Me puse muy atr.
Maratón 1/3
ASHLEY.
No soy de ese tipo de personas sensibles que le afectan cada cosa que les pasa en su vida. Antes de más pequeña era una niña con sentimientos muy frágiles, era tan fácil hacerme sentir mal o hacerme llorar, con el tiempo fui madurando y ahora pocas cosas me duelen. Pero, yo se que en el fondo esa niña sensible sigue estando.
Una lágrima se me escapa al recordar la pelea que tuve con Connor, ya no me trago el llanto que escondía cuando estaba frente a él.
Dolió demasiado cuando escuché los rumores de que él quería enamorarme y desecharme como si fuera basura, pero no les puedo explicar qué tan mal me sentí cuando él lo confirmó todo.
Siempre consideré que estar mal por chicos es algo estúpido, ya qué hay millones de hombres en el mundo y seguro que son mejores que por el que llorás, y ahora tal vez yo sea una estúpida.
Respiro profundamente y apoyo el balón de fútbol americano en el césped del jardín de mi casa.
Empiezo a correr rápidamente de un lado a otro con la pelota en la mano.
No saben lo bien que se siente poder hacer algo que te apasiona con el corazón, y cuando comienzo a jugar siento como se me olvidan los problemas aunque sea por algunos pocos minutos o al menos el dolor disminuye.
Me detengo y dejo de correr, me arrodillo con la respiración acelerada de tanto entrenar, miro el cielo que en este momento está negro y estrellado.
Estrellado como yo.
—Ash, —dice mi hermano mientras se acerca de forma veloz hacia mi—estás horrible ¿qué demonios pasó?
Lo fulmino con la mirada—La verga que te traspasó —conteste de mala gana.
Ryan me mira molesto—Cuéntame hermana, ¿qué sucedió?
—Nada—digo para que me deje sola, no quiero agobiarlo con mis problemas, si hay algo que detesto es meter a los demás en mis cosas. Prefiero guardarme las cosas para mi y no molestar a nadie.
Ryan se sienta en frente mío con una mirada intensa—No trates de alejarme para que solo tú cargues con tus problemas. Soy tu hermano, tu familia, te quiero muchísimo Ashley y eres una de las pocas personas que me importan de verdad. Quiero verte feliz y quiero ayudarte a que lo seas, haría lo que sea para conseguir esa sonrisa en tu rostro. Puede ser que te moleste y tú a mi, pero eso no significa que no puedas confiar en mi.
—Te quiero —le digo mientras me abalanzo sobre él.
—Yo también me quiero, —dice y yo río—ahora cuéntame o le diré a papá que reprobaste francés —bromea.
Le empiezo a relatar todo; desde los primeros cruces de odio, los momentos donde había "amor" y la actualidad.
—Si hizo eso, déjame decirte que tiene dos títulos de Idiota. El primer título es el de idiota y el segundo es por si lo vuelve a perder.
Yo largo una carcajada por el comentario de mi hermano.
—Así es como quiero verte todos los días, riendo. —dice Ryan mientras acaricia mi cabello y yo le sonrío—Ahora; vas a demostrarle que eres una persona fuerte y que puedes con todo, y juro que si veo caer una lágrima más a causa de ese rubio hueco voy a partirle la cara.
—Te quiero —digo abrazando a mi hermano.
Mi hermano se separa de mi, toca su bolsillo y agarra su celular.
—Repite lo que dijiste hace segundos, eso no se ve todos los días —dice mientras sostiene su teléfono frente a mi para grabarme.
—En este momento voy hacer una patada karateca y dile adiós al celular
—contesto con fingida dulzura.Ryan hace una mueca—Sabía que no iba a durar mucho. Ahora solo vive en mi memoria.
Pongo los ojos en blanco—Vamos a ver una película de terror antes que termines muerto en Irak —digo finalizando la conversación y levantándome para irme.
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Guerra de capitanes (GDC)
Roman pour AdolescentsApuesto a que ustedes alguna vez en la vida amenazaron al director machista de su Instituto a crear un equipo de fútbol americano para mujeres, ya que no te dejaron entrar al de los hombres, y competir para ganar un desafío contra el capitán del equ...