Capítulo 41

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Milo fue puesto al corriente de todo, fue necesario. Noah había sido secuestrado el Caza-garras, asesino en serie del distrito norte; y de más estaba decir que se encontraba en un gran peligro. Kouno y Eric planeaban su rescate y también le contaron sobre la habilidad que Kouno poseía, agregando que su desmayo se debía a que estaba aprendiendo a controlarla, sin embargo, todo esto no lo comprendió del todo bien. Cuando terminaron de explicarle la situación, Milo se recuperó de la impresión que Kouno le había causado, aunque para tranquilizar su ansiedad acabó por comerse todas las galletas.

—Yo que pensaba que ustedes eran un par de lobos de los más normales... Ay, bueno... Les ayudaré en lo que pueda.

—Temía que dijeras eso —dijo Eric, llevándose una pata al rostro.

Milo le dirigió la mirada.

—¿Qué? ¿Pensabas que me quedaría tranquilo aquí esperándolos? —Eric no respondió, pero Milo supo leer muy bien su expresión—. Eric. Sé que te preocupas por mí, pero no puedes pedirme que ignore esto. No podría estar tranquilo.

—Lo sé —«De todos modos no puedo hacerte cambiar de opinión, ¿no es así, grandulón?» Eric retiró su pata y cuando miró directamente a Milo, él asintió como si le hubiese leído el pensamiento—. Está bien, vendrás con nosotros.

—Muchas gracias, Milo —le agradeció Kouno. Cuando Milo volteó a verle notó en su rostro mucho más de lo que decían sus palabras, y el panda no pudo hacer más que sonreír ampliamente.

Eric cruzó la sala hasta quedar junto a la ventana. No observaba nada en particular a través de ella, toda su atención se encontraba ahora en sus pensamientos. Estaba absorto en ellos.

—Iremos de noche.

La espera se les hizo a todos, quizás, muy larga y agobiante; además de tensa. Conversaron muy poco, todo se centraba en sus planes de rescatar a Noah, estuvieron sobre todo acordando el papel que ahora Milo ocupaba en ellos. Eric se mantuvo pensativo durante un buen rato, tanto Milo como Kouno le notaban preocupado.

Hubo un momento en que Kouno se retiró a su habitación a meditar. Eso fue lo que dijo, pero en realidad necesitaba calmar a su otro yo, que ante la espera se impacientaba cada vez más y no dejaba de hablarle en su mente. De continuar así ambos estarían desesperados, Kouno sabía que eso no llevaría a nada bueno, así que intentaba hacérselo saber a su alter ego.

En vista de que estaban solos, Milo aprovechó la oportunidad para levantarse de su asiento y acercarse a Eric. Puso una pata con sutileza en su hombro y él volteó a mirarle.

—Eh... ¿Estás bien?

—No estoy seguro —respondió lentamente, uniendo su pata derecha a la Milo—. Si... ¿Y si lo arruino otra vez? No quiero... No. No voy a decirlo siquiera.

—Oye, eso no pasará. Estamos aquí contigo —dijo, acariciándole el cuello.

Eric agradeció el gesto cerrando los ojos mientras frotaba la pata de Milo entre su cuello y su hombro. Cuando abrió los ojos se encontró con los de Milo, aquella mirada tan llena de sentimiento sirvió para tranquilizarle completamente. Un pensamiento pesimista quiso colarse, pero Eric prohibió que tomase forma. «¿Si no vuelvo a ver esos ojos?»

* * *

La noche finalmente llegó, sin embargo, Eric decidió la hora de salida rato después; cuando los automóviles y demás transeúntes se presentaban muy vagos y escasos.

Todos salieron en silencio, lo mantuvieron incluso en camino a su objetivo. Estaban tan callados como su solitario alrededor. Eric aparcó el auto unas manzanas antes de llegar a las Residencias Longtap, otrora un complejo de departamentos con una fachada color ladrillo, la entrada decorada virtuosamente con distintas plantas verdes y floreadas, por dentro las variadas áreas comunes atraían a sus inquilinos a pasar las tardes, conversar a gusto o tomar el sol. Lamentablemente, ahora todo estaba sumido en desgracia, con un aspecto decadente; la entrada eran ruinas y escombros, los interiores eran más de lo mismo, las antiguas residencias Longtap cómodas, lustres y lujosas, servían ahora de refugio para vagabundos e indigentes, un peligroso refugio.

Lykos [Furry/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora