V. Orgullo recién adquirido

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Evie llevaba dando vueltas por la casa toda la mañana. Estaba muy molesta por lo que había ocurrido con Gael y Emma, además de que se arrepentía de haberle atacado –aunque tampoco demasiado–.

Pero tenía algo rondando en la cabeza que le estaba empezando a preocupar en igual medida: ¿qué había pasado con Eról? Kameron ni siquiera lo había mencionado en el juicio. Y lo que le había contado Alexander no le había gustado mucho.

—«Hola Alexander, soy Evie. Sigo dando vueltas a lo que me comentaste ayer sobre Eról. ¿Has descubierto algo?»

—«Hola Evie» —contestó el chico—. «Precisamente estoy aquí con David y Mikael hablando sobre el asunto. Mikael nos ha contado que cuando contaron al Consejo todo lo que había sucedido, no parecieron sorprenderse demasiado sobre lo que vimos en aquellas mazmorras bajo el barro... Y ahora no sabemos qué ha pasado con Eról ni dónde está. Hay algo que no nos están contando».

—«¿Dónde estáis? Quisiera hablarlo en persona con vosotros.»

—«Ven a la biblioteca. Pero no hables con nadie sobre esto. Es mejor que no sepan que estamos husmeando...»

Evie asintió para sí misma y decidió ponerse ropa oscura, una gorra y unas gafas de sol. Se miró al espejo y no pudo evitar reírse de sí misma, a pesar de la situación.

«Oh, vaya. No parezco nada sospechosa... Me falta el saco de tela y cualquiera pensaría que voy a atracar un supermercado.»

Cambió rápidamente su ropa por algo más casual y salió por la puerta.

Cuando llegó a la biblioteca, se encontró a los tres chicos mirando un libro que parecía sacado de un museo de antigüedades; era tan viejo que estaba lleno de partes ilegibles, borradas por el paso del tiempo

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Cuando llegó a la biblioteca, se encontró a los tres chicos mirando un libro que parecía sacado de un museo de antigüedades; era tan viejo que estaba lleno de partes ilegibles, borradas por el paso del tiempo.

Sabía que se habían percatado de su presencia –especialmente Mikael–, pero decidió guardar silencio y esperar a que ellos dijeran algo. Si no se habían separado de su lectura era porque estaban realmente concentrados en algo.

—Mierda —dijo simplemente David.

Evie llevaba tanto rato esperando que pegó un pequeño respingo del susto.

—¿Qué ocurre? —preguntó ella.

—¿Recuerdas que Eról comentó algo de que gracias al trato con Áznaroz ya no necesitarían esperar para traer a su padre a la vida? —dijo Mikael con cara de preocupación. Evie asintió, siendo consciente de que había pasado aquél detalle completamente por alto. Un escalofrío le recorrió la espalda—. Pues, según este libro, el Bosque Sombrío fue creado por un gran demonio al que sus súbditos se dirigían como padre. Parece ser que hace siglos que no se le ha visto. Aunque la mayor parte está borrada, y no podemos leer más.

La Sanadora se quedó inmóvil un par de segundos, asimilando poco a poco esa información, y finalmente decidió acercarse al libro sin comentar nada al respecto.

Los ojos del Bosque (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora