Capítulo 9

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_____ hizo una pausa al ver reaparecer al demonio en la habitación con ella.

Aunque su postura era orgullosa y fiera, como siempre, ella vio la vergüenza y el odio a sí mismo en sus ojos verdosos y fríos antes de pestañar y desviar su mirada, luego rengueó lentamente hasta llegar a su escritorio.

Mientras se sentaba en la silla tallada, ella pensó en preguntarle si estaba bien, pero no quería herir su orgullo más de lo que ya parecía estarlo. No había necesidad de preguntar cuando ya se daba cuenta que estaba avergonzado y perturbado.

Y era dolorosamente obvio que no estaba bien. Estaba dolido, y ella no se refería al dolor físico de sus heridas. Un aire de desesperanza y de completo pesar y tristeza se apoderaban de él. Nunca había visto algo así. Ni siquiera en pesadillas. Sin una palabra, él se limpió cuidadosamente la sangre fresca que caía por el costado de su nariz y de su boca hinchada. Había más sangre en su oído, cayéndole por el cuello en una brillante línea roja que hacía juego con su maquillaje.

El hecho de que él lo ignorara completamente le decía qué tan seguido le pasaban estas cosas. Ni siquiera reaccionaba a eso.

Por alguna razón que no podía identificar, el verlo sentado tan perdido y fiero al mismo tiempo tocaba una parte de su corazón y la hacía dolerse por él como si el dolor fuera propio.

Él usaba una máscara de rudeza, y poder inquebrantable, y aun así…

Ella no veía la cara pintada del demonio ahora. Sólo veía al hombre que se escondía detrás de ella. Y aunque fueran enemigos, ella quería calmar esa parte de él

Quizás así, solo quizás, si pudiera llegar a él, él los ayudaría a ella y a Solin. Los Dioses sabían que él no tenía ningún motivo para estar del lado de Noir. No cuando el bastardo lo torturaba así. Había un hombre de carne y hueso dentro de su alma. Un hombre en eterno sufrimiento. Y habiendo sido lastimada y huérfana en un mundo que sospechaba y odiaba a su raza, con una ira inimaginable, ella entendió su necesidad de guardarse las cosas y esconderse de los demás. La inclinación a atacar y lastimar a otros antes de que lo lastimaran a uno.

Era instinto de supervivencia. El camino de un luchador. Si no fuera por Solin y su afecto, ella no habría sido mucho mejor ni más amable de lo que era el demonio. No habría forma de predecir en lo que se habría convertido.

Una persona podía hacer una gran diferencia en la vida de alguien. Para bien o para mal. Con sus acciones y palaras, un solo individuo tenía el poder de salvar o destruir a otro.

Ella había tenido tanta suerte. Solin había aparecido en su vida cuando ella lo necesitaba y había aliviado su dolor. Él le había enseñado a reírse nuevamente y a amar, aun cuando su pasado le decía que tenía que mantener su corazón cerrado.

Pero el demonio….

No tenía a alguien como Solin para sostenerlo y decirle que todo iba a estar bien. Que mataría a cualquiera que lo lastimara, y lo protegería de cualquier amenaza. Alguien como Solin, que le prometiera que a su debido tiempo, el dolor del pasado se convertiría en algo menor y que volvería a aprender cómo amar y cómo volver a reir.

Solin había sido su mejor regalo.

En cambio, muchos habían atacado a este demonio y habían tratado de destruirlo, pero habían fallado en el intento. Quizás era hora de que alguien probara una nueva táctica además de la violencia. Una táctica para la que él no tendría defensa.

Ella se acercó a donde estaba sentado, quedando a medio camino, temerosa de acercarse demasiado y provocar que estuviera a la defensiva y la repeliera. "¿Cómo te llamás?"

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora