Capítulo 17

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Kouno se observó al espejo y no pudo evitar sonreír, no recordaba la última vez que había vestido tan elegante. Él pantalón de gabardina negro sujetado con un cinturón junto a la camisa blanca con mangas cortas debajo de un sobretodo de tonalidad oscura hacían lucir a Kouno mayor de lo que en realidad era. Sin embargo, se sentía un poco incómodo, como atrapado, ya que no estaba del todo acostumbrado a vestir de esa manera. Un segundo vistazo al espejo le hizo saber que, en efecto, estaba listo para irse, pero como toque final decidió ponerse sus vendajes en las patas que, curiosamente, lo hicieron sentir más a gusto.

—¿Estás listo? —preguntó Eric y Kouno asintió—. Perfecto, entonces... —Eric sacó de su bolsillo un manojo de llaves, mostrándoselas a Kouno—. Vamos, te llevaré en mi auto.

Kouno estaba seguro que Eric le ofrecería algo como eso, era algo obvio para él, sin embargo, tenía otros planes.

—Sí, Eric sobre eso...

Eric habló antes de que Kouno pudiera continuar.

—¿Por qué no querrías que te llevase?

—Casi son las seis y... la verdad sigo un poco nervioso, así que pensé en que podría ir caminando y así me relajo un poco, tendré tiempo para pensar y calmarme —explicó Kouno.

Eric soltó un breve suspiro antes de responder.

—Como quieras —dijo encogiéndose de hombros y luego le dedicó una sonrisa a su amigo—. Suerte, Koru.

—Gracias, Eric —contestó, devolviéndole el gesto.

Kouno salió del departamento instantes después y cerró la puerta tras de sí. Después de verse de nuevo la ropa que vestía, miró la bolsa de papel alargada que sostenía con la pata; en ella llevaba la botella de vino, el regalo para la mamá de Noah que Eric había sido tan amable de conseguirle. De camino al ascensor, Kouno pensó en todo lo que su querido amigo había hecho por él, incluso antes de llegar a Galix. Quería encontrar una manera de agradecérselo y fue justo en ese momento cuando se detuvo de pronto, su hocico comenzó a formar lentamente una sonrisa a medida que una idea tomaba forma dentro de su mente y con la idea completamente formada se volvió hacia la puerta de un departamento cercano. Kouno había pensado: «¿Qué mejor manera de agradecerle que al darle una oportunidad de estar junto a alguien con quien de seguro disfrutará cada segundo a su lado?» Y ese alguien por supuesto, era Milo y sin perder tiempo tocó el timbre al lado de su puerta un par de veces.

Milo abrió la puerta poco después y lo primero que hizo fue sorprenderse al ver a Kouno tan bien vestido, tanto que tuvo que decirlo.

—¡Hola...! ¡Vaya luces genial! —exclamó Milo dándole un vistazo a Kouno de patas a cabeza.

Kouno soltó una risa ante su comentario.

—Gracias, je, je.

—¿Evento especial? —preguntó Milo, curioso y con una sonrisa.

—Algo así... En realidad, quería saber si podrías hacerme un favor.

—¡Claro! ¿Qué puede un gordo panda como yo hacer por ti? —inquirió Milo en un tono bromista propio de él.

—¿Podrías pasar un rato con Eric? —Kouno quien tras ver la mirada confusa que Milo formó después, se arrepintió de haber preguntado de manera tan directa y decidió intentar explicarse mejor, tenía que lograr que Milo visitara a Eric—Es que tengo una cena importante y Eric se quedará allí solo y aburrido. Además de que... —aunque tuviera que decir una pequeña mentira—, está algo triste.

—¿Triste? ¿Por qué está triste?

Kouno notó como Milo cambió la expresión de su rostro y en ella pudo ver algo de preocupación. Esto lo alegró bastante, de alguna manera Milo se preocupaba por él y eso era perfecto para que su plan tuviera éxito.

Lykos [Furry/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora