Capítulo 25

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Creo que siempre nos sentamos en la misma mesa porque suelo tener las mismas vistas del resto del comedor. Menos mal que ya será la última vez que vea la cara de esa chica, la cual, ya se está acercando a nosotros.

- ¡Buenos días! - exclama con una gran sonrisa. - ¿Qué van a desayunar?

- Yo tortitas con chocolate y, un cappuccino. - respondo.

Iam me mira rápidamente con los ojos como platos y sacude la cabeza sonriendo. ¿Tan contundente es mi desayuno?

- Yo... Tortitas con caramelo. - responde éste.

- ¿Nada más? - pregunta la camarera.

- Sí, mi tarjeta, por favor.

- Estamos en ello, señor...

- Iam Bianchi. - aclara.

- ... Señor Iam, cuando esté se la traigo.

- Perfecto pues, nada más. - sonríe y la chica se aleja de nosotros.

Jugueteo con la servilleta sintiendo los cálidos y profundos ojos azules sobre mí y, cuando creo que no voy a soportarlo más, mis ojos se encuentran con ellos.

- ¿Qué pasa? - pregunto algo nerviosa.

- ¿Tortitas con chocolate y un cappuccino? ¿Tan hambrienta estás? - pregunta divertido.

- La verdad es que sí, las últimas doce horas han sido muy intensas y... Necesito coger fuerzas.

- Y... ¿Luego comerás?

- Supongo... Aunque sea a las cuatro de la tarde y lo junte con la merienda. - sonrío.

Vuelve a sacudir la cabeza riendo y, rápidamente vuelve a concentrarse en mí. Me coge la mano derecha y comienza a trazar círculos en ella con el pulgar, mandando corrientes a todo mi cuerpo sin saberlo.

- Stella...

- ¿Sí?

- ¿Qué sucedía en la pesadilla de anoche? - pregunta de golpe y me remuevo en la silla.

- Sigo sin acordarme de mucho...

- De lo que te acuerdes, da igual, quiero saberlo...

Le miro indecisa y él asiente sonriendo en forma de invitación. Cojo aire y decido hablar.

- Bueno era... Era sobre ti y... - mis ojos van directos hacia la camarera y luego a los suyos.

- ¿Yo y ella? - pregunta asombrado y asiento. - ¿Qué pasaba? - quiere seguir averiguando.

Un manojo de nervios se instala en mi estómago, junto con una pizca de inseguridad y, siento la necesidad de salir de aquí cuanto antes.

- Tengo que ir al baño, lo siento... - me excuso y salgo como un rayo del comedor.

Cuando llego al baño, las lágrimas ya están rodando por mi cara, ¿por qué me pasa esto? Sólo fue una pesadilla...

En ese momento me doy cuenta de que lo he vuelto a dejar solo en la mesa, como la primera noche que fui a por la clave de la WiFi y, una punzada sacude mi estómago fuertemente al saber que ella está cerca y puede acercarse. Me lavo la cara y salgo del baño pero, al regresar a la mesa, Iam no está.

"Esto no puede estar pasando..." pienso rápidamente y examino la mesa en busca de alguna señal pero, no hay nada. Busco a la camarera y tampoco la veo. ¿Realmente se estará haciendo real el sueño?

Nerviosa, saco el móvil del bolsillo trasero de la calzona y le llamo, a los tres toques, descuelga.

- ¿Dónde estás? - pregunto rápidamente.

La Dulce Melodía del DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora