Antes de abrir la puerta de la habitación, Iam coge mi mano y la besa, acto seguido, entramos.
Tira de mí hacia él y nuestros labios vuelven a unirse en un lento vals.
- Espera aquí. - susurra contra mi boca y asiento.
Después de un tierno beso, se va al baño y decido esperar sentada en la cama, pensando en todo lo que acaba de ocurrir en el patio. Le he confesado que le quiero y me he sentido satisfecha y orgullosa, aparte de feliz pero, eso no quiere decir que seamos novios ¿no? Me lo tiene que pedir... ¿Y si es lo que está planeando?
Los nervios comienzan a apoderarse de mi cuerpo y decido pasear de un lado a otro de la habitación hasta que Iam salga del baño.
- Iam, ¿estás bien? - pregunto alzando la voz pues se me hace que está tardando mucho.
- Sí, tranquila, ahora mismo salgo.
Al menos sé que no le ha pasado nada...
"Viva tu positivismo, Stella." dice mi subconsciente y sacudo la cabeza de un lado a otro. Vuelvo a sentarme en la cama y decido hablar a Dafne para contarle lo sucedido en las últimas horas pero, no responde, debe estar ocupada con Leo...
Suspiro y vuelvo a mirar hacia el pasillo del baño para ver si Iam vuelve y, de pronto, escucho la puerta. Me levanto rápidamente de la cama y veo a Iam con sólo una toalla blanca alrededor de la cintura, dejando claro que está desnudo.
- Perdón por la tardanza, signorina. - sonríe. - Ya puede venir. - dice ofreciendo su mano.
Me acerco a él pero no acepto el gesto pues, un suave olor a vainilla invade mis fosas nasales y me guía hasta el baño. Al llegar hasta él, compruebo que el olor proviene de las velas que Iam ha repartido por todo el baño, incluyendo el borde de la bañera y, al fijarme en esta última, visualizo la espuma que se asoma por ella.
- ¿Qué... Qué es todo esto, Iam? - pregunto girando sobre mis talones para encontrarme con él.
- Para ti, bella, quiero que esta última noche de hotel la disfrutes al máximo, olvidando tus enfados y ataques de celos. - explica cerrando la puerta y acercándose a mí. - Quiero que esta noche sólo pienses en ti y en mí, es decir, en nosotros.
Sin darme tiempo a responder, pega su boca a la mía y, la temperatura de mi cuerpo comienza a subir a paso ligero. ¿De verdad ha preparado todo esto por y para mí? ¡Este chico es un ángel!
Acaricio su pecho desnudo y cubierto por una fina capa de sudor debido a la humedad del ambiente y él comienza a desnudarme, quitándome primero la camiseta para dejarme en calzonas. Recorre mi cuerpo con los ojos lentamente y sonríe antes de volver a cubrir mi boca con la suya.
Como si de una primera vez se tratase, mi cuerpo comienza a temblar de anticipación y, de mi boca comienzan a salir pequeños jadeos. Iam desliza las calzonas por mis piernas y doy un paso al frente para deshacerme de ellas por completo. La ropa interior que llevo es el conjunto negro que me compré junto con el rojo, de modo que Iam se detiene durante unos largos segundos para examinarme bien.
- Este no le había visto nunca. - dice con voz ronca.
- Es nuevo...
- ¿Como el rojo? - pregunta y asiento. - Me encanta...
Vuelve a besarme y una de sus manos va directa a mi humedad, haciéndome gemir en su boca mientras me aferro a su cuello. Termina las caricias sobre mis braguitas de encaje y sostiene fuertemente mis nalgas con sus manos haciendo que nuestros sexos se rocen.
Me da la vuelta, quedando de espaldas a él y desabrocha el sujetador con gran habilidad. Desliza lentamente los tirantes de este por mis brazos, consiguiendo que mi piel se erice y, finalmente, lo deja caer al suelo. Comienza a dejar un camino de besos desde mi cuello hasta mi cintura, pasando por el hombro izquierdo y, sostiene la goma de las braguitas con sus dedos para, segundos después, deslizar la prenda por mis piernas hasta deshacerse también de ella. Da un beso a ambas nalgas y, me obliga a girar de nuevo. Su cabeza está a la altura de mi vientre, deja un beso en mi ombligo haciéndome estremecer una vez más y, se vuelve a poner de pie.
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La Dulce Melodía del Deseo
Novela JuvenilDebo ser una rara especie en el mundo: 23 años, virgen y a punto de terminar mi carrera musical. Por fin me han admitido en el conservatorio de Florencia (Italia) y, cuando he comenzado a colocar lo que será mi futura habitación, mis ojos han ido di...