III. Alexander

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Dedicado a @VickyyZaraLB14 y a @saraydanielapc 


Aquellos segundos parecieron minutos para Evie. La Sanadora vio cómo ocurría todo a cámara lenta; el cúmulo de sentimientos que la atravesaron eran tan dispares y caóticos como la reacción de los espectadores que se encontraban cerca de aquello.

Evie vio cómo algunos solares retrocedían asustados al ver la llamarada. Otros, sencillamente se quedaban petrificados en el suelo al ver un poder que hasta hacía poco creían extinto. También observó, con gran pena, cómo alguno de sus amigos intentaba frenar el ataque sin éxito.

Y luego, lo vio a él.

Vio como Gael se interponía entre el cuerpo de Emma y la llamarada que acababa de lanzar en su dirección.

La cabeza le pidió a gritos que cerrase los ojos, que no quería verlo; pero por alguna razón no pudo dejar de mirar cómo las llamas acertaban de pleno en la espalda del Guardián.

Por suerte para todos, Mikael había conseguido crear un escudo frente a Gael en el último instante, haciendo que las llamas chocasen brutalmente contra la barrera, haciendo que los tres –Evie, Gael y Emma– salieran despedidos, como si de la onda expansiva de una explosión se tratase. Después, todo se convirtió en un absoluto caos.

Los padres de Gael corrieron al lado de su hijo mientras su madre gritaba presa del pánico, Lía y Alexander intentaban despertar a Emma –que parecía haber quedado inconsciente–, Mikael a su vez intentaba pasar a duras penas entre el gentío para curarlos, y Neil trataba de ayudar a su novio gritando que le dejasen hacer su trabajo. Y, alrededor de todo eso, estaba David, quien intentaba tranquilizar a la gente que gritaba mientras corría sin saber muy bien qué hacer o a dónde ir.

Pero ella se había quedado de rodillas en el suelo, tratando de ignorar el ruido y los gritos del alboroto que se había formado; del alboroto que ella había causado.

Evie supo que esta vez había ido demasiado lejos dejándose llevar al darse cuenta de que estaba totalmente sola; la gente no se atrevía a acercarse a ella y todas las personas a las que quería la miraban con gestos que alternaban entre la decepción y el miedo.

Gael, quien tan solo unos días atrás la había mirado con el mayor amor del mundo, finalmente se levantó al ver que Emma estaba bien y se giró hacia Evie con una expresión de absoluta rabia y odio.

En ese momento, todo se volvió negro.

—Buenos días —dijo una voz familiar a su lado en el momento en el que empezaba a abrir los ojos

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—Buenos días —dijo una voz familiar a su lado en el momento en el que empezaba a abrir los ojos.

Cuando el aturdimiento inicial desapareció, Evie vio que la voz era de Neil. Estaba sentado en un sillón junto a la cama en la que se encontraba –que resultó ser la suya–, y unas leves ojeras marcaban el rostro del muchacho.

—¿Qué ha pasado? —preguntó ella intentando recordar qué había pasado después... Después de su desastroso ataque de celos. Una punzada de culpabilidad le atravesó el estómago al recordar todo.

Los ojos del Bosque (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora