33. Empezará lo bueno

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Con un bufido me voy caminando hacia la profesora, miro hacia atrás, le hago una seña a Connor de disculpa y él asiente.

Cuando estoy enfrente de la profesora; me dedica una mirada fría y seca, como siempre.

—Tú sabes que estamos terminando el campeonato, —dice y yo asiento—como sabrás vamos primeras en la tabla de competiciones al igual que los chicos. Ashley, tenemos que ganar para asegurarnos el equipo.

Luego de las últimas palabras de Kendall, recordé.

La apuesta con Connor.

El equipo que obtenga mayor posición en la tabla, conservará su grupo, el perdedor cerrará.

Me había olvidado completamente de esa apuesta.

Y tampoco recordaba el hecho de que la entrenadora estuviese enterada, pero por lo visto sabía.

—Hay que aplastar a los chicos Ash, —continúa la entrenadora—debemos demostrar que las mujeres también podemos jugar y hacerlo tan bien como ellos. Tenemos que mostrar el esfuerzo que hacemos por mejorar, debemos hacer todo esto con pasión y determinación. Son capaces de llevarnos bien lejos Ashley, eso nunca lo dudes.

Estoy tan de acuerdo con esto, pero ¿para esto interrumpí mi beso con Connor?

—¿Solo eso? —pregunto alzando la ceja.

—De hecho no, —dice la entrenadora Kendall—también quiero que hagamos algunas bromas al entrenador y a los chicos.

Yo sonrío con mucha maldad, las bromas son mi especialidad junto al fútbol americano.

Pudo haber cambiado el escenario y mis sentimientos hacia Connor, pero con respecto a las bromas no se modificó nada.

—Voy a tomar esa sonrisa maliciosa como afirmación.

—¿Cuándo empezamos? —pregunto con una falsa sonrisa inocente.

La guerra continúa.

──────────

La fila para entrar al avión es interminable y súmenle el hecho de que está teniendo horas de retraso, significa que hace un montón de tiempo estoy parada y que ya no siento las piernas.

Quedarme quieta y parada en un mismo lugar me estresa.

No puedo irme a sentar porque, si bien tengo a más de treinta personas adelante mío, tengo unas cuarenta por atrás.

No quiero perder el lugar por vaga.

No, no y no.

Solo espero que por favor no se demoren muchas horas más porque el cansancio en mis piernas ya es notable.

Miro hacia atrás de mi y veo a varias compañeras de equipo formando atrás mío y también noto como los chicos ni siquiera se molestaron en hacer la fila.

Entonces se me ocurre una brillante idea.

Me doy un facepalm interior por no habérseme ocurrido antes.

Saco mi celular y le escribo a Kim, quien está casi última en la fila.

Ella al recibir mi mensaje, le pide a una compañera que le cuide el lugar y viene hacia mi.

—¿Cuál es tu "brillante" idea? —dice haciendo comillas con los dedos.

—Yo estoy varios lugares por delante tuyo, ¿o no? —le pregunto y ella asiente— Yo estoy muy cansada, hace horas y horas que estoy en este mismo lugar. Entonces, se me ocurrió que tu puedes tomar mi lugar mientras yo me voy a sentar y luego cambiamos, y luego cuando entremos al avión tú te vienes a mi lado en la fila. Ganas tiempo para sentarte, entrarías antes al avión y no tendrás que fumarte tanta fila.

Kimberly analiza mis palabras para luego sonreír.

—Hecho, —dice mientras extiende su mano, hago lo mismo y estrechamos las manos en señal de un pacto—pero espérame que traigo mi valija —luego de decir eso va en busca de su maleta y luego viene hacia mi.

—¿Puedes empezar tu con la fila? Hace una hora que estás parada, y yo estoy como hace cuatro. En media hora te cambio —digo y ella asiente.

──────────

Han pasado 84 años...

Mentira, solo pasaron cinco horas.

Agradezco a Dios de que la fila está avanzando y vamos entrando poco a poco en el avión.

Que felicidad saber que en pocos minutos mi trasero va a sentarse en los asientos del avión, okey eso no se si es un consuelo o no.

Tengo unas ganas de tirarme a dormir y no despertar en un año, el cansancio recorre mi cuerpo como agua en un río.

—Dale que queda poco —dice Kim a mí lado con cierta felicidad.

—Mejor, no tengo ganas de seguir parada.

Soy perfectamente consciente de que cuando me suba al avión y pase horas voy a estar insultando porque quiero pararme, pero en estos momentos me urge sentarme por horas en un asiento.

Ya somos las primeras en la fila junto a Kimberly, mostramos el pasaje y el chico de seguridad nos deja ingresar.

Caminamos un poco hasta llegar al avión, hasta que por fin, estamos dentro de el.

Buscamos nuestros asientos y nos sentamos.

—Al fin —decimos las dos con cansancio al mismo tiempo.

Empezará lo bueno.

Guerra de capitanes (GDC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora