CAPÍTULO I: LA FIESTA

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Que alguien sea asesinado o se suicide, no es extraño, pero que la víctima lo haga en medio del patio de la Escuela, sea el Director y esté frente a sus alumnos, eso ya es una historia que se debe investigar y dar a luz.

Por tal motivo, allí estaba yo, viendo la filmación de la Fiesta de fin de curso del 7 de diciembre pasado.
¡Ah por cierto!, olvidé presentarme, soy Federico G. Pecthos Branka, investigador de seguros.

Fijo la vista en la pantalla y me concentro en los detalles.
Aparece la Banda de Música del Colegio desfilando en la pista de atletismo y ejecutando una marcha tradicional, es la mundialmente conocida “Leven anclas”
Todos alineados, impecablemente uniformados de blanco con adornos dorados, a la Belle Époque.
Se destacaban la joven que hacía de Tambor Mayor y las minis de las estudiantes de 5to año que desfilaban detrás de ella.
Las tribunas repletas de invitados, amigos y familiares.
Alegría y colorido, la calidez de los más pequeños, la elegancia de las damas y la prestancia de los señores describían el marco de opulencia y majestuosidad del evento.
En lugares estratégicos del campus, se habían instalado stands que hacían la delicia de los presentes: sandwiches, tartas, jugos, golosinas, café, té y alguna bebida alcohólica, disimulada en tazas de porcelana, eran consumidas con cierta glotonería que da el confort.
Una mañana de sol acompañada por la suave brisa del Río de la Plata prometía una hermosa jornada.

La filmación que veía es un largo metraje, por lo tanto observé toda la fiesta.
Cada clase, de cada nivel, mostrando sus habilidades deportivas y artísticas. Algunas en inglés, otras en castellano. Se reiteraban las reverencias al gran público y los vítores a los pequeños actores. Los que más se destacaron fueron los pequeñitos del Garden. Representaron unos sketchs llamados “Sweet chocolate” y “Apple”. Al final cada niño repartía sus productos entre los presentes. Así todos terminaron comiendo algo con chocolate y algo con manzanas.
Hubo suelta de globos, entrega de medallas y pergaminos recordatorios: al mejor alumno de su promoción, a la asistencia perfecta, a los representantes del “Seven de rugby” y a los flamantes egresados con su bachillerato internacional prontos a realizar su viaje a Londres.
Toda la ceremonia fue presidida por Mister William D’Onnelly, Director General de la Institución. Así se lo anunciaba por los alto parlantes.
Esbelto, enjuto, de ojos celestes y cabello que había sido rubio, ya entrecano y escaso. Imponía respeto su solemne presencia.
Todavía tenía en sus manos la pequeña manzana roja, que repartían los más pequeños, cuando lo llamaron al escenario para que dijera unas palabras alusivas. La guardó en el bolsillo lateral del saco y subió.
En la escena siguiente lo veo ingresando al comedor con los Embajadores de Gran Bretaña e Irlanda, seguidos de su comitiva. Su joven esposa Catherine iba detrás de ellos y se destacaba por su belleza y elegancia. La gran mesa se ve impactante adornada con grandes y coloridos bouquets de rosas rojas y blancas. La fina porcelana y los cubiertos de plata eran toda una paquetería. Se ubicaron los invitados especiales y parte de su staff, el padre Peter era quien vestía su sencillo traje gris oscuro y llamaba la atención al lado de los elegantes, y pasados de moda, trajes de etiqueta de los caballeros.
El Rector debe ser irlandés, me dije, por lo del cura católico. En realidad mucho de comunidades no entiendo.
El momento de su descompostura no fue filmado tal vez porque la cámara estaba lejos. Sólo se ve a su amigo y asociado, el Dr. en medicina Jorge Stanton, llevándolo del salón al interior de la casa.
Según me informaron, quienes estaban a mi lado, minutos después moría por una severa falla cardíaca.
De las imágenes que siguen se ven algunos rostros preocupados, son las personas que estaban cerca de la mesa del Rector. Parece ser que los demás fueron recibiendo la noticia boca a boca. Me dicen que pasó más de media hora hasta que se dio el aviso por los altavoces del colegio. No se anunció su muerte, sólo una descompostura que lo obligaba a retirarse de la fiesta.
Los alumnos mayores no tuvieron su baile final. Sin motivos para especular.

Esta historia se inició antes. Ya se la cuento.

MUERTE EN LA ESCUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora