Suspiro al escuchar discutir a los dos entrenadores.
¿Dónde diablos quedó eso de "No pelear para que podamos salir antes"? Porque creo que lo mandaron a la mierda.
—¡Iremos en avión! —exclama Kendall.
—¡En colectivo! —grita el entrenador.
—¡Vamos a tardar mucho!
—¡Pero hay chicos que seguro le temen al avión!
—¿Desde cuando te importa que a algunos les de miedo el av... ?espera ¿le tienes miedo a los aviones? —pregunta la entrenadora Knight y luego sus ojos brillaron de malicia—Te hacías el machito que no le teme a nada, y mira, le tienes miedo a un objeto volador que puede caerse en cualquier momento —dice Kendall para asustarlo aún más.
Esta mujer es genial.
—¿Qué tiene de malo que le tema a los aviones?
—Nada en absoluto. Aunque te recuerdo que dijiste que tener miedo es para mujeres y maricas y resulta que temes de los aviones, es hipócrita y al mismo tiempo gracioso.
El entrenador rueda los ojos—Solo viajemos en micro, no quiero subirme a esa cosa que puede estrellarse con una montaña.
La entrenadora se ríe por lo bruto
—No existe montaña que pueda chocar contra el avión, —lo tranquiliza para luego sonreír—a lo sumo se caerá el avión a una altura de veinte mil pies en lo cual es muy posible que mueras.Ruedo los ojos ante la exageración de esa mujer. Hay muy pocas posibilidades de que un avión se caiga, millones de personas viajan por día y todas están salvas y sanas, además, es más común que un auto choque y que muera alguien a que se caiga un avión y mueran personas.
¿O a caso Lady Di no murió en un accidente automovilístico? Murió en un accidente de tráfico y no en uno de avión.
Además, el avión siempre lo andan revisando: se fijan si los frenos funcionan, si los controles están bien, el clima si es qué hay tormentas, si se suspende o no, etc.
Cuando vas en coche, ¿quién se encarga de que todo funcione? Nadie, no se revisa nada.
Los ojos del entrenador por medio segundo reflejan cierto temor, luego su expresión cambia a una fría y distante queriendo disimular que el comentario de la entrenadora Knight no le afectó en lo absoluto.
—No va a pasar eso —su voz al final se le quiebra.
—Puedes decírmelo a mi o a quien quieras, tu miedo sigue en tu cerebro guardado a fuego.
—Bueno, —interrumpo su pelea—para que todos seamos felices. Entrenador usted tómese pastillas para dormir, le aseguro totalmente que no se despertará hasta que el avión aterrice.
Los ojos de Kendall se llenan de maldad y diversión a la vez—Dormido a mi merced.
—Señorita Knight, eso tiene que ser en privado, no puede violarme en el avión con todos alrededor. También le diría que me viole consciente, pero la verdad, si la viera desnuda mis ojos dejarían de funcionar para siempre.
Ruedo los ojos mientras que Kendall tiene una mirada asesina dedicada a ese hombre.
Kendall es bastante guapa, tiene treinta años, su cabello negro lacio cae por sus hombros y sus ojos mieles resaltan entre su melena negra. Es de altura alta, delgada pero con curvas.
Y el entrenador debe rondar por la misma edad: tiene un cabello castaño claro junto a unos ojos azules y una sonrisa burlona, creo que en cualquier momento la entrenadora Knight querrá sacarle esa sonrisa por medio de un buen golpe para ver si se le reacomodan las ideas a ese hombre.
—¡Dejen de pelear! —grito interrumpiendo a la señorita Knight que estaba a punto de contestar al comentario de su rival.
Los dos me miran y no dicen nada, me claro la garganta y continúo hablando—Váyanse a sentar, ¡juro que si llego a escuchar una pelea suya, van a tener el privilegio de admirar mi puño en sus rostros! —los dos me miran con un cierto temor—¡Siéntense!
Los dos van corriendo a sus asientos a apoyar su trasero y la reunión continuó.
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La reunión está acabando y afortunadamente no hubo peleas entre estos dos leones que lo único que quieren es pelear entre sí y ganar.
Acordamos todos los detalles: viajaremos en avión, iríamos a un hotel que está a pocas cuadras de donde jugaríamos, la comida, a qué hora es el entrenamiento y cuánto tiempo libre podríamos tener para salir con amigos y cosas así.
Ahora que teníamos todo listo, mañana es hora de hablar con el resto del equipo y contarles las nuevas novedades.
Me levanto de mi silla, salgo del salón y recorro los pasillos.
—¡Ashley! ¡Tenemos que hablar! —me doy vuelta y veo a Connor caminando tras de mi.
—Sí, Connor, tenemos que hablar.
La sonrisa de Connor se ensancha y yo sigo hablando—Pero hoy no, debo acompañar a mi hermano a hacer unas cosas, mañana hablamos ¿si? —miento.
Seguro se preguntarán el porqué mentí: la respuesta es que quiero pensar bien que decirle, no quiero que mi impulsividad haga cosas de las que después pueda arrepentirme.
Connor asiente y decide marcharse, o eso creí porque al sentir sus cálidos labios sobre los míos supe que no se había ido.
Luego de unos pocos segundos si desapareció y yo quedo en shock.
No puedo creer que con un corto beso que no supera los diez segundos, me haya gustado más que todos los besos de mis ex.
Maldita (o bendita sea, no se) sea la existencia de ese rubio que me trae loca desde el primer día en que lo vi.
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Guerra de capitanes (GDC)
Novela JuvenilApuesto a que ustedes alguna vez en la vida amenazaron al director machista de su Instituto a crear un equipo de fútbol americano para mujeres, ya que no te dejaron entrar al de los hombres, y competir para ganar un desafío contra el capitán del equ...