar todo lo que había intoxicado y reinado en su vida, ese pasado amenaza con destruir todo su esfuerzo. Pero, au...