Capítulo 25

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Faltaba cerca de media hora para que el reloj marcara las doce del mediodía cuando Kouno se sintió algo incómodo. Estaba un par de pasos lejos de Noah, quieto en el sitio mientras le observaba hablar animadamente con tres animales quienes parecían ser amigos de él. Minutos antes, caminaba de lo más tranquilo junto a él rumbo a su casa a recibir el paquete que su madre había encargado, llegaron a un cruce de peatones y cuando se disponían a cruzarlo Noah reconoció al trío de animales que estaba al otro lado de la calle, por lo que en vez de cruzar la calle los esperó allí y cuando los tuvo enfrente todos intercambiaron rápidos saludos y empezaron una amena conversación, de la cual Kouno quedó rápidamente descartado por lo que se quedó parado ahí sin decir nada.

—¿Y cómo les ha ido a todos? —preguntó Noah—. Olvidé que venían aquí de vacaciones este invierno.

—Ya sabes, aburridos profesores con aburridos discursos —respondió primero un leopardo de las nieves encogiéndose de hombros—. Pero así es la universidad, qué se le va a hacer.

—Hemos estado bien, Noah —habló después una nutria mirando a Noah desde abajo, estaba hundido entre su abrigo y la bufanda que llevaba puesta.

—¿Quién viene contigo, Noah? —inquirió de último una zorra, de bellas facciones y esbelto cuerpo, mirando a Kouno a través de sus lentes de una forma peculiar.

Kouno le devolvió la mirada, lo que pudo notar en ella le hizo sentir aún más incómodo, pero previendo la presentación de Noah dio un par de pasos al frente hasta estar al lado de él.

—Oh... Eh... ¡claro! Él es Kouno, es un amigo. Trabaja junto a Matt en la cafetería.

Kouno sintió un repentino vacío y un pequeño manto de tristeza cubrió su corazón. Noah había volteado a verle y cuando sus ojos se encontraron con los de él fue cuando notó su error, sintiéndose culpable al instante. Kouno sin embargo no tuvo ganas de desmentir lo que Noah había dicho, así que, muy a su pesar, decidió seguirle la corriente.

—Kouno... ellos son Roy, Karen y Jack —dijo Noah, señalando respectivamente a la nutria, a la zorra y al leopardo de las nieves.

—Es un gusto.

—Igualmente, Kouno —respondió Karen sin dejar de mirarle.

—¿Iban a algún lado? Podemos ir a por algo de tomar, ¿qué dicen? —sugirió Roy, la nutria—. Así podríamos conversar a gusto y no aquí con este frío.

Antes de que Noah aceptara la proposición, Kouno habló primero.

—Me encantaría, pero olvidé algo que tenía que hacer —mintió—. Lo siento, pero debo irme, nos vemos luego... Noah —Kouno evitó llamarlo "cielo" a consciencia—. Fue un gusto conocerlos —añadió mirando a todos.

Noah extrañado y mirándole, preguntó algo preocupado.

—¿Ya te vas?

—Sí, lo siento, lo olvidé por completo —sin más nada que decir y aún con la sensación de tristeza dentro de él, empezó a caminar de regreso a su departamento.

Noah le observó caminar por la acera de la calle hasta que no pudo verlo más. Esto le desanimó en gran medida, pero no podía dejar que sus amigos lo notaran así que intentó disimular. Se sintió muy mal por ver a Kouno de esa manera, y saber que él había sido el causante solo aumentó su sentimiento de culpa.

—Creo que le hemos espantado —habló Roy.

—Apuesto a que fue Karen —respondió Jack, el leopardo, cruzándose de brazos.

Lykos [Furry/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora