Capítulo 20

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Solo fue cuestión de tres días para que todo el distrito central cambiara considerablemente. Nevó durante todo ese tiempo, todas las calles y aceras, así como también los techos y parte de los edificios estaban abarrotados de nieve y de no ser porque había maquinaria trabajando, el libre tránsito hubiese sido imposible. El viento soplaba con fuerza de vez en cuando sobre la ciudad, ahora convertida en un blanco paisaje. Los ciudadanos, intentaban movilizarse con normalidad, ya que el frío clima dificultaba moverse con libertad, aunque gran parte de la población permanecía tranquila y resguardada del frío en la comodidad de sus hogares, teniendo o no, permiso de hibernación. Para muchos, los meses siguientes serían muy tranquilos, y para otros transcurrirían de forma muy lenta, pero así eran todos los inviernos para los habitantes del distrito, de manera que todos estaban acostumbrados. Los noticieros locales informaban y también, aunque de forma aburrida, educaban a la población sobre el clima. Básicamente, el invierno era provocado por el gélido clima del distrito norte, que descendía hasta el distrito central para estas fechas. Sin embargo, para los cachorros el invierno no era algo estresante o aburrido, más bien todo lo contrario, ya que era imposible no verlos jugar a guerras de nieve ó, valiéndose de sus trineos, bajar de las colinas a toda velocidad. Mientras lo hacían debido a sus gruesos abrigos, lucían como pequeñas bolas de pelo envueltas en tela, y con sus orejitas asomándose por encima de sus gorros. Los parques estaban llenos de vida y movimiento, risas y carreras de trineos, el invierno había llegado y para algunos, era muy divertido.

Kouno estaba despierto, más no obstante se negaba a levantarse de su cálida cama, el frío lograba sacar a flote su lado más perezoso —y no solo a él— mientras se hundía en sus sábanas. Por suerte, no debía trabajar ese día, pero, de igual manera, no podía permitirse estar tanto tiempo en la cama, hacía tiempo ya que había amanecido, por lo que se obligó a sí mismo a pararse. Lo hizo conservando sus sábanas, envolviéndose en ellas y usándolas como un abrigo improvisado, cubriendo su cuerpo lo más que pudo y arrastrándola por el suelo al hacerlo. Abrió la puerta de su habitación y salió al pasillo, las almohadillas de sus patas sentían congelado el piso de granito del departamento, por lo que evitaba apoyar del todo sus patas sobre el suelo.

—¡Eric! ¿Qué demonios... —Kouno hizo una pausa involuntaria, estaba temblando debido al frío— sucede con la calefacción? ¡e-está muy frío aquí!

—¡Achúúú! —escuchó a Eric estornudar desde lo que parecía ser la cocina— ¡N—no lo sé! ¡te aseguro está encendido!

Kouno se frotó entre su abrigo de sabanas al oír la respuesta, intentando calentarse. Pensó en darse una acostumbrada ducha, pero con la calefacción mal funcionando lo consideró impensable, no quería salir del baño totalmente paralizado o temblando incontrolablemente del frío. Kouno regresó a su cuarto y miró la cama con tentación, podría volver fácilmente a ella, recostarse y volver al cálido estado en él estaba hace solo un momento. «¡No!» pensó sacudiendo la cabeza al hacerlo. En cambio, se paró enfrente de su armario y se vistió lo más rápido que pudo, su pelaje grisáceo parecía no proporcionarle el suficiente abrigo ante el ambiente. Se puso una camisa y un pantalón, tomó uno de sus abrigos que apenas se lo colocó se sintió más a gusto, por último, se equipó con sus vendajes, pero esta vez, envolvió sus patas cubriendo las almohadillas y evitando así que éstas tocaran de manera directa el suelo, las vendó de tal modo que sus dedos tenían libertad de movimiento, agarró su bufanda negra, que hacía tiempo tenía ganas de usar y la enrolló en su cuello. Con toda esa ropa, Kouno sintió cómodo para salir de su habitación, pero antes guardó sus patas en los bolsillos de su abrigo.

—¿Eric? ¿dónde estás?

—¡En la cocina! ¡Preparo café! ¿quieres un poco?

—Mataría por una taza caliente.

Lykos [Furry/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora