Sekiryuutei Supremo

Verdadera Belleza

Rarity miraba a la mujer Ishizu con mucha cautela, no podía quitarse la idea de la cabeza de que... había algo más tras ella. Esas rosas... Fue en eso que noto que unas cuantas más de esas rosas rojas iban hacia ella. Por un momento pensó en dejar que vengan hacia ella pero optó por crear un muro de arena y volverlo lo más sólido que podía para bloquear el impacto de esas cosas que se clavaron en el pequeño muro como si le hubieran lanzado unos dardos.

-Astuta... veo que preferiste seguir tu instinto que arriesgarte. – Ishizu aplaudió la acción de Rarity para luego sacar de la nada más de esas rosas rojas. - ¿Cómo reaccionas a esto?

Lanzó las rosas de color rojo hacia ella de nuevo solo para ver que estas iban hacia ella con una velocidad mayor que parecía que veía una neblina... por instinto salto hacia un lado para evitar dicho ataque al dudar que su defensa se roca la ayude. Cuando estuvo a salvo se vio con el horror de que esas rosas rojas... desprenden un olor extraño... Es algo... raro.

Rarity se tapó la nariz porque el dulce aroma le daba una mala espina, pero Ishizu lo sabía, la chica había caído en su trampa. Con eso dicho, la mujer volvió a lanzar esas rosas ante ya el obvio fastidio de Rarity, quien creó varias esferas hechas de diamante para crear una defensa giratoria alrededor de ella. Al hacer que estas giren alrededor de ella, como si un tornado la protegiera, Rarity se deshizo de la mayoría de Rosas sólo para que una pase cerca de su mejilla derecha y una de las espinas de esta le hagan un ligero corte.

Rarity detuvo su movimiento al sentir el corte en su cara y como ya las rosas no la atacan pero... pero sintió algo raro, su vista... se sobo los ojos al sentir que por instantes pequeños veía borroso.

-¿Qué... Qué está...? – Rarity lo podía sentir en su cuerpo, algo andaba mal...

-Te confiaste mucho linda. – Ishizu camino un poco para tomar del suelo una de las rosas rojas que habían sido repelidas. – Como ya dije, las rosas son... bellas pero no por ello son indefensas. En la naturaleza hay plantas que tras su belleza, son mortíferas. – La mujer le mostró la rosa roja a Rarity quien sentía que ahora no oía bien del todo. – Me encantan las plantas y... por mi cuenta eduque estas rosas... estas Demon Roses... Rosas que tienen una fragancia mortífera porque al inhalar un poco de ella, la toxina, hará que minuto a minuto... tus 5 sentidos se vean afectados. – Rarity abrió los ojos con horror ¿Los 5 sentidos? Eso explica porque no oye o ve bien del todo. – A lo mucho, tendrás de 20 a 30 minutos antes de que pierdas el conocimiento.

-Debo vencerte en ese tiempo entonces. – Rarity creó dos lanzas de piedra y las lanzó a la mujer quien al ver el ataque sólo sonrió.

Las lanzas iban hacia ella pero la mujer no se movía, sólo camino un poco hacia un lado... eso hizo que ambas lanzas pasen cerca de ella, casi rozándola pero nada grave. Ver como su ataque era esquivado sin esfuerzo, hizo que Rarity trague duro... no estaba tan afectada aún para fallar de ese modo... ¿Cómo lo hizo?

Fue en eso que se fijó en el collar que ella lleva en el cuello... ese Artilugio, sino mal recuerda, es el que le permite al usuario ver un poco del futuro a cambio de la vista de uno. Eso debe ser... por lo que ella también debe de... estar mal de la vista.

Rarity no era de ataques cuerpo a cuerpo, sabe lo básico pero nada que sea llamativo o impresionante. Sólo le queda... Seguir con su estilo de siempre. Con una palmada de su parte, hizo que del suelo emerjan dos pilares hecho de arena pero que a la vez estaban endurecidos por el poder de ella.

Acto seguido, de esos pilares creó varias estacas para que vayan en dirección de su enemiga quien, si bien era como la chica supuso, no veía bien tenía sus medios para defenderse. Tras un chasquido, el agua del lago se empezó a mover para que luego de esta emerja una gran columna de agua que en medio de su ataque, se posicionó para caer sobre las estacas que iban hacia Ishizu, las estacas al estar hechas de arena... Se hicieron lodo al instante debido a que el contacto con el agua hizo que la magia que tenía unida los granos se deshiciera.