Capítulo 26

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Eric pateó de golpe la puerta del bar al salir, ésta impactó contra la pared haciendo sonar con fuerza los cristales de vidrio enmarcados en ella, por suerte, el estruendo paso desapercibido gracias a los clientes del bar y los estridentes sonidos que producían, entre conversaciones realizadas en voz alta, una música instrumental que era reproducido en alto volumen, sonidos de vidrio chocar contra las mesas, exclamaciones y risotadas frenéticas, Eric sintió un gran alivio al salir de aquel establecimiento. El alivio no le duró mucho, había anochecido por completo y el gélido clima se hizo presente al instante. Además de que, estaba ejerciendo una constante fuerza para evitar que Mark tropezara, él valiéndose de un brazo —que de por sí tenía un peso considerable—, se apoyaba sobre los hombros de Eric.

—Lo siento... —en lugar de responder, Eric se limitó a reafirmar el agarre sobre el brazo de Mark, ¡cómo pesaba!— ¡Ese costal de pulgas me retó! —añadió Mark.

—Pues el "costal de pulgas" fue astuto.

—¡Ja, ja, ja! —la súbita carcajada de Mark casi provocó que ambos tropezaran, pero Eric reaccionó a tiempo y pudo evitarlo anclando una pata en la nieve, no podía esperar a llegar a su auto que se encontraba a escasos metros—. ¡Si! El vejestorio hizo que bebiera ron concentrado mientras él bebía del normal.

Un par de horas atrás, cuando Eric entró al bar, buscó de inmediato al perro militar que había visto. Justo lo vio acercándose a la gran barra de madera que el bar tenía instalado en el medio del salón, con el Barman sirviendo tragos y bebidas con celeridad y eficiencia, le observó hasta que tomó asiento en unos de los banquillos vacíos. Eric necesitaba un plan para sacarle información.

—¿Cambiaste de opinión? —preguntó Mark acercándose a él, parecía algo contento.

—No del todo, Mark. ¿Ves al perro de allá? Él de abrigo marrón —dijo Eric, señalando al perro en cuestión.

—¿Qué hay con él?

—Tiene unas botas diferentes a las comunes, comparé las huellas que dejó en la nieve con las huellas encontradas en los callejones. Son idénticas —explicó Eric con algo de ansiedad—. Hay que averiguar dónde las consiguió.

Mark observó al perro por unos segundos, sin quitarle la mirada. Luego una sonrisa se formó en su rostro que provocó que Eric lo mirara confundido.

—Déjamelo a mí.

Decidido, Mark se acercó a la barra del centro y tomó asiento a un banquillo de distancia del perro. Pidió un trago de ron normal que el encargado de la barra no tardó en hacerle llegar. Observando por el rabillo de su ojo, vio como el perro bebió todo el contenido de su vaso de una sola vez y luego de hacerlo lanzó un improperio junto al gruñido que le provocó el ardor de la garganta. Gracias a todo el ruido del ambiente no se escuchó aquella mala palabra, excepto por Mark quien había escuchado claramente. Era el momento de actuar.

—Las hembras son complicadas, ¿eh, abuelo?

Eric sacó el pequeño control de su bolsillo con algo de dificultad por el peso de Mark sobre sus hombros, apretó rápidamente uno de sus botones y su auto le respondió con el familiar sonido.

—¡Ja! El vejestorio se desmayó primero, ¡yo gané! —balbuceaba Mark en voz alta y con orgullo de ser el vencedor. Aquel perro le había retado, ambos beberían por turnos pequeños vasos llenos de licor, quienquiera que perdiera la consciencia primero, pagaría la cuenta.

—Menos mal que escupió todo antes de desmayarse, solo que ahora estás borracho —reprochó Eric al mismo tiempo que abría la puerta trasera de su auto.

—¡No... estoy borracho! —replicó Mark— Si estuviera borracho ya estaría dormido, solo estoy... ligeramente afectado por el alcohol —bromeó Mark.

Lykos [Furry/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora