Capítulo 5

759 45 0
                                    

Su ceño se frunció más.

-¿Por qué arriesgarías tu vida por protegerlo?

Me di cuenta de que él honestamente no sabía de lo que estaba hablando. Era como si hablaran idiomas distintos.
-¿No hay nadie a quién protejas?

Orgulloso, se irguió más.

-A mí mismo."

-¿Y...?

Las emociones visiblemente le recorrieron el rostro. Sorpresa, introspección, shock, y finalmente se vio todavía más confundido.

-Nadie. Las criaturas milenarias son traicioneras y crueles. Nadie vale lo suficiente como para derramar mi sudor y sangre.

Bueno. Entonces eso era todo.

Él era un demonio, de pies a cabeza. Sin alma. Sin habilidad para valorar o amar a alguien excepto a él mismo. ¿Por qué esperaría algo más?

-Entonces eso me dice todo de ti, ¿no?

Él arqueó una ceja. -¿Qué te dice? -

-Que eres un bastardo.

Él no sonrió, pero podía darme cuenta que el insulto le parecía entretenido.

-¿Acaso no lo somos todos?

-No. -Bajé la voz para hablar en un tono firme. -No, no lo somos. Ni de casualidad. -

Él frunció la boca en un gesto siniestro y burlón que probablemente le habría dado pesadillas a muchas personas.

-Entonces eres una tonta. Solin ya se fue y te dejó. Ni siquiera miró hacia atrás cuando lo liberé.

Sí, claro. Conocía a Solin.

-Me estás mintiendo.

Él levantó las manos para formar una niebla. En el medio de la niebla, vio el lugar donde había estado Solin. Una habitación que en este momento estaba completamente vacía.

-¿Ves? Él se fue, pero tú todavía estás aquí, aunque él sabe que lo más probable es que te torture y te mate por estar acá.

El demonio me estaba mintiendo sobre... Me negué a terminar ese pensamiento en caso de que le estuviera leyendo la mente. Solin nunca haría algo así. Y lo sabía.

-Entonces él tuvo una buena razón para irse y dejarme acá.

-Él cambió tu libertad por la suya.

Negué con la cabeza.

-No te creo. Ni una sola palabra. Ni por un minuto. -Y no le creía, aunque mi instinto animal le decía que él estaba diciendo la verdad. Tenía fe en Solin. Siempre tendría fe en él.

Estaba sorprendido por la confianza que tenía en alguien que seguramente no la merecía. La única cosa en la que confiaba de esa forma era en la voluntad que los otros tenían para lastimarme o sacrificarme por caprichos, ganancias personales, y placeres. ¿Cómo podía alguien de su edad ser tan estúpida y ciega?

De repente, escuché que Noir me llamaba. Si no fuera porque estaba con ella, temblaría. Sabía lo que mi amo quería y también sabía cómo reaccionaría el bastardo cuando lo decepcionara con su reporte.

De nuevo.

Eso va a dejar una cicatriz...

Pero no tenía elección. Hacer esperar a Noir solamente empeoraría mi castigo.

Suspirando con resignación, manifesté comida para la mujer en su escritorio. No tenía sentido hacerla pasar hambre cuando no sabía cuánto tiempo estaría ausente esta vez.

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora