Charlas Diarias

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Era de noche en el mundo humano, ya unas pocas semanas habían pasado desde el incidente de Diadora y Shalba. La situación en casa era como siempre, aunque todos habían notado un ligero cambio en la actitud de Ise. Se le veía más determinado a hacerse más fuerte pero no descuidaba a sus amigos. El Sekiryuutei había madurado mucho en sólo un mes y eso era algo que todos agradecían. Pero en una de las habitaciones, cierta chica no lograba tener un sueño calmado.

Akeno Himejima estaba en su cama, tratando de dormir pero los quejidos en sueño indicaban que tenía un mal sueño o una pesadilla. El sudor que recorría su frente daba a denotar que no lograba alejar o terminar la pesadilla. Pesadilla que era cada vez más fuerte, pesadilla que era un recuerdo que desea olvidar.

-No... Aléjense...- la chica se movía en la cama, como buscando un refugio.- No me lastimen... No la lastimen...- Unas lágrimas empezaron a salir de sus ojos, sabía lo que venía pero eso no lo hacía menos doloroso.- No, por favor no... Mamá...- Cuando vio esa parte del recuerdo, despertó.- ¡MAMÁ!

Akeno despertó abruptamente, sudaba a mares mientras su yukata blanco para dormir estaba empapado. Se llevó las manos a la cara para dejar salir unas lágrimas y unos sollozos para que nadie los oiga. La pesadilla se había vuelto muy recurrente estos días, desde lo que paso con Ise, donde casi muere, esa parte de su memoria le ha hecho recordar esa imagen una y otra vez, como indicando que todo lo que ama, morirá. Negó con la cabeza y tras sentarse en su cama, se levantó luego de acomodarse lo que lleva puesto, tal vez le encanta que Ise vea sus pechos pero ahora no era la hora. Y más si son las 3 de la mañana... Suspiró al ver eso y se dirigió a la puerta para salir de ahí...

Cuando lo hizo, miró el corredor. Las distintas puertas de las habitaciones de todos, aunque algunos están en los pisos de arriba en su mayoría. A paso lento fue a la puerta de la habitación de Ise para luego abrir la puerta con cuidado. Ya sabía lo que había ahí, Ise dormía plácidamente, como nunca lo había hecho y al lado de él, Rias y Twilight lo abrazaban. Sonrió al recordar la mañana luego de la noche en que dijo que ya no tenía problemas de dormir solo... Ambas novias pusieron cara de horror al ver que ya no podrían dormir a su lado... pero siempre puedes contar con los ojos de cachorro para ayudarte. Ise aceptó más por pena que por otra cosa.

Suspiro al ver a esas dos, se veían tan felices. Ojalá ella pudiera estar ahí pero no era así. Se sentía sucia, su sangre, su mente... todo en ella lo sentía mal. Quería estar con Ise, que él la ame como lo hace con esas dos. Tuvo la tentación de acostarse ahí sin importar que Rias y Twilight se enfurezcan con ella... Valdría la pena... Sólo un poco de cariño y...

-No... No puedo, no como estoy.- Akeno sabía que se estaba desesperando, su mente y corazón en busca de un medio para protegerse pero no así.- No quiero que las cosas sean así... no así.- Se dio media vuelta para luego ir a la puerta, dio un último vistazo para luego irse cerrando la puerta tras suyo.

-¿Lo viste verdad?- La voz de Twilight fue lo primero que se escuchó.- ¿Sabes que le pasa?

-Me doy una idea.- Rias abrió los ojos al igual que su amiga.- Lo bueno es que Ise sigue dormido.

-No lo culpo, no ha tenido un buen sueño en semanas. Se está recuperando...- Twilight se acomodó el camisón que llevaba puesto.- ¿Qué harás? Akeno-san debe seguir despierta.

-Iré a hablar con ella, de seguro está en la cocina.- Rias se levantó luego de ponerse una bata que cubra el camisón transparente que lleva.- Más te vale que no hagas nada indebido.

-Despreocúpate, Ise está plácidamente dormido y no lo despertare de ningún modo.- Twilight también se levantó.- De hecho, creo que haré algo por mientras.- Rias la vio curiosa...- Ve, habla con Akeno-san.

Sekiryuutei SupremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora