Raganarok: Creencias

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-Madre... ¿Por qué soy débil?- un pequeño acababa de ingresar a su pequeña en una pradera lejos de toda civilización. Tenía heridas y golpes en el cuerpo... Una mujer lo miraba con dolor y tristeza.- ¿Es por qué no tengo poder demoniaco que se burlan de mí, que padre no...?

-Escúchame bien Sairaorg.- La mujer se acercó a su hijo y se puso a su altura, tomó un pañuelo y le empezó a limpiar la sangre que tenía en la cara.- El poder demoniaco no lo es todo, eso no marca lo que eres...

-Pero...- La mujer le puso un dedo en la boca en señal que calle y la deje hablar.

-Aún si no tienes poder demoniaco, aún posees tu cuerpo, un cuerpo sano.- La mujer le sonrió para luego seguir.- ¡Si careces de algo entonces trata de cubrir esa debilidad con algo más! ¡Puede ser fuerza bruta, puede ser inteligencia, puede ser velocidad, lo que se te ocurra!- La mirada de su madre era seria pero al mismo tiempo destilaba bondad.- No importa lo que el resto diga, eres un hijo de la casa de Bael. Incluso sin poder demoniaco, incluso sin el poder de la destrucción... un día definitivamente ganarás sino te rindes.- La mujer le limpió el último rastro de sangre que tenía en la cara.- Vamos... hora de comer.

-Mamá...- La mujer miro al niño quien se mostraba seria.- ¿Odias a padre y a la casa de Bael por lo que...?

-El odio y el dolor... si bien son emociones fuertes y te dan poder, son un veneno que te mata lentamente... poco a poco te pierdes en esta y pierdes noción de tu meta original, incluso si quieres hacer un bien. Un verdadero bien es algo que se realiza con tu esfuerzo y pasión... no pisoteando la vida de otros. Recuerda esto hijo, si un día conoces a alguien que cree que hace un gran bien a través del sufrimiento de otros que tal vez ni culpa tengan.... Dale un buen golpe en la cara, las palabras en una pelea sobran... lo que valen son los puños.- Misla Bael le sonrió a su hijo, una mujer fuerte y sabia sin duda... digna madre del hombre que será conocido como el verdadero Lion King.

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Sairaorg, Aj, Koneko y Regulus miraban a Polifemo con seriedad, se notaba que el tipo estaba seguro de sus palabras. Tal vez el odio no lo guía pero si el dolor de lo que paso y vivió. Ninguna de las chicas sabía que decir... En verdad no sabían como contrarrestar lo que acababa de decir y eso las enfurecía ya que si bien sabían que hacía mal en ayudar a Loki en hacer esta locura, sabían que no tenían fundamentos para decir algo contra eso. Sairaorg por su lado miró a Regulus, este asintió al ver que su amo se había decidido.

-Veo que no estás de acuerdo con mi decisión heredero de Bael, lo veo en tus ojos.- Polifemo miraba que en efecto Sairaorg no estaba afectado.- ¿Qué crees Bael?

-Creo que tienes la razón, lo que padeciste es la verdad de este mundo... El mundo es cruel con los débiles, los distintos, los no queridos.- Sairarorg apretó su puño, puño que tenía marcas de sus entrenamientos, entrenamientos que lo han llevado hasta aquí.- Cambiar el mundo está bien... el mundo cambia por nuestras acciones y eso lo sé... Yo también deseo cambiar las cosas en el inframundo, crear uno que no discrimine a los que son como yo, a los que nacen sin talento... un mundo donde uno pueda crear su propio lugar por lo que hace y no lo que es.... ¡Ese es mi sueño!- Sairaorg se sacó el polo que llevaba de un movimiento ante la sorpresa de ambas chicas.- ¡Te entiendo, más de lo que crees pero... No puedo aceptar el modo en que deseas cambiar el mundo! Tu dolor te ha cegado...- Polifemo no dijo nada...- Sé que con palabras no entenderás y por ello... ¡Regulus!

-¡Señor!- Regulus se sacó lo que lo cubría, al hacerlo se vio a un gran león dorado que de inmediato creció hasta llegar a los 5 metros... ¿Había ocultado su verdadera forma todo este tiempo? Era un majestuoso león dorado.- ¡Me presento formalmente, soy el Sacred Gear Regulus Nemea, una de las 13 Longinus!

Sekiryuutei SupremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora